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Un grito contra el feminicidio en México

México se asfixia bajo un horror sin palabras de gansterismo dirigido en gran parte contra las mujeres, y el gobierno está paralizado por la corrupción y la ineficacia internas. Una nueva película se centra en los silenciosos mundos interiores de madres y familiares cuyas vidas han quedado destrozadas pero que deben seguir adelante día a día.

 

Ruido. Julieta Egurrola en Ruido.

Graham Douglas

 

México nos ha brindado telenovelas y películas sobre bandidos; vamos a Cancún a tomar el sol y a Yucatán o Ciudad de México a maravillarnos con las culturas maya y azteca. Brasil tiene magníficas playas, y sus telenovelas se exportan a todo el mundo, pero hoy es mundialmente conocido por la deforestación del Amazonas y los asesinatos de periodistas, por lo que el gobierno de Lula se esfuerza en detener el ecocidio.

México también tiene epidemias nacionales de feminicidios y asesinatos de periodistas, pero no tiene el mismo perfil mediático mundial.

Natalia Beristain, cuya nueva película “Ruido” (Noise) ya está en Netflix, cree que esto se debe en parte a la sobrecarga de horror: pocas personas quieren ver más de estas noticias.

Los feminicidios se han más que duplicado desde 2015: alcanzaron los 968 en 2022, es decir, 1,43 por cada 100.000 habitantes. En Brasil fue de 1,40.

Uno de sus objetivos al hacer esta película fue superar esa inoculación anti terror mostrando, en cambio, la vida interior de la madre de una hija desaparecida, en lucha y en momentos de soledad. Julia es interpretada por la madre de Natalia, actriz desde hace 50 años. Natalia dice que si tiene “conciencia social, es gracias a ella».

Hablé con Natalia para The Prisma después de que su película se proyectara recientemente en la Mostra de cinema de América Latina en Lisboa.

¿Fue amenazada por alguien durante el rodaje de la película?

Sólo por un grupo feminista. La película lleva la marca de Netflix, pero originalmente fue financiada por el gobierno mexicano.

Rodamos las partes con Julia como ella misma en Ciudad de México y el resto en el estado de San Luis Potosí, que entonces era menos violento, y pregunté a los grupos feministas locales si querían participar en la escena final en la universidad, donde se ocupa un «edificio gubernamental». Uno de los grupos no quería que nadie participara porque algunos miembros del personal de la universidad habían sido acusados de abuso sexual y abuso de poder, cosa que no sabíamos. Yo seguí adelante porque había pocas posibilidades de encontrar otra institución en la que no se produjeran tales acusaciones. La ocupación del edificio es ahora un acto anual que se celebra el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

¿Necesitaba protección policial?

Sí, porque han asesinado a muchos periodistas, pero también hay que saber quiénes son los malos y conseguir su consentimiento; en México es difícil. Cuando regresamos a la ciudad, la gente del departamento de arte se quedó para desmontar la locación, y se vieron atrapados en un fuego cruzado entre militares y una banda criminal.

Sus otras películas se han centrado en historias de mujeres. ¿Por qué quiso hacer esta cinta?

Llevaba más de una década pensando en ello, pero no me sentía lo suficientemente fuerte ni profesional ni emocionalmente para abordar este tipo de historias, y esperaba que se acabaran los feminicidios.

Seguí haciendo películas y también me convertí en madre, lo que me hizo querer entender la locura en la que vivimos.

«Ruido» ha sido elogiada por mostrar el mundo interior de Julia mientras está en su búsqueda y también cuando está sola en casa.

Esta historia necesitaba ser contada como ficción porque como forastero tienes la impresión de que los feminicidios, las desapariciones, la corrupción, los narcos, el gobierno… son cosas separadas. La ficción me permitió mostrar cómo están entrelazados, y por eso es tan difícil detener la criminalidad.

Entrevisté a muchas que llevavan buscando a familiares desaparecidos durante años, y me di cuenta de que una de las cosas más terribles, aparte de la pérdida de sus seres queridos, es que sus vidas están rotas, tienen que seguir trabajando, pagando el alquiler y viviendo el día a día. Es fácil verlas sólo en términos de sus familiares desaparecidos sin entender esto.

Esto me recordó a una película de terror de ciencia ficción sobre misteriosas desapariciones causadas por extraterrestres, pero es real. ¿Puede alguien entenderlo si no lo ha vivido?

Estrenarla en Netflix es una paradoja: cómo contar la historia sin que se vea como explotación. Yo solía decir que esta película no debería existir o que sólo trataba de una realidad paralela, pero es real, y para mí era importante entrar en eso.

También quería entender la locura, aunque no hay explicaciones sencillas. Pero al entrevistar a las familias me di cuenta de que esta violencia toca a todo el mundo, ya sea directamente o a través de conocer a alguien. Empezó en Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos, hace casi 20 años, pero ahora está en todas partes, y vivimos con ella todos los días. Sólo uno de los 32 estados de México no cuenta con un grupo de búsqueda y muchos tienen más de 10. Todavía se tiende a pensar que sólo les pasa a quienes conocen a las personas equivocadas. Y si no fuera por estos grupos civiles que hacen el trabajo que debería hacer el Estado, no sabríamos tanto de lo que pasa. Recientemente, en el estado de Sonora, un grupo civil descubrió 30 fosas comunes, y quiene buscan a los desaparecidos están siendo secuestrados o asesinados.

Este año hay elecciones presidenciales y el gobierno actual que se supone es el más de izquierda que hemos tenido, está sacando cifras diciendo que el número de desaparecidos es menor al que dicen los buscadores de desaparecidos, porque no se ve bien.

La policía se refirió cínicamente a los cadáveres descuartizados como «cocinados» y comentó sobre el camión de la morgue -que circula recogiendo cadáveres- que «normalmente ‘estos’ son inmigrantes». La mujer policía finge ayudar con una lista de nombres que en realidad es de hace 3 años. ¿Cómo se puede obligar a esta gente a hacer el trabajo por el que se les paga?

Hay dos aspectos en este asunto: sin duda hay personas dentro del gobierno local y nacional que forman parte del problema, que trabajan para ambos bandos, eso es una realidad y todo el mundo lo sabe. También hay personas que intentan hacer su trabajo, pero no pueden superar el sistema. No tienen recursos y, si lo intentan, alguien por encima de ellos les dirá que paren. Es tan profundo que escapa a todo control.

La película es una producción mexicano-argentina. ¿Influyó en usted la historia de los desaparecidos en Argentina?

Sí, las Madres de Plaza de Mayo fueron una inspiración, pero las desapariciones son un problema en toda América Latina, ya sea por milicias, narcos o La Mara. Pero lo que ocurrió en Chile en 2019 me influyó más y cambió el final de la película. El Estallido Chileno fueron las jóvenes en el metro tras la subida de precios diciendo: «No podemos aguantar esto más», lo cual que se convirtió en un movimiento nacional.

Y en México en 2020, un grupo de madres cuyas familias habían sufrido desapariciones o feminicidios, ocuparon el edificio de la Asociación Nacional de Derechos Humanos. El 15 de septiembre, Día de la Independencia, el Presidente grita ‘»Viva la Independencia» desde su balcón, lo que se conoce como El grito. Organizaron su propio “Anti Grita” y colocaron bigotes rosas, en cuadros de los políticos de la revolución.

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin)Fotos de productora MR.WOO, autorizadas para su publicación.

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