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Detenidos I – Becky, dos veces detenida: una inmigrante en Yarl’s Wood

Tras seis años viviendo en el Reino Unido, fue detenida por cinco y luego siete meses. Esta es la historia de una camerunesa que vio a gente morir detenida y que narra su experiencia a The Prisma. Memorias de The Prisma. Diciembre 2017.

 

Marcos Ortiz F.

 

Solicita el anonimato para contar una historia que comenzó en 2013 cuando llevaba más de seis años viviendo en el Reino Unido. Becky –nombre que ella escoge para esta entrevista– tiene 37 años y contará durante 35 minutos la historia de sus dos detenciones en el centro de Yarl’s Wood. La primera, en 2013, por cinco meses; la segunda, en 2014, por otros siete meses más. Con el apoyo de Black women’s rape action project explicará, siempre con los ojos húmedos pero sin derramar ni una sola lágrima, cómo enfrentó la deportación un total de nueve veces.

Becky llegó al Reino Unido como estudiante y luego comenzó a trabajar en el país para el NHS. Asegura haber sufrido violencia doméstica por parte de su pareja, lo que la llevó a terminar la relación. Fue entonces cuando el hombre decidió llamar a inmigración para denunciarla.

Becky ignoraba que su visa había sido revocada. Bajo esas circunstancias salió del Reino Unido de vacaciones por un fin de semana. Ignoraba sobre la visa revocada ya que no le llegó ninguna notificación de parte de las autoridades. Seguía terminando y retomando la relación mientras su ex pareja la convencía de volver. Al mismo tiempo y de manera secreta alertaba a inmigración para que le cancelaran la visa. Cuando regresó fue detenida. Fue entonces cuando su batalla comenzó.

“Pasé una noche en el aeropuerto porque estaban tratando de subirme al siguiente vuelo de regreso al país europeo del que yo venía. Cuando me resistí, diciéndoles que yo no era de ese país, me dejaron ahí por una noche. Al día siguiente me llevaron al centro de detención”.

“Para mí. Estaba en un trabajo de tiempo completo con el NHS en una casa de cuidados y estaba tomando vacaciones por una semana. Dejé de trabajar el viernes y el martes por la mañana ya estaba en el centro de detención. Pensé que era solo cosa de horas o que me iban a soltar tras eso”.

Cameroon camerin pixabay 2“Pasar un día y una noche completa fue una pesadilla ya que fui esposada en el aeropuerto hacia la camioneta y luego conducida por todo el Reino Unido para ingresar a un centro de detención llamado Colnbrook, donde se supone que permaneces unos días esperando la deportación”.

“Así que esa misma noche me despertaron a medianoche y me dijeron que tenían un vuelo para mí a las 3 de la mañana. Estaba tan aterrada con todo el sistema ya que no estaba segura dónde estaba, qué sucedía o si estaban listos para escucharme”.

“Al mismo tiempo estaba tratando de conseguir un abogado desde estos lugares restringidos en los que te dan un teléfono para que uses, no el tuyo, y las llamadas son monitoreadas. Ni siquiera sabes a quién contactar, porque debes pensar en quién conoces afuera para que puedan conseguirte un abogado”.

“Así que estaba luchando. En la mañana me despertaron a las 3am. Me resistí, dije no voy a ir. Así que me asustaron. Me dijeron todo tipo de cosas, que vendrían con escoltas para sacarme, pero finalmente me dejaron”.

“Me dejaron ahí otro día más y me llevaron a Yarl’s Wood, uno de los centros de detención de mujeres más grandes del Reino Unido. Descubrí que había abogados que venían a ver a la gente para tomar sus casos. Fue entonces que traté de conseguir un abogado para abrir un caso de violencia doméstica”.

camer mujer cara rostro pixabay¿Cómo es estar ahí?

Es un lugar horrible. Es un lugar para torturar a las personas emocionalmente, físicamente. Siempre creí que la tortura existía en países menos desarrollados. Los países europeos y Estados Unidos predican sobre derechos humanos y aseguran que la gente no es torturada y estaba siendo torturada frente a mis ojos, estaba atrapada en un sistema intencional en el que me convirtieron en un número y nada más.

Mientras más comenzaba a pelear para interponer un caso en el que nadie se interesaba, más intentaban deportarme.

Estar en centros de detención es como golpear una pared de ladrillos todos los días. Si quieres ver a un abogado te dan una lista para que anotes tu nombre. Pero no puedes ver al abogado ahí, tienes que esperar más de dos semanas.

Y dentro de esas dos semanas la inmigración puede hacer lo que quiera contigo. Traen boletos de avión, se aseguran que como no has visto a un abogado no tienes nada que reclamar. Es como un truco; es un sistema que está bien arreglado para que ellos puedan bloquear cualquier información que entre o salga.

Mucha gente estaba sufriendo muchos problemas de salud.

Cuando hablas de tortura, ¿a qué te refieres concretamente?

Hablo de tortura física, primero que todo. Vi a gente siendo esposada, siendo llevada a otra prisión al interior del centro de detención llamada Kingfisher (Martín Pescador). Vi a mujeres que tenían moretones por todas partes, que se habían negado a ser interrogadas sin un abogado, y debido a su raza y opiniones habían sido castigadas.

Tortura mental. Vi a gente perdiendo la cabeza. Una mujer enloqueció en una sección. De manera intencional el servicio de salud prescribe solo paracetamol para casi todos los casos. Mientras más síntomas presentas están entrenados para decirte que no hay nada mal contigo. Creo que la mayoría de las mujeres sale de los centros de detención peor a como entraron. Así que para mí se trata de un esquema deliberado para empeorar la salud mental de los buscadores de asilo.

Había muchas mujeres siendo vigiladas por suicidio, porque estaban listas para quitarse la vida. Estaban listas para hervir una tetera y verterla en sus brazos, listas para cortarse las venas o tomar una sobredosis de pastillas.

Came viaje surre pixabay

¿Murió gente durante tu permanencia en Yarl’s Wood?

Sí. Cuando estuve allí fui testigo de una muerte.

Era una mujer de Jamaica llamada Christine Case. Estaba a tres puertas de la mía.

Esa mañana escuchamos a alguien gritar. Me desperté en la noche y corrí a esa zona, porque normalmente nos juntábamos a rezar.

Todavía escuchaba a la mujer gritar, yo estaba confundida así que fui directamente donde la señora a la que conocía y la desperté para saber qué pasaba. Desde el momento en que fui a verla los gritos se habían apagado.

Fue en ese momento en que los oficiales llegaron corriendo y lograron empujarnos a nuestras habitaciones para no poder ver lo que sucedía. En ese periodo la mujer falleció.

Su expediente decía que tenía problemas cardíacos, pero nadie se percató. Fue al servicio de salud el día anterior y le recetaron paracetamol. Estaba sufriendo un dolor tan fuerte que creo que todo se derrumbó. Nos afectó inmediatamente porque pudo haber sido una de nosotras, pude haber sido yo.

Estábamos tan enojadas que inmediatamente comenzamos una huelga de hambre ese día. Todas sabíamos que fue por negligencia del sistema y falta de compasión.

¿Podían ayudarse entre ustedes?

Yo trataba de ayudar a las otras mujeres ahí dentro. Teníamos un libro llamado la Guía de auto-ayuda y había un centro en Londres ayudándonos, el Crossroads Women Centre. No podíamos acceder a los abogados, o bien ellos botaban nuestros casos así que era difícil para nosotras seguir los casos por nuestra cuenta.

¿Qué es la Guía de auto-ayuda?

Encontré una de estas guías en el centro de detención en una de las piezas de las internas. La cogí y la leí. En ese tiempo estaba apelando mi caso. Sin un abogado, usé este libro y gané mi apelación. Cuando contacté al Crossroads Women Centre como víctima de violación y de violencia doméstica me dirigieron hace un grupo llamado Women Against Rape (WAR). WAR estuvo feliz de ayudarme a conseguir un abogado y fui tratada de manera muy justa por la corte.

Por primera vez escribieron una carta de apoyo para que llevara a mi audiencia con el Tribunal Superior. Cuando recibí esta carta lloré tanto porque era la primera vez que tenía un apoyo verdadero, sus cartas me emocionaron mucho.

Siempre he considerado estas cartas como mi abogado, ya que fue lo único que logró que los jueces deliberaran en mi caso. Así que la Guía de auto-ayuda fue una especie de salvavidas y doy gracias a Legal Action for Women y a WAR que mandan de manera gratuita estas guías a los centros de detención.

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Nos esforzamos en ayudarnos mutuamente cuando leíamos estos libros. Tratábamos de ayudarnos a entender nuestros casos y ver cómo ir a la corte solas, era algo tan difícil.

Porque la tortura al interior consiste en amedrentar de manera deliberada a las mujeres para que no se representen a ellas mismas, a que ni siquiera vayan a la corte porque al no hacerlo significa que tu caso no puede continuar y agotas todos tus derechos. Entonces estás lista para ser deportada.

Próxima semana Parte II. Becky: “No podemos aceptar todo lo que se nos hace”

(Fotos: Pixabay)

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