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Musulmanes en el RU: marginados y estigmatizados

El 90% de la comunidad musulmana vive en el 10% de las zonas más desfavorecidas del Reino Unido y tiene una tasa de empleo más baja en comparación con la población blanca. Enfrentan el desamparo y, en general, son marginalizados así hayan nacido en este país. (Memorias de The Prisma)

 

Virginia Moreno Molina

 

 “Cuando hablamos de musulmanes, siempre se habla en el contexto de ser inmigrantes”, explica Talha Ahmad, representante del Muslim Council of Britain (MCB). Pero lo que se pregunta ante esto es: “¿cuántas generaciones tienen que vivir aquí para ser aceptados como nativos y no inmigrantes?”.

De hecho, en 2011 el MCB publicó una investigación donde se mostraba que había unos 250.000 musulmanes británicos blancos. Hablando de otras comunidades, hay alrededor de 290.000 judíos en este país. “O es que, si no eres blanco, ¿no puedes ser otra cosa que un inmigrante?”, se pregunta Ahmad ante la situación.

Pero la vida ha evolucionado, y una segunda y tercera generación de musulmanes ha nacido y crecido en Gran Bretaña. “Se sienten con más confianza, no creen que tengan que justificar su presencia en el Reino Unido” expresa Ahmad también refiriéndose a sí mismo como uno de ellos.

Hace tres generaciones los musulmanes eran migrantes económicos en el Reino Unido. Por ello, sentían la responsabilidad de agradecer a Gran Bretaña la oportunidad que les brindó en su día, pero “mi generación no tiene esa sensación de gratitud donde tenemos que aceptar un trato diferente”, afirma Ahmad.

“Los musulmanes de segunda y tercera generación son más articulados, más dispuestos a desafiar la ignorancia imperante”, explica.

Talha Ahmad habló con The Prisma sobre el desempleo en la comunidad musulmana, el fallo en el sistema educativo británico y la falsa idea sobre las ayudas del Gobierno.

Fallo en el sistema

“Si miras las estadísticas, uno de los problemas que tenemos es que el 90% de la población musulmana, vive en el 10% de las zonas más desfavorecidas”, cuenta Talha Ahmad.

Según investigaciones, “la asistencia a la escuela en estas zonas es mucho más baja”, explica, y añade que “incluso aquellos que lo hacen bien en estas escuelas, son menos propensos a ir a una buena universidad”. Esto da como resultado el abandono escolar y el aumento de gente sin cualificaciones. “El hecho es que el sistema educativo británico está fallando a mucha gente”, dice Ahmad. Y un gran número de estos niños son musulmanes.

“No veo una diferencia significativa entre aquellas personas procedentes de familias acomodadas o los que vienen de familias menos ricas”, afirma, pero señala que “a menudo, la diferencia entre tener éxito y no tenerlo, es de dónde provienes”.

Es por ello que piensa que el Estado tiene una gran responsabilidad en esto y necesita trabajar mucho en el área de educación. “El Estado, es el que debe asegurarse de que todo el mundo sienta que puede soñar en obtener el mejor trabajo”, sentencia Ahmad.

Discriminación

“Esta idea de que los inmigrantes son dependientes del Estado o que son una carga, no tiene sentido”, explica Ahmad.

Mientras que la esperanza de vida en la población británica ha aumentado, sustentar esas pensiones y el estilo de vida que se lleva, es cada vez más complicado si se quiere dejar fuera la inmigración.

Por lo que para mantener esto, Talha Ahmad explica que “por cada persona mayor, se necesitan cuatro jóvenes trabajando”.  ¿Y de dónde proviene esa mano de obra? “La inmigración es la que aporta a la gente joven y a trabajadores baratos”, afirma. Y dice: “Si no eres europeo, no hay disposición en la ley que asegure una visa para los puestos de trabajo de baja cualificación”.

Y aunque la realidad es que vienen a encontrar empleos cualificados, aquellos que no tienen esa oportunidad suelen ser los que vienen a reunirse con la familia, a casarse o a estar con sus padres.

“El otro grupo de inmigrantes es gente joven que terminan el colegio y no lo hacen muy bien, los cuales terminan en trabajos no cualificados o dependientes del Estado”, dice Ahmad. Y ese número es muy alto.

Pero Ahmad deja muy claro que “no es cierto que los inmigrantes vienen a robar los trabajos de los británicos, es que hay trabajos que los británicos no quieren hacer”.

“La explotación existe, pero es la excepción a la regla.  Y si hay explotación, esto es un problema para el Gobierno. ¿Por qué no reforzar las normas y regulaciones?”,  pregunta Ahmad.

Además, explica que “si los empleadores pudiesen contratar a gente de aquí para hacer estos trabajos, no buscarían en el extranjero para contratarlos”. Pone como ejemplo los trámites que hay que realizar para contratar a alguien de fuera. “El empresario tiene que pagar a la agencia, invertir en entrenamiento, la comunicación es un gran problema”, explica Ahmad. A eso hay que añadir los sentimientos e inquietudes de todas esas personas que dejan a su familia atrás o huyen de su país de origen. “El salario mínimo está por alguna razón, y es porque en algunos trabajos los empleadores quieren pagar ese salario”, asegura, y sentencia que “en un mercado competitivo, esa es la realidad de la vida”.

Respecto a la empleabilidad en la comunidad musulmana, Talha Ahmad expresa su preocupación ya que “la tasa de empleo es mucho más baja que en el resto de la población”. Pero esto no es una elección, es una situación que se da continuamente. “Incluso gente con cualificaciones similares, en el caso de los musulmanes son más propensos a estar desempleados que la población en general”, afirma.

Hace poco se realizó una investigación donde se mandaron varios currículos con nombres musulmanes a diferentes empresas.

“Fue difícil entrar incluso en la pre selección, si eres discriminado por tu nombre imagínate si eres una mujer que lleva el velo o un hombre con barba que se presenta a una entrevista de trabajo”, explica Ahmad.

También cuenta que en Londres hay una parte de los pequeños negocios que son de musulmanes “los cuales han creado unos 70.000 trabajos, pero ¿dónde está el reconocimiento hacia esa gran contribución?”, se pregunta.

Falsa apariencia

Aun siendo complicado para esta comunidad encontrar un trabajo, muchos son los que acusan a los inmigrantes, en este caso a los musulmanes, de venir a Gran Bretaña para vivir de las ayudas del Gobierno. Pero Talha Ahmad explica la realidad sobre este tema.

“El Gobierno dice que las ayudas máximas son entre 1000 o 1050 libras, pero no vas a encontrar una casa con dos habitaciones en toda el área por menos de 1300 libras”, dice Ahmad.

Todo ello sin contar con que una familia estándar, compuesta por los padres y uno o dos hijos, necesitan comer, vestirse, transporte y colegio. Lo justo para cubrir las necesidades básicas sin vivir con lujos. Pedir estas ayudas ni siquiera cubre la renta de una casa, por lo que mucho menos la vida de una familia entera.

Sin embargo, dice que “la idea errónea de que muchas personas viven de los beneficios en Londres como una alternativa de vida es irrazonable, ilógico e insultante”. Además, explica que pese a que hay gente que depende de estas ayudas, también “incluso sobre ellos hay una historia que contar”.

(Memorias de The Prisma.2016)

(Fotos: Pixabay)

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