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Inmigrantes… no limpiadoras, sí cuidadores

Alojamiento y pensión completa a cambio de cuidar a uno o varios niños, con esta propuesta cada año llegan millones de jóvenes de todo el mundo a Londres. Ella lo hizo desde Cuba, previo paso por España, es Au Pair y tiene intención de quedarse.

 

Cuando vio el anuncio, no lo pensó dos veces. Una familia británica necesitaba una cuidadora para su hijo en Londres y Ofelia Henao decidió interrumpir sus estudios universitarios para fijar su nueva residencia en el Reino Unido.

Esta cubana, con nacionalidad española, abandonó en septiembre la Península Ibérica.  Como ella, y según el Instituto Nacional de Estadística de España, cerca de un millón de personas ha abandonado el país desde 2011, de los cuales 810.367 han sido inmigrantes.

Ella ha vivido el fenómeno conocido como “segunda inmigración”, es decir, la de aquellos que han obtenido la ciudadanía española y que ahora viven en otro país europeo sin problemas de visado.

Reconoce que su estatus migratorio le ha “beneficiado en gran medida”. “No he necesitado realizar ningún trámite para estar en Inglaterra, ni tampoco he tenido ninguna dificultad para trabajar, logré fácilmente el National Insurance Number”, afirma.

“Tengo una amiga que ha venido directamente de México y no ha tenido la misma suerte. Tiene un límite temporal para residir y trabajar aquí”, añade Ofelia .

Actualmente, durante cinco días a la semana, cuida un adolescente de 15 años, que padece problemas de autismo.

Atiende las necesidades del joven, y en sus días laborales lo acompaña al colegio, le ayuda a comunicarse, lo estimula con nuevos conocimientos y, en general, hace que su vida sea mucho más fácil.

Es una de las jóvenes que vive con una de las 20.000 familias británicas que cada año acogen en sus hogares a estos cuidadores a cambio de pensión completa y una paga, que ronda en Reino el Unido entre las 70 y 100 libras semanales.

“Me decidí porque siempre me ha gustado el idioma y he soñado desde pequeña en vivir en Londres. Llegar como Au Pair es una magnifica forma de empezar. Es un trabajo sencillo, no supone una gran inversión y logras unos ahorros”.

“Me gustaría poder estudiar Arte Dramático”, comenta Ofelia en visión a su futuro. “Sé que es un trabajo difícil y es un sector muy competitivo, pero no pierdo la ilusión, puede que termine trabajando como profesora de teatro”.

No limpiadoras, sí cuidadoras

En su tiempo libre acude a clases de inglés, necesarias para perfeccionar su comunicación. En ello se empeña para poder superarse.

Mientras tanto, es consciente de que ha tenido suerte con la familia, aunque en su nueva vida echa en falta la independencia. “Aunque tenga una habitación privada, vivir bajo el mismo techo que la familia hace que nunca tengas esa privacidad que en ciertos momentos necesitas”.

Los excesos en las exigencias laborales por parte de las familias son, en muchas ocasiones el centro de las críticas de estas empleadas y empleados.  Planchar la ropa de todos los miembros del hogar o realizar al completo las labores de la casa, son algunas de las obligaciones que nunca se deben permitir.

“Tengo amigas que llegaron con muchas ilusiones, con familias de acogida que les prometían muchas cosas y después han visto que no era todo tan bonito, hacían más trabajo de limpiadoras que de cuidadoras”.“También sé de una amiga que la despidieron de un día para otro, sin ninguna explicación. Eso es muy difícil: no estás en tu país y te ves en la calle con la maleta sin saber dónde ir. La agencia tampoco se preocupó demasiado”, narra.

Aunque por sus venas corre el ritmo latino y su color de piel la diferencian entra la multitud, ella se “siente una más de esta sociedad”, donde la acogida al inmigrante es “siempre excelente”, como comenta.

*Hechos reales, nombre ficticio.

(Fotos: Pixabay)

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