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La vida en la calle

Antes de la calle, la gente que no era familia se relacionaba en la plaza de un pueblo, en el mercado de una ciudad o, estrictamente para la élite, en una corte o un castillo.

 

Peter Weibel. Aus der Mappe der Hundigkeit.

Sean Sheehan

 

Las calles, tal y como las conocemos, llegaron con la industrialización, convirtiéndose en un espacio público vital y, a principios del siglo XX, la vida en la calle era objeto de formas de arte antiguas y nuevas: no sólo pintura, sino también fotografía y cine.

Lo público y lo privado coexistieron en las calles de las ciudades, una simbiosis peculiar que hizo de la calle el lugar de actividades tan diferentes como ir de compras y protestar, pero también un lugar privado para el paseante contemplativo; un escenario público y un retiro privado.

Street life(Vida en la calle) hace un seguimiento de las diversas formas en que los artistas han abordado la importancia de la calle en la sociedad moderna. La fotografía, tema central de dos de los seis capítulos, pasa a primer plano tras el capítulo inicial dedicado a los futuristas y expresionistas.

La fotografía callejera, surgida en las décadas de 1920 y 1930 con cámaras de mano y los tiempos de exposición reducidos que ofrecía la película negativa en lugar de las placas de cristal, transformó formas artísticas pictóricas anteriores como la naturaleza muerta y el retrato.

Helen Levitt. NY

Los fotógrafos empezaron a leer con soltura los paisajes callejeros, congelando el movimiento en el encuadre -un tipo paradójico de naturaleza muerta- y el retrato abandonó el entorno formal del estudio del pintor para realizarse mediante la captura momentánea de la postura y el rostro de una persona.

Estos momentos son tan anodinos, escribe uno de los ensayistas, «que sólo la propia imagen los hace atractivos».

El enfoque histórico continúa en una parte posterior del libro y amplía la genealogía de la fotografía de calle para incluir un embeleso emergente con la naturaleza construida de calles y carreteras, su tejido, mobiliario y arquitectura.

El culto al automóvil desplazó el eje de la fotografía de calle, ya que los aparcamientos, las gasolineras y los intercambiadores pasaron a ser objeto de interés. La presencia visual de los vehículos en la vida cotidiana y cultural supuso el adiós a la calle como espacio predominantemente social. Los coches se convirtieron en los nuevos ciudadanos de la calle, dictando sistemas de planificación urbana y señalización para topografías alimentadas por el petróleo.

La indignación política y social contemporánea de los manifestantes ha reivindicado la calle como lugar de encuentro -el capítulo final del libro se ocupa de ello- y, al mismo tiempo, existe un creciente desencanto con el automóvil y su ascendencia sobre los peatones.

Daniel Buren. Affichages sauvages.

La fascinación de los fotógrafos de calle estadounidenses de los años setenta y ochenta por la vida en la calle basada en el automóvil parece ahora un camino a ninguna parte y se vuelve a la calle como lugar de intervención de las personas.

El logro de “Street life” es su alineación de la fotografía callejera con artistas de otras disciplinas que responden a los mismos cambios en la cultura urbana de los últimos cien años.

El libro está repleto de ilustraciones del trabajo de fotógrafos, pintores y otros artistas que tienen algo importante en común, respaldadas por ensayos informativos de un equipo de colaboradores expertos.

“Street life: The street in art from Kirchner to Streuli”  ha sido publicado por Hirmer.

 

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin)Fotos suministradas por la editorial.

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