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Entrevista con el actor Luis Tosar

Después de más de 20 años de carrera, es considerado hoy uno de los intérpretes más importantes de España. Los papeles que le han dado mayor gloría han sido en su mayor parte villanos: psicópatas, maltratadores o líderes carcelarios, entre otros. Sin embargo, él afirma que le resulta mucho más fácil interpretarles a ellos que a los que se parecen a él. Memorias de The Prisma. Octubre 2012

   “Meterte en la piel de otra  gente es como un juego perpetuo”  


Luis Tosar.

Miriam Valero

Nació en 1971, en España y parece una persona honesta y muy divertida. Se hizo actor porque la vida le condujo a ello, “una cosa llevo a la otra”, porque él no tenía especialmente claro lo que quería hacer.

Lo cierto es que Luis Tosar se ha convertido en uno de los actores más importantes de la península ibérica.

Ha ganado ya tres premios Goya y ha rodado con los directores españoles más notables y con algunos de los más importantes en el extranjero.

Tosar ha trabajado duro para conseguirlo y por ello valora mucho el esfuerzo. Perfeccionista y sincero, es un “malo” en el cine ya que ha interpretado personajes que no eran precisamente héroes. De todos ellos, quizá Malamadre, el sorprendente líder carcelario al que dio vida en “Celda 211” (Daniel Monzón, 2009), fue el que finalmente le consagró.

Tosar visitó Londres con motivo de una retrospectiva de su trabajo en la octava edición del Festival de Cine Español, y dedicó unos minutos para charlar con The Prisma. Conversó sobre su exitosa carrera y tampoco se mordió la lengua a la hora de criticar la gestión del actual gobierno en España.

¿Cómo se siente al venir a Londres con motivo de un repaso a su carrera?

Viejo (risas). Muy bien. Muy honrado.

¿Podía esperarse esto hace 20 años?

No. Hace 20 años yo estaba empezando a hacer cortometrajes con una persona con la que aún sigo haciendo películas. Sin embargo, nuestros planes eran muy poco ambiciosos en ese sentido. Lo único que nos apetecía era experimentar, hacer cosas y vagamente teníamos un idea de dedicarnos a esto. Me atraía la interpretación pero yo en realidad tenía las cosas enfocadas hacia otras más dispersas. Pero sí, llega un momento en el que uno dice, creo que esto se me da más o menos bien.

En su trayectoria ha interpretado muchos villanos con personalidades complejas. ¿Por qué cree que da el perfil para estos personajes?

No lo se… no tengo ni idea. La única respuesta que se me ocurre es que este tipo de personajes son interesantes por eso precisamente, porque tienen recovecos, aristas, lugares que explorar. En general los héroes, los protagonistas de las películas son bastante sosos. Suelen estar escritos de una manera muy esquemática para que sirvan de excusa para que la película avance. Los interesantes son normalmente los que están a los lados.

Usted tiene fama de ser buena persona, ¿cómo se prepara uno a la hora de meterse en un personaje de este tipo?

Creo que es por una cuestión de pudor. Cuanto más alejado está el personaje de ti menos pudor vas a tener a la hora de entrar en esos lugares. Cuando tienes que enfrentarte a cosas que tienen que ver contigo mismo enseguida el pudor te ataca y te produce cierto recelo. Navegar por lugares que tienen que ver con tu idiosincrasia, esos terrenos que son cómodos para ti, que no quieres explorar o que quieres explorar pero reservarlas para ti o para los tuyos. Todo lo que sea lo más alejado posible de lo que eres, para mi como actor, es siempre más excitante y, de alguna manera, más fácil de hacer.

¿Cuál considera que ha sido su personaje más difícil?

Personajes complejos he tenido unos cuantos. En realidad, cualquier personaje me parece complejo. Me parece muy complicado hacer cualquier cosa (risas). Hay una película en la que participé (“18 comidas”) que está basada toda ella en la improvisación de los actores y yo ahí tenía un personaje que era bastante cercano a mí. Caminar por ahí me resultaba muy complicado porque me parecía todo demasiado cotidiano, demasiado normal.

¿Qué significó el papel de Malamadre?

Fue un juguete muy divertido que me duró una temporada. Además, no sólo era el personaje. Fue trabajar con Daniel Monzón, que es un director y una persona a la que yo adoro, y con otra gente a la que quiero mucho. Hubo un ambiente de creación muy especial en esa película. También por todo lo que conllevó, trabajar con presos reales, que te cuenten su vida en primera persona… Ese tipo de fuente de información no siempre la tienes.

No es sencillo encontrar a gente que te pueda contar las historias vividas en su propia piel y te lo tienes que imaginar.

En el caso de Cesar, el conserje psicótico y acosador de “Mientras Duermes”, ¿cómo fue entrar en él?

Ahí fue un ejercicio más de colocarme yo en un lugar que me sugería el guión. Porqué por fortuna no conozco a nadie así, ni similar a Cesar. Bueno conozco porteros, pero espero que no sean así (risas). Era colocarte en un personaje que tiene una total falta de empatía por el dolor de los demás e intentar hacer ese ejercicio que el desarrolla durante toda la película: tener una cara hacia los demás y otra absolutamente radical por debajo.

En “Los lunes al sol” usted interpretó a un personaje cotidiano. Viendo con perspectiva la actuación en esa película y la situación actual en el país ¿Qué piensa de ella?

Me genera mucha tristeza pensar que uno hizo una película hace 11 años y que la película tenga casi más sentido ahora que en el momento en el que la rodamos. En ese momento también tenía todo el sentido, pero la situación no estaba tan difícil.

Lo estaba para el sector naval (el que refleja la película), pero digamos que el resto de la sociedad estábamos con bonanza, con la burbuja inmobiliaria. Ahora es una película que ha cobrado muchísima más actualidad y es bonito pensar que una película tiene esa vigencia, pero es muy triste pensar que es por esta razón. Me gustaría más que la película tuviese vigencia por el hecho de que sea un recordatorio de lo que pasó y de que no hubiese vuelto a pasar. Que hubiésemos aprendido y que tuviésemos una administración que cuida de que se cree empleo. Pero desgraciadamente la realidad no es esa, tenemos una administración que hace casi lo contrario, destruir empleo a marchar forzadas.

Los recortes en España también están afectando al mundo de la cultura ¿Cómo afecta al cine?

Si hablo del cine, creo que ahora mismo hay una situación muy difícil. Probablemente es el peor momento en cuestiones de distribución y de exhibición. Nos acaban de subir el IVA (el Impuesto sobre el Valor Añadido) y va a ser muy difícil que se vean las películas.

Además, tenemos que luchar desde hace años contra factores muy diferentes como la piratería, el cambio de formatos o la crisis. Respecto a los actores, cuando empecé no estaba tan de moda ser actor. Años después, empezó a ponerse exageradamente de moda y había mucha oferta. Y gente que jamás había pensado en ser actor lo era de la noche a la mañana sin tener preparación. Antes no empezabas haciendo Hamlet. Tenías que hacer de payaso de cumpleaños, por ejemplo.

Usted también ha sido activista. Ahora el movimiento social está cobrando vida en España? ¿Ser actor es compatible con estas acciones de reivindicación social?

Uno como ciudadano tiene derecho a manifestarse cuando quiera. Nosotros muchas veces hemos servido de voz para foros que nunca la han tenido. La gente recurre a nosotros por eso. Nos dicen: “No nos ven, somos totalmente invisibles y necesitamos que nos echen una mano”. Es lógico.

¿Qué le ha enseñado hasta este momento tu profesión?

Me ha aportado muchas alegrías (risas) y vivir un mundo que es muy especial. Meterte en la piel de otra gente que es como un juego perpetuo. Es como una especie de prolongación de la infancia y es un privilegio.

(Fotos sumnistradas por el entrevistado)

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