Globo, Reino Unido

La suerte de Truss estaba echada

Liz Truss se convirtió el pasado jueves en el gobernante británico con menos tiempo en ocupar la residencia oficial de Downing Street. Siete semanas después de reemplazar al dimitente Boris Johnson, siguió los pasos de su predecesor, tras el caos generado por su errática política económica.

 

Ex Primera Ministra Liz Truss. Foto de Number 10 / Flickr. Creative Commons License.

Néstor Marín

Tras el fracaso de la polémica rebaja de impuestos con la que pretendía atraer a los inversores y frenar la inflación, fue obligada a renunciar y así, en una breve declaración frente a la puerta marcada con el número 10 en Downing Street, Truss admitió que “dada la situación”, no podía completar el mandato para el que fue elegida el 6 de septiembre pasado.

La falta de detalles sobre la forma en que financiaría su plan fiscal, y el temor a que se disparara la deuda pública derrumbaron temporalmente la libra esterlina, y obligaron al Banco de Inglaterra a comprar apresuradamente los bonos del Estado para apuntalar a la divisa británica. Para apaciguar a sus críticos, Truss destituyó al ministro de Hacienda, Kwasi Kwarteng, y su sustituto, Jeremy Hunt, enseguida revirtió la mayoría de las medidas fiscales, pero la renuncia la víspera de la ministra del Interior, Suella Braverman, debilitó aún más su liderazgo.

El golpe final a su gestión habrían sido las presiones y amenazas usadas por el Ejecutivo para obligar a los diputados conservadores a votar en bloque contra una moción laborista que pedía debatir la decisión del Gobierno de levantar la moratoria sobre la fracturación hidráulica para extraer el gas y petróleo de esquisto.

Tras la dimisión de Truss, los líderes del laborismo y de los liberales demócratas, Keir Starmer y Ed Davey, respectivamente, llamaron por separado a adelantar las elecciones generales previstas para finales de 2024.

Al momento de cerrar esta edición se desconocía quienes serían los candidatos a ocupar el cargo de primer ministro y líder del partido tory.

Crónica de un fracaso

Si bien Johnson fue obligado a dimitir por unos correligionarios cansados de su desparpajo, escándalos constantes y falta de liderazgo, el caso de Truss tiene un cariz más serio, porque atañe no solo al partido gobernante, sino a todos los británicos, y puso en riesgo la estabilidad económica del Reino Unido.

Johnson tuvo que irse por su incapacidad de ceñirse a la verdad y su poca voluntad para serle fiel a sus amigos en el Gobierno, y será perdonado, pero la incompetencia y el analfabetismo económico de Truss, que costó decenas de millones de libras al Reino Unido, y empobrecerá más a los ciudadanos, no serán perdonados, aseguró el economista Steven McCabe.

En declaraciones a la prensa, el profesor de Economía Política de la Universidad de la Ciudad de Birmingham dijo que su corto mandato quedará registrado como una decisión desastrosa tomada por unos electores desconectados de la realidad, en alusión a que fue elegida solo por los 170 mil miembros del Partido Conservador.

Durante el concurso interno de liderazgo celebrado por los “Tories” en agosto pasado para escoger al sustituto del controvertido gobernante, la entonces canciller prometió enfrentar la crisis del costo de la vida y la inflación con una rebaja de impuestos sin precedente.

Tres semanas después de mudarse al número 10 de Downing Street, la flamante primera ministra anunció por intermedio del titular de Hacienda, Kwasi Kwarteng, el ´mini presupuesto´ con el cual pretendía estimular el crecimiento económico del país, atraer a los inversionistas y sortear la crisis global provocada por los coletazos de la pandemia de Covid-19 y la guerra en Ucrania.

Pero el resultado fue contrario a lo esperado. La falta de detalles sobre la forma en que financiaría el histórico recorte fiscal y los temores de que se disparara la deuda pública británica derrumbaron temporalmente la libra esterlina, y obligaron al Banco de Inglaterra a comprar apresuradamente los bonos del Estado para apuntalar a la divisa británica.

El enfoque económico basado en la oferta que adoptó la primera ministra, y que ya se conoce popularmente como “Trussonomía”, fue rechazado por los mercados financieros internacionales, el Fondo Monetario Internacional, Estados Unidos, y ahora por los Tories.
El infame mini presupuesto no solo provocó un caos financiero que hizo ver al Reino Unido como una economía emergente, sino que destrozó la autoestima que sostiene al Partido Conservador, remarcó McCabe.

Para apaciguar a sus críticos, entre los que se cuentan un número cada vez mayor de diputados conservadores, Truss dio marcha atrás a algunas de sus propuestas, destituyó a Kwarteng, y finalmente, su nuevo ministro de Hacienda, Jeremy Hunt, acabó el polémico plan fiscal, pero la suerte de la gobernante ya estaba echada.

La mayoría de diputados de la bancada conservadora pidieron públicamente la renuncia de la primera ministra Truss, y según la prensa local, en los corrillos parlamentarios ya se barajaban los nombres de sus posibles sustitutos.

Los laboristas, que disfrutan de una ventaja sin precedente en la intención de voto como resultado del errático plan económico del Gobierno, presionan, por su parte para adelantar las elecciones generales previstas para finales de 2024.

(Fotos: Pixabay)

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