La coalición de PSOE y Sumar ha alcanzado la mayoría necesaria en el Parlamento para formar gobierno. El apoyo de los partidos de derecha e izquierda catalanes y vascos a la coalición ofrece una inusual, pero interesante pluralidad de voces para la nueva legislatura.
Juanjo Andrés Cuervo
Contra todo pronóstico, España será gobernada por un gobierno de izquierdas. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Sumar obtuvieron la mayoría de los diputados y establecieron una coalición en el Parlamento. Repiten el logro de PSOE y Unidos Podemos en enero de 2020.
Esta hazaña parecía casi imposible no hace mucho. Los resultados de las elecciones autonómicas y municipales españolas del 28 de mayo ofrecieron un desastroso panorama para la izquierda. Mientras el PSOE y especialmente Unidas Podemos perdían un importante número de votos y por tanto de diputados en las diferentes ciudades de España, el PP y Vox aumentaban considerablemente su poder en muchas regiones. 2023 parecía el año en el que los partidos de derechas PP y Vox ganarían el poder en España.
El líder del derechista PP, Alberto Núñez Feijóo, no ocultó su alegría tras las elecciones celebradas en mayo. Afirmó que «España ha iniciado un nuevo ciclo político». Los vientos de reacción que se extendían por los parlamentos europeos parecían haber cruzado los Pirineos.
Y, sin embargo, toda la euforia de la derecha se disipó tras las elecciones generales del 23 de julio. En las últimas semanas, ese sentimiento se ha canalizado en los disturbios más reaccionarios, ejemplificados en el ataque a la sede del PSOE.
Esta imagen ilustraba la frustración de la gente que creía que el tiempo de Pedro Sánchez, principal objetivo de los ataques de la derecha, y de sus homólogos de Sumar había terminado. Entonces, ¿cómo volvió la izquierda a derrotar a la derecha?
Elecciones anticipadas y gran movilización
Una de las claves de la victoria de la izquierda fue la excelente estrategia empleada por el PSOE. Ante la debacle de las elecciones autonómicas y municipales, Pedro Sánchez tomó una decisión arriesgada. El 29 de mayo, justo la mañana siguiente, el líder del PSOE decidió convocar unas elecciones generales anticipadas. Las cosas le salieron muy bien. Hace unos meses, escribí en The Prisma que las sorprendentes elecciones anticipadas podrían movilizar a los votantes de izquierdas. Era la única oportunidad de frenar la aparentemente inevitable victoria de PP y Vox.
La participación electoral en las elecciones generales del 23 de julio superó el 70%, un aumento significativo respecto a las elecciones generales de 2019. La izquierda vio la amenaza de un gobierno de extrema derecha y acudió a la llamada a votar.
En septiembre, Alberto Núñez Feijóo intentó formar Gobierno en la sesión de investidura. Donde él fracasó, Pedro Sánchez tuvo éxito hace una semana. Volvió a ser Presidente del Gobierno de España, un logro que parecía impensable hace unos meses.
Desde la moción de censura contra el anterior líder del PP, Mariano Rajoy, en junio de 2018, el líder del PSOE ha sido PM durante más de 5 años. Podría conservar el liderazgo durante una década.
Teniendo en cuenta que fue destituido por su propio partido en 2016, su trayectoria política es asombrosa.
PSOE-Sumar y apoyo de las derechas
La nueva legislatura será probablemente la más difícil para la izquierda. No tanto por las manifestaciones contra la Amnistía, que presumiblemente se desvanecerán, ni por la retórica incendiaria de políticos reaccionarios como Santigo Abascal o Isabel Díaz Ayuso.
Lo más difícil de la próxima legislatura será llegar a acuerdos en el seno de un Parlamento tan heterogéneo. La mejora de las condiciones materiales y sociales de la clase trabajadora y de los colectivos vulnerables será más difícil que en la anterior legislatura.
PSOE y Sumar han conseguido el apoyo de los izquierdistas EH Bildu y Esquerra Republicana, y de los derechistas PNV y Junts per Catalunya.
¿Cómo es posible que se hayan unido partidos políticos tan diversos? La respuesta sencilla es su temor a un gobierno de extrema derecha formado por PP y Vox. El auge de un fascismo parlamentario en España es esencial para entender el apoyo de los partidos políticos vascos y catalanes al nuevo gobierno.
A nadie sorprendería que, pese a su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez, PNV y Junts per Catalunya sean menos ambiciosos que Sumar, EH Bildu o Esquerra Republicana en sus medidas sociales.
Al mismo tiempo, no pueden mermar los logros previos de PSOE y Unidas Podemos. Desde 2019, el salario medio de un trabajador español se ha incrementado en 2000 euros.
La reforma laboral, la creación de una renta vital y el aumento significativo del salario mínimo hasta los 1.080€ son fundamentales para entender la mejora del nivel de vida de la mayoría de la población.
Las medidas sociales y económicas impulsadas por Unidos Podemos y la reforma laboral promovida por Yolanda Díaz son claves en este sentido. Pero incluso la reforma laboral sólo fue aprobada por un único voto en el Parlamento.
El voto que marcó la diferencia fue el de Alberto Casero, diputado del PP que no acertó votando a distancia. Este incidente casi esperpéntico retrata la complejidad de la política española actual, donde la fragmentación del Parlamento hace más difícil alcanzar una mayoría para aprobar leyes.
No obstante, la pluralidad en la arena política podría ser un excelente ejemplo de la resistencia de la democracia española.
El analista político Enric Juliana escribió una columna, titulada «Todos dentro», sobre un hecho insólito en la política española actual. Un país que había sufrido sangrientos conflictos en los últimos siglos, es ahora testigo de una enorme diversidad de voces dentro del Parlamento. El viejo ‘bipartidismo’, cuando PP y PSOE lideraban hegemónicamente España, se ha acabado.
(Traducido por Camila Marquez) – Fotos: Pixabay