La noche del 31 de agosto tuvo lugar una protesta ante el teatro Sadler’s Wells de Londres, en la que se pedía al teatro que cortara sus vínculos con uno de sus principales patrocinadores, Barclays Bank.
Sean Sheehan
Como parte de su negocio, Barclays Bank está involucrado con empresas que suministran armas y tecnología militar a Israel. Nigel Higgins, presidente de Sadler’s Wells Trust Ltd, es presidente de Barclays.
Un hombre pro-israelí que se encontraba fuera del teatro se burló de los manifestantes, gritando «¿Lo empezasteis vosotros?» -en referencia a la guerra árabe-israelí de 1948-, sugiriendo que todo el conflicto fue causado por los ejércitos árabes que invadieron Palestina en mayo de 1948. La afirmación es un disparate, pues ignora la primera etapa de guerra civil del conflicto y desautoriza lo que Adam Raz deja claro en “Loot: How Israel stole Palestinian property” (Saqueo: Cómo Israel robó propiedades palestinas).
Palestina no era una tierra vacía cuando llegaron los primeros colonos sionistas en la década de 1880 y, en el momento de la Declaración Balfour de 1917, los judíos representaban el 6% de la población y poseían el 1% de la tierra. Cuando las Naciones Unidas dividieron Palestina en un Estado árabe y un Estado judío, a la población judía del 33% se le concedió más de la mitad del territorio, pero sólo poseía el 6,6% de la tierra. El deseo de aumentar ese porcentaje puso en marcha la Nakba y dos tercios de la población árabe, más de 700.000 personas, se vieron obligadas a exiliarse tras los ataques asesinos contra las aldeas palestinas. Casi 300.000 habían sido expulsados antes del estallido de la primera guerra árabe-israelí en 1948. Unos 550 pueblos palestinos fueron conquistados por el ejército israelí durante la guerra y sus habitantes huyeron o fueron expulsados violentamente.
El libro de Adam Raz trata del saqueo de bienes muebles de los palestinos (no de sus tierras y edificios): el contenido de sus casas, su ganado y vehículos y muchas otras cosas. A diferencia de los saqueos habituales en tiempos de guerra, los saqueadores judíos expoliaban lo que pertenecía a quienes vivían junto a ellos: «No eran ‘enemigos’ abstractos… Eran los vecinos de ayer».
Lo que siguió al saqueo fue una conspiración de silencio, aunque algunos dieron voz a su sentimiento de vergüenza por lo ocurrido. Bechor-Shalom Sheetrit, ministro de Minorías del nuevo Estado de Israel, escribió sobre estar «manchados por el saqueo y el botín» y la necesidad de mostrar al mundo «que somos un pueblo culto que reconoce y está dispuesto a asumir sus responsabilidades» y mantener «relaciones justas con los que permanecen o querrán permanecer entre nosotros y con los que querrán volver a nosotros».
La amarga vacuidad de estas palabras resuena en las páginas de los relatos de Raz sobre lo que ocurrió en Jerusalén, Jaffa y otras ciudades, en mezquitas e iglesias y aldeas palestinas.
La segunda parte de su libro analiza la respuesta de los principales políticos judíos de la época al saqueo. Importantes documentos del gabinete permanecen clasificados y una comisión de investigación que se creó sigue siendo confidencial. Sólo un soldado israelí fue condenado por una atrocidad, el asesinato de quince árabes, y fue indultado tras un año en prisión.
“Loot: how Israel stole Palestinian property” , de Adam Raz, es publicado el 24 de septiembre por Verso.
(Traducido por Mónica del Pilar Uribe Marín)
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