Multicultura, Perfiles

Mª Luisa Grau Tello: apostando fuerte a pesar de las dificultades

Dejó una carrera como investigadora que no la hacía feliz. La falta de oportunidades en España la ha traído a una de las capitales más fascinantes para una enamorada del arte como ella.

 

Dejó a su familia en Andorra, municipio de Teruel, para empezar un largo camino guiado por su pasión por el arte. Han sido diez años de carrera y doctorado en Historia del Arte en Zaragoza tras los que se vio obligada a venir a Londres para emprender su camino.

Esta aragonesa lleva un mes en la capital británica, trabajando en el Departamento de Cultura del Instituto Cervantes. Este contrato de tres meses lo completa con otros seis meses de prácticas en la organización TRIAD dedicada a la promoción de artistas emergentes latinoamericanos.

Esta es una nueva etapa marcada por el cambio radical que dio hace un año cuando decidió «que no quería dedicar toda mi vida a investigar».

El panorama desalentador para la investigación que pintaban los recortes del gobierno no era lo único que la animó a salirse de la vía para la que ya estaba preparada.

Lo dejó «porque la investigación es algo muy solitario», explica. «Personalmente te aporta mucho porque es algo muy intenso que te permite conocerte muy bien. Pero yo quería algo más dinámico».

Maria Luisa Grau (3)A sus 30 años, sabe aprovechar las oportunidades que se le presentan. Se muestra contenta por poder estar en una institución que la mantiene «en contacto con lo mejor de la cultura española», admite.

El miedo que hace un mes le producían el inglés y el precio de los pisos en Londres han quedado atrás. Ahora tiene pendiente encontrar un grupo de gente con quien compartir más momentos, aunque confiesa que no es algo que le preocupe demasiado: «Creo que al principio es cuando menos echas de menos a la gente, y menos te cuesta estar solo, porque siempre estás ocupado».

Espera que este capítulo londinense sea su trampolín para encontrar trabajo en el universo de la cultura. Pero se enfrenta a la incertidumbre que produce un entorno donde, para iniciarse, hay que pasar por períodos de prácticas no remuneradas o voluntariado, según explica.

No sabe si sus planes saldrán bien, pero lo apuesta todo por el futuro con el que siempre ha soñado. «A veces para ganar hay que perder».

Tendrá que mantenerse firme en esa máxima cuando, en abril, tenga que buscar un trabajo «de cualquier cosa», admite, para solventar el final de su contrato con el Instituto Cervantes.

Ha venido a una de las ciudades que más tiene que ofrecer a una apasionada del arte como ella. Por ejemplo, cuenta, no puede dejar de ir al Victoria and Albert Museum, su museo preferido. También disfruta con excelentes ejemplos de una de sus corrientes favoritas, el movimiento Arts&Crafts de la Inglaterra del siglo XIX. Ella está entusiasmada con la energía y la oferta cultural de la capital: «Nunca se acaban las cosas. En el mundo del arte y la cultura están en la cima».

Es consciente de tener una edad en la que la falta de estabilidad profesional comienza a ser frustrante. Pero es un vivo ejemplo de que desanimarse no sirve de nada. «Creo que hay que ser realista con un punto de optimismo, pero sobre todo no decaer».

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