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Un escritor socialista

Es 1955 y Brigitte Reimann, que desde los 14 años quería ser escritora, tiene ahora 22. Vive en la mitad oriental de un país dividido por la geopolítica post Segunda Guerra Mundial en partes opuestas, una controlada de hecho por Estados Unidos (Alemania Occidental) y la otra por Rusia (Alemania Oriental). 

 

Sean Sheehan

 

Reimann empieza a escribir un diario para dejar constancia de sus preocupaciones personales.

Reconoce que, como socialista, escribe para hacer feliz a la gente, para «ayudarles a avanzar», según la jerga del Partido Comunista que gobierna su país, pero también admite su egoísmo y el placer egoísta que le produce escribir.

Esta honestidad es característica de sus diarios, que ahora se publican traducidos por primera vez y aparecen en dos volúmenes. La joven  tiene una vida amorosa tumultuosa («Me he vuelto a enamorar» es casi un estribillo en el primer volumen) y el hecho de estar casada no impide que se encapriche de otros hombres. Halagada por su capacidad para cortejar y ser adorada, pero sin ilusiones – «odio el afán de posesión de los hombres, su instinto de caza»-, siente verdadero afecto por su marido (se divorciaron en 1958).

Reimann se muestra muy nerviosa, con preocupaciones sobrenaturales sobre el envejecimiento y cambios de humor que la llevan a la auto-recriminación. Percibe una debilidad en su escritura: «Mis personajes son optimistas, heroicos y falsos, como casi todos los personajes de las novelas que conozco; me parecen convincentes mientras leo su historia, pero más tarde percibo cómo toda escritura es hueca».

El día en que un disidente es condenado a diez años de prisión, se siente «aterrorizada y furiosa»; en 1970, asqueada de su propia situación, se califica a sí misma de «escritora pequeñoburguesa». Pensando en sus colegas escritores, se pregunta hasta qué punto son conscientes y piensa en alguien que conoce que «se llama a sí mismo revolucionario, y miro la vida que lleva…»

Cuando llega el momento de escribir Siblings (Hermanos), la preocupación por la vacuidad de su ficción se ve disipada por un agudo retrato de las dificultades políticas y personales a las que se enfrentan sus contemporáneos en Alemania del Este, pero su lealtad política básica sigue siendo firme: «Lo único seguro es que, comparado con el capitalismo, el socialismo, en su forma original, representa un desarrollo superior, una progresión de la humanidad».

Cuando su hermano parte hacia una vida diferente en Alemania Occidental -esto es en 1960, cuando tal movimiento era posible-, ella entiende por qué necesita alejarse, pero también ve la trampa en la que está cayendo: «No estaba dispuesto a doblegarse ante el Partido; ahora tendrá que hacerlo por sus capitalistas». Con tristeza, acepta que hermanos y hermanas pueden distanciarse, pero sin que su amor disminuya.

Sus diarios ofrecen una valiosa visión de la vida «más allá del muro» y hay momentos reveladores, como cuando, al oír a un periodista de Alemania Occidental utilizar inocentemente la palabra «gaseamiento», se sorprende por su insensibilidad.

 “I have no regrets: Diaries, 1955-1963” (No me arrepiento de nada: Diarios, 1955-1963) y “It all tastes of farewell: Diaries 1964-1970” (Todo sabe a despedida: Diarios 1964-1970), de Brigitte Reimann, son publicados por Seagull.

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin)Fotos: Pixabay

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