Los nuestros, Multicultura

Un inmigrante latino dedicado a empoderar a inmigrantes

Llegado al Reino Unido hace 35 años desde Colombia, Carlos Corredor ahonda en su experiencia de emigrar a lo que él denomina «el nuevo mundo» y en la frustración interior que le supuso adaptarse al abanico de diferencias culturales. Es director de un servicio de salud para latinoamericanos y dedica su tiempo a ayudar a la diáspora.

 

Zalayka Azam

 

«Me encanta estar aquí; éste es mi país». Así expresa la sensación de liberación que ha encontrado desde que se trasladó a Inglaterra, donde – al poco tiempo de llegar – empezó mostrar su compromiso de ayudar a los inmigrantes, un «trabajo para toda la vida», lo que demuestra su pasión y dedicación por orientar a quienes necesitan apoyo.

Cuando llegó por primera vez al Reino Unido, Carlos recibió ayuda de una familia inglesa que le proporcionó apoyo durante su transición al trasladarse a St Albans, Hertfordshire. En una zona donde «todo el mundo era británico», empezó a familiarizarse con la cultura inglesa, notando que los británicos «admiran las diferencias».

Se sintió aceptado e inspirado para emular la misma naturaleza acogedora hacia quienes habían pasado por dificultades similares al experimentar violencia e inestabilidad de ingresos.

Con pasión expresa que «quería que otros tuvieran una experiencia similar» a la que él tuvo cuando llegó aquí: «Ya tenía una casa y no tenía que preocuparme por la comida o el trabajo; me ayudaron». Unas circunstancias que evidencian la importancia de recibir ayuda para aliviar el estrés asociado a la migración a un país diferente.

Su experiencia ha sido tan positiva que compara su transición al Reino Unido con «entrar en un mundo nuevo», donde la realidad alternativa ofrece seguridad, libertad y comodidad, a pesar de adaptarse a la nueva forma de vida.

Empieza un viaje

A finales de los 80, la embajada colombiana le pidió que visitara a una persona que tenía VIH. Al volver una semana después al hospital y ver que el paciente que había tenido una recuperación significativa y empezaba a tener una vida normal, se inspiró para seguir visitando a pacientes en la capellanía. A partir de ahí comenzaron 30 años ayudando a los inmigrantes con VIH y, especialmente a los Latinoamericanos para que accedan  a los servicios de salud y a otros servicios que requieran.

Esta experiencia dio origen, años después, en 2020, a la historia de Aymara, que creció como una forma de conectar con los latinoamericanos que se enfrentan a problemas de salud sexual. Una de las primeras personas en financiarles fue Elton John, lo cual motivó a Carlos a seguir buscando financiación, junto con la ayuda de la comunidad a través de sus voluntarios.

Su objetivo de empezar a trabajar con otros grupos étnicos minoritarios surgió al darse cuenta de que la mayoría de los inmigrantes de Londres sufren problemas similares. Por ejemplo, no hablan inglés, no saben cómo funciona el sistema y no conocen bien la situación de la inmigración. Carlos señala con desaliento que «tienen muy poco sentimiento de pertenencia, por lo que no se animan a pedir ayuda a los servicios», lo que pone de relieve la dura realidad de muchos inmigrantes cuando no se sienten bienvenidos en el país.

Carlos Corredor

Para ofrecer una solución a la alarmante estadística de que 1 de cada 5 latinoamericanos no está registrado en un médico de cabecera, Carlos esbozó la misión principal de Aymara, que es «vincular a las comunidades con un acceso fácil a los servicios generales para que podamos mejorar el acceso de la gente».

Al proporcionar a las minorías desfavorecidas oportunidades justas y reducir las desigualdades, el trabajo de Carlos sigue inspirando y demostrando el poder de la comunidad.

A su juicio los problemas relacionados con la salud con otros inmigrantes étnicos se produjeron durante el Brexit, lo que nos lleva a preguntarnos por qué los recién llegados están tan desinformados sobre los servicios y oportunidades de los que podrían beneficiarse. «No hay nada de información para que la conozcan». Para combatir este problema,  afirma firmemente que su misión es «informar y decir a la gente que son bienvenidos aquí».

Experimentar las diferencias culturales

«Aquí se come mucha comida frita; es irracional venir a comer hamburguesas cuando no está en nuestra cultura». El aspecto sociocultural de la comida es intrínseco a la identidad cultural e influye significativamente en lo difícil que resulta para los inmigrantes adaptarse a una cultura totalmente nueva.

Carlos Corredor y el equipo Aymara

Criado en un país tropical, Carlos habla del clima y los cambios estacionales en el Reino Unido y de tener que adaptarse a las condiciones más frías en un acto de supervivencia, describiéndolo como una «batalla constante». Además de esto, habla de los problemas de la calefacción estándar en invierno en los alojamientos temporales para algunos inmigrantes: «Con la falta de poder para controlar la calefacción, se les hace la vida incómoda porque hace demasiado calor, aunque fuera haga frío».

«Nosotros [inmigrantes y no inmigrantes] no creemos que estas diferencias y problemas culturales sean importantes, pero lo son», remarca, demostrando los problemas subyacentes y no discutidos a los que se enfrentan los inmigrantes.

Al sumergir la cultura colectivista de Latinoamérica en el Reino Unido, afirma que uno de los objetivos como director de Aymara es «hacer que la gente socialice», creando una comunidad colaborativa y alentadora. Con más de 8 millones de hogares en el Reino Unido comiendo solos, el colombiano contrastó la importancia cultural de la unión, expresando cómo en Colombia a la hora de comer «siempre comemos juntos, mientras que en el Reino Unido es más común comer solo».

Sus viajes anuales a Colombia para visitar a sus amigos y parientes son «experiencias gratificantes» y, a pesar de no tener familiares en el Reino Unido ni en Europa, destaca la importancia de los amigos para «cuidar de uno».

También expresa cómo la solidaridad y la amistad entre los inmigrantes de primera generación facilitan el aprendizaje de la gente a la hora de enfrentarse a cuestiones como los documentos de inmigración a través del aprendizaje y el intercambio de experiencias.

Salud sexual en los inmigrantes

Adoptando la postura liberal del Reino Unido hacia la salud sexual, Calos expresa cómo, en la cultura latinoamericana, la sexualidad sigue siendo «muy tabú», ya que la gente todavía evita hablar de ciertos temas. Su labor a la hora de ofrecer pruebas gratuitas de VIH e ITS entre los inmigrantes fomenta la ayuda de voluntarios para combatir el mayor propagador de enfermedades sexuales: la ignorancia.

La importancia de la sensibilización demuestra su utilidad como difusión de información precisa, ya que afirma que «con la mejora de la situación médica y el nuevo tratamiento del VIH, es una enfermedad crónica y ya no es una sentencia de muerte, por lo que la gente puede llevar una vida normal.» También afirma que «es importante destacar que con las personas que están en tratamiento, es indetectable, y no se puede transmitir nada a los demás». Sus talleres para llegar a las personas y cuestionar los mitos y la desinformación sobre las enfermedades sexuales ayudan a combatir el estigma que rodea a la salud sexual.

Uno de sus momentos más sorprendentes al ofrecer pruebas de ITS a la gente de Elephant and Castle fue cuando miembros de la comunidad acudieron a ayudar a que la gente se hiciera las pruebas. Y añade: «Es bonito cuando la comunidad responde a tus ideas».

En cuanto a la revisión de las normas de inmigración en el Reino Unido, le pregunté a Carlos por su opinión sobre los cambios introducidos en la ley, a lo que respondió: «He visto muchas de estas leyes yendo y viniendo, siempre han sido la preocupación y el problema para impedir que la gente (los inmigrantes) venga aquí… pero al final si queremos hacer algo lo haremos».

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin)Fotos suministradas por el entrevistado y autorizadas para su publicación.

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