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Solidaridad global y construcción movimientos

Enfrentar la crisis climática, la pandemia mundial y las guerras requiere un movimiento global. La  solidaridad internacional nace orgánicamente de la cooperación con los demás. Según Selma James, «tenemos que organizarnos las 24 horas del día para que la gente sea activa en su propia defensa».

 

Juanjo Andrés Cuervo

 

No hay directrices escritas para crear un movimiento global que persiga el interés de la gente. En palabras de Selma James, el sistema que queremos se crea a través de la solidaridad común.

Comprometida políticamente desde una edad temprana, Selma James está convencida, por experiencia propia, de que cuando luchas por tu libertad con los demás, esa gente se vuelve más importante que la familia. Es de esta forma en que nacen los movimientos. Desde que asistió a su primera manifestación en 1936 hasta 2022, siempre ha sido una firme defensora de la solidaridad internacional. Y ha aprendido que el socialismo no es una utopía, sino la manera de evitar la destrucción global, pues «los capitalistas son tan codiciosos que están dispuestos a hacer cualquier cosa aunque el mundo se desintegre, porque quieren más beneficios».

Si los más ricos pueden beneficiarse por la escasez de recursos, ya que esta situación hará que los pobres estén más desesperados y sean más fáciles de coaccionar para que sigan los intereses de los capitalistas, hay que perseguir sin descanso el compromiso global de cambiar el sistema. «Tenemos que organizarnos las 24 horas del día para que la gente sea activa en su propia defensa».

En la tercera y última parte de su entrevista con The Prisma, Selma James habla sobre el cambio climático, las protestas globales y el establecimiento de vínculos para derrotar a la maquinaria propagandística.

En un mundo incierto con la amenaza del calentamiento global, la pandemia y las guerras, ¿cómo podemos crear un nuevo tipo de sociedad?

Encontrar el sistema que queremos no es como buscar flores. Cuando se lucha contra el capitalismo, empezamos a respetarnos y a querernos, y entonces un nuevo sistema puede surgir de la lucha.

Es todo un proceso: empiezas a amar a la gente con la que luchas, a la gente de la que depende tu vida, a la gente que te importa. No puedes tener prejuicios contra ellos; los necesitas y quieres que estén contigo.

En España ocurrió en 1936, la gente se quería y se preocupaba por los demás. Eso es el socialismo. Cuando luchas por tu libertad con otros, pueden llegar a ser incluso más cruciales para ti que tu propia familia. De ahí surge el nuevo movimiento.

¿Tenemos todavía una oportunidad de evitar la catástrofe global?

Siempre hay tiempo, excepto si el clima nos gana. El problema es que los capitalistas son tan codiciosos que están dispuestos a hacer cualquier cosa aunque el mundo se desintegre, porque quieren más beneficios.

Al capitalismo sólo le importan los beneficios, no las personas. Por eso, el cambio climático es tan aterrador, porque a los responsables no les importa. Los políticos creen que están dirigiendo, pero en realidad, la OTAN está al mando. Hay peligros como las guerras, que intentan crear odio entre los humanos.

Para detenerlas, tenemos que organizarnos las 24 horas del día para que la gente sea activa en su propia defensa. Es nuestro trabajo, ya que todo el mundo tiene un interés en el clima. La lucha consiste en construir el movimiento.

Pese a que muchos de esos movimientos están siendo silenciados, ¿cree que las tecnologías modernas, como las redes sociales, pueden ayudarnos a promover la solidaridad internacional?

Tenemos la posibilidad de construir una red internacional, e incluso de comunicarnos en muchos idiomas diferentes, ya que hay personas que trabajan como traductores. Cuando empezamos a luchar hace muchas décadas, no teníamos dinero, y todo lo que teníamos lo utilizábamos para pagar el teléfono para llamar a Estados Unidos, Canadá, Italia o Francia, donde teníamos gente implicada en el movimiento. Era la única manera de mantenernos unidos y en contacto.

Entonces, las llamadas telefónicas eran mucho más caras que ahora. Skype es gratuito, puedo llamar a mi amiga de Filadelfia, Los Ángeles, Toronto… y hace poco tuve una reunión de una hora con las trabajadoras domésticas y no me costó nada. Es diferente a lo que ocurría en 1972, cuando había que reunir cada céntimo para las llamadas telefónicas.

Además, podemos acercarnos a los niños en las escuelas. Hablé en una biblioteca infantil de Londres y las madres vinieron con sus hijos. Qué suerte tuvieron de saber cómo se vive en otras partes del mundo, porque había gente de Turquía, Jamaica o Ghana. Los niños podían conocer los diferentes idiomas, la comida, y descubrir cómo es la vida en diversas partes del globo.

En los años 70, la gente que me rodeaba sólo hablaba en inglés, pero ahora la gente tiene la oportunidad de conocer el mundo. Crecen con el mundo en sus mentes.

Mientras que la gente puede beneficiarse por la facilidad de establecer conexiones globales, el capitalismo también está utilizando la propaganda de los medios de comunicación para perpetuar su hegemonía cultural y ganar más legitimidad de sus acciones. ¿Cómo podemos enfrentarnos a esta situación y hablar con la gente para decirles la verdad?

Tenemos que construir un movimiento, y eso es fundamentalmente lo que Global Women’ Strike intenta hacer con las mujeres y con los hombres.

Este movimiento debe ser anticapitalista, rechazando el racismo, el sexismo o la homofobia. En esta lucha, hemos establecido redes con una serie de organizaciones en diferentes países y estamos construyendo un movimiento de mujeres.

Como ejemplo, tenemos este edificio (Crossroads Women’s Centre), hemos luchado muchos años por él, juntando muchos centavos, siendo cuidadosas con el dinero.

Las mujeres han hecho un trabajo fantástico en este país, y a nivel internacional. En España, una de las primeras cosas que hicimos para la Wages for Housework Campaign, fue pedir una reunión con miembros que habían estado involucrados en Mujeres Libres (la organización de mujeres anarquistas que existió en España de 1936 a 1939).

Eran mujeres mayores que vinieron a hablar con nosotras de nuestra lucha. Habían sido grandes luchadoras junto a los hombres. Durante su época, formaron un movimiento de liberación en España. Eran lo que hoy llamaríamos feministas.

Hay que ver las conexiones y la educación que cada sector da a toda la clase obrera. Las mujeres, la gente de color, los inmigrantes, la gente mal pagada, los problemas en el trabajo, la policía estatal… todos estos aspectos son cuestiones para la clase obrera. Debemos analizar esos problemas individualmente, entender a la gente que está luchando y cómo se enfrenta a ellos, y también saber que esto es parte de nuestra lucha, seamos quienes seamos.

Mientras tanto, hay nuevas legislaciones que se están aprobando en el Reino Unido, como el PCSC Bill o el Nationality and Borders Bill, que amenazan los Derechos Humanos.

Hemos hecho campaña contra todas ellas. Hace unas semanas, hicimos una fantástica campaña contra el proyecto de ley antiinmigración, cuando estaba pasando por la Cámara de los Lores. Hemos trabajado con otros que están dispuestos a luchar junto a nosotros.

Lo que está ocurriendo es muy aterrador. Las mujeres van a liderar las luchas contra la deportación y para mantener a los niños, porque el Estado se lleva a tus hijos. Esto es como lo que pasó en España durante la dictadura de Franco y en otros países como Argentina.

El primer miércoles de cada mes, hacemos un piquete frente al tribunal de familia en Londres, reuniendo a las mujeres para exigir la no separación.

Siempre queremos unirnos a otras organizaciones que ven las cosas a nuestra manera en relación con esto. Aunque no estemos de acuerdo en algunas cosas, siempre debemos trabajar juntos.

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin) – (Fotos de Global Women’s Strike, suministradas por la entrevistada y autorizadas para su publicación)

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