En Foco, Opinión

Busquen al culpable…

Es el título dado por Francis Fergusson al resumen de la tragedia “Edipo Rey”, de Sófocles, el cual según Umberto Eco es la máxima condensación, que sirve para saber algo sobre una novela más que un ensayo de doscientas páginas.

 

  Armando Orozco Tovar

 

Pero volviendo a Sófocles recordamos al poeta colombiano, Luis Vidales, cuando decía que nada hay más humorístico que la historia. Y añado yo: Sobre todo la de Colombia, pues resulta que aquí los griegos hubieran encontrado permanentes temas para escribir. Puesto que no existe nada más humorístico que la historia trágica del país.

Para el vate no había cosa más risible, pero con lágrimas en los ojos, que la vida del Libertador Simón Bolívar, el cual después de libertar cinco pueblos, terminó muriendo sin camisa en Santa Marta, Colombia.

Vidales también se refería a un personaje más reciente europeo de la desdicha universal, que después de amenazar al mundo con imponer su imperio por mil años, terminó suicidado en un sótano de su cancillería.

El autor del libro de poesía “Suenan Timbres” (Vidales) se refería a muchos más casos, donde la tragedia con mayúscula se transforma en llanto. Sin ir tan lejos nunca, se olvidan las carreras, gestos, saltos y caídas del gran Chaplin.

Todo en él es cómico- risible, haciendo salir de la pantalla del cine (no sé ahora) al espectador, con los ojos húmedos como si se hubiera partido cebollas.

En Colombia (país del “corazón sangrado de Jesús”, como dice irónico el poeta Roca) esto está presente a cada instante en los acontecimientos de primera línea reseñados por los diarios. Pero hay algunos tan sobresalientes, que compiten con: ¡Busquen al culpable!, la propuesta de resumen de Fergusson.

¿Acaso no se recuerda la época en que un ministro colombiano mandó a capturar a los mafiosos de otra ciudad, resultando al cabo de la investigación que él era uno de ellos, al apoderarse de dineros gordos proporcionados por los narcos a su gobierno.

En la obra Edipo, siendo ya rey, manda a hallar al asesino del antiguo monarca, y cuando los investigadores vienen con la noticia que lo encontraron, resulta que es él el asesino. Situación para morirse de risa… pero llorando.

Y ante la evidencia de que el muerto era su padre, con su propia mano el monarca se ciega…

Aquí en Colombia cuántos tendrían que hacer lo mismo: el rey, asesores, ministros, policías y militares con sus servicios nada inteligentes, que chuzan (interceptan llamadas) a diestro y siniestro como buenos súbditos en Colombia del Papa afrodescendiente.

Pero ellos casi siempre terminan ante los medios siendo ellos mismos chuzados, como cuando un conocido personaje de “mano larga y sin corazón en el pecho”, dijo en una conversación telefónica: “Te voy a pegar en la cara marica”… U otros con rostros napoleónicos, pero sólo por ser enanos de la guerra, o Goebbels nada creíbles de pantalla de pacotilla.

¡Busquen al culpable! Dentro de los restaurantes donde algunos subversivos de cafetería, desde épocas remotas, conspiran para cambiar los regímenes saqueadores y criminales… pero risibles.

(Fotos: Pixabay)

 

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