En Foco, Opinión

El racismo estructural debe eliminarse

Las expresiones racistas de un comentarista de futbol en la televisión comercial peruana pone una vez más sobre el tapete el recurrente tema del racismo y el futbol. Más concretamente, el constante abuso racista contra jugadores del balompié de “color”, esto es,  de origen afrodescendiente.

 

Claudio Chipana Gutiérrez

 

Estos abusos racistas no se restringen al deporte latinoamericano sino que tiene un carácter generalizado en otras latitudes.

No obstante, la historia registra momentos que enaltecen a los deportistas negros.  El fallecido escritor uruguayo Eduardo Galeano supo apreciar un hecho que él consideraba histórico ocurrido durante las olimpiadas de Berlín de 1936. El escritor recordaba la “humillación”  infringida por  la selección  de futbol de Perú a nada menos que Adolfo Hitler cuando los peruanos derrotaron a los austriacos. Los peruanos tuvieron que salir del certamen.

Para algunos esto es parte de un mito pero de todos modos la historia ha quedado registrada así. Era la afrenta del “rodillo negro” de la selección de futbol peruana que había ofendido a los representantes de la raza “aria” nazi.

Sin embargo, lo que hoy se vive no es exactamente una revalorización plena de la presencia de la gente negra en el deporte o en otras actividades de la vida cultural o social  si bien hay algunos avances en el reconocimiento de los derechos de las poblaciones afrodescendientes.

En realidad, desafortunadamente el racismo sigue imperando y no sólo en el deporte. Es en el fútbol donde particularmente  los abusos verbales y comentarios racistas siguen siendo un lugar común. Así ocurre en las ligas, copas, en eventos internacionales o locales.

No sólo los hinchas sino también los llamados a demostrar mesura y respeto desde los medios de comunicación recurren a calificativos vedados y a estereotipos contra jugadores de raza negra, a menudo con toda impunidad.

Es cierto que se han hecho esfuerzos desde altas instancias para sancionar o imponer multas a los infractores de estos delitos que denigran la dignidad de las personas cualquiera sea su origen o color de piel. Pero mucho hay todavía por hacer en la regulación  de los medios de comunicación y en el cumplimiento estricto de las normas  y las leyes que proscriben estas conductas execrables.

Por siglos, desde los inicios de la colonización de América latina, las poblaciones afrodescendientes fueron esclavizadas y sometidas a condiciones infrahumanas. Suplieron la mano de obra en las minas y en la agricultura.

Pero desde entonces estas poblaciones lucharon por su libertad y fueron protagonistas de su propia emancipación. Fueron capaces de resistir a la opresión y la discriminación transmitiendo su herencia cultural de generación en generación en todo el territorio americano.

Se estima que la población afrodescendiente asciende a un tercio de la población total en América latina. Su contribución en los campos de la economía, la cultura y el deporte, entre otras áreas, ha sido determinante para entender lo que es Latinoamérica en su identidad y en todo lo que representa en la medida que es una región diversa, multirracial, con múltiples tradiciones y etnias. Latinoamérica no puede ser entendida sin la herencia africana junto con la indígena y blanca de origen europeo.

Muchas de las poblaciones mulatas, negras, afrodescendientes aún viven en condiciones de marginación en villas miseria, pueblos jóvenes, favelas o barrios marginales.

En el camino han habido progresos en el  reconocimiento de las comunidades afrodescendientes al ser visibilizados en los censos nacionales.

Cada vez más  gobiernos latinoamericanos  dan pasos hacia la incorporación de los derechos de las poblaciones de origen africano a nivel constitucional e institucional. Un ejemplo es el caso de la constitución boliviana que define a Bolivia como un Estado Plurinacional. Sin embargo, la batalla por eliminar la discriminación y marginación  de las poblaciones negras en los medios de comunicación o en los espacios públicos como los estadios de fútbol, continúa.

Aún hay una brecha de desigualdad importante para estas poblaciones en los campos educativo y laboral. Existe un racismo estructural que abarca por igual a los indígenas y otras minorías en Perú y, en gran medida, en el resto de Latinoamérica y que debe ser desterrado en el futbol y en todas las facetas de la sociedad.

(Fotos: Pixabay)

 

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