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La Comuna de París: la primera revolución obrera

Tras haber soportado condiciones inhumanas durante el implacable invierno de 1871, los parisinos se sublevaron y crearon un movimiento insurreccional que instauró el primer gobierno de la clase obrera del mundo. Fue liquidado dos meses después, pero su sistema político (el socialismo de autogestión) es inspirador. Memorias de The Prisma. Marzo 2021.

  

Autor Jean Louis Maziers / Flickr.  Licencia Creative Commons

Juanjo Andrés Cuervo

 

La Comuna de París supuso la primera revolución europea llevada a cabo por la clase trabajadora. Tuvo el apoyo inconmensurable de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o Primera Internacional Obrera, debido a diferentes medidas como el incremento de los salarios, el control de los talleres laborales por parte de los sindicatos de trabajadores, y la creación y desarrollo de cooperativas.

La Union de Femmes estuvo formada por mujeres que llevaron a cabo una serie de reformas educativas, aumentando la posibilidad para que las niñas acudiesen a las escuelas, así como la distribución de recursos. Esta organización tuvo una gran relevancia en la búsqueda de la igualdad y en la batalla constante por la libertad. En ella participaron, entre otras, Elisabeth Dmitrieff, fundadora de la International en Rusia, y la anarquista Louise Michel.

La variedad de ideologías que integraban la Comuna complicaba el hecho de establecer un objetivo claro. Karl Marx la definió como una “esfinge” debido a la combinación de comunistas, socialistas o anarquistas. Quizá esta diversidad se pueda comparar con los Frentes Populares de España y Francia en la década de 1930, y con la coalición Unidad Popular liderada por Salvador Allende en 1970, al menos en lo que se refiere a la unión de diferentes corrientes de izquierda.

Ciertamente, la premisa de conseguir una democracia directa significó una novedad en la sociedad europea, como bien resumen el historiador William Pelz en ‘A People’s History of Modern Europe’: “Se estableció un modo de democracia participativa que era totalmente opuesto a los sistemas parlamentarios tradicionales”.

Foto de Rae Allen / Flickr. Licencia Creative Commons

Para Karl Marx, supuso el primer gobierno proletario y la abolición del trabajo nocturno para los panaderos o la prohibición de despedir rabajadores beneficiaron soberanamente a la normalmente denostada clase trabajadora.

El movimiento anarquista de Cataluña, liderado por la CNT, tras el golpe de estado franquista podría asemejarse en cuanto a las premisas de igualdad entre la gente y la capacidad de gestión de los medios de producción.

Sin embargo, la historiadora Mathilde Larrère descarta la versión realizada por Marx acerca de la Comuna, asegurando que “la interpretación comunista acerca de 1871 fue muy subjetiva”. Aclara que “los Comuneros no representaban a la clase trabajadora de la teoría Marxista”, sino que “eran los herederos de los sans-culottes de 1789”. Los miembros de esta clase eran mayormente artesanos y pequeños empresarios, y luchaban por una república social basada en las ideas de libertad e igualdad.

De igual manera, este gobierno revolucionario sirvió de inspiración para la Revolución de Octubre de 1917. Ya en 1911, Lenin había realizado un análisis sobre la Comuna de París, y ofreció el siguiente veredicto acerca del evento: “La causa de la Comuna es la revolución social, la causa de la liberación política y económica de los trabajadores es la causa global.

Guerra y miseria

La Comuna de París surgió a consecuencia de una serie de eventos. El Emperador Napoleón III había sido derrotado durante la guerra Franco-Prusiana de 1870, y el ejército prusiano asedió la capital francesa durante el frío invierno de 1871. La gente en París apenas podía sobrevivir debido a la falta de alimentos, las bajas temperaturas y el desempleo. Tuvieron que comer perros, gatos, caballos y ratas.

Autor André Devambez / Wikimedia Commons

Cuando en la mañana del 18 de marzo de 1871, el ejército francés liderado por Adolph Thiers entró en la ciudad para recuperar los cañones, ocurrió un suceso inesperado que desencadenó los acontecimientos.

La clase trabajadora se negó a darles las armas. De manera sorprendente, los miembros de la Guardia Nacional rechazaron seguir las órdenes de su líder de disparar a los revolucionarios. En cambio, se unieron a ellos. De esta manera, Adolph Thiers tuvo que huir de la ciudad y se estableció en la Comuna de París.

Lenin definió aquellos instantes como “un festival de los oprimidos”. La teoría de Hannah Arendt acerca de la acción de los seres humanos, capaces de crear momentos inesperados, fue perfectamente ilustrada aquel 18 de marzo.

De manera similar, Prosper-Olivier Lissagaray destacó el espíritu de igualdad que imbuyó al pueblo en “Histoire de la Commune de 1871”, publicado en 1876: “Una llama encendió aquellas almas, uniendo a la pequeña burguesía y al proletariado, tocando incluso a la clase media burguesa”.

Mientras que entre la clase obrera la Comuna de París gozaba de una popularidad extraordinaria, la gente de alta alcurnia criticó constantemente este nuevo gobierno. El poeta francés Théophile Gautier definió a los Comuneros como “hienas del 93” y “gorilas de la Comuna”, y el novelista Gustave Flaubert les calificó de “perros rabiosos”.

Según ha explicado el historiador Paul Lidsky, la Comuna era considerada parte de una conspiración mundial para expandir “el virus revolucionario”. En otras palabras, la dicotomía es evidente: mientras que la alta sociedad rechazó fervientemente la Comuna de París y advirtió de sus peligros, las clases bajas admiraron la creación de un verdadero gobierno popular, basado en la idea de democracia directa formulada en la Antigua Grecia.

El legado

La Comuna de París fue establecida de manera oficial el 28 de marzo de 1871, después de las elecciones municipales del 26 de marzo, y fue destruida el 28 de mayo debido a la represión extremadamente violenta llevada a cabo por el ejército de Adolph Thiers durante la ‘semana sangrienta’.

Parisinos ejecutando miembros sin armas de la Comuna de París.  Author Paukrus / Flickr / Wikimedia Commons. Creative Commons Licencia

La represión fue muy brutal. De acuerdo con William Pelz en su libro People’s history of modern Europe: “Una pila aún más alta de cadáveres iba a ser erigida en la ‘semana sangrienta’ que siguió a la derrota militar de la Comuna. Decidido a, en palabras de Thiers, a ‘desangrar la democracia durante una generación’, el Estado capitalista se vengó del París radical con unas 40.000 ejecuciones.

Las mujeres constituyeron aproximadamente una quinta parte de estos civiles asesinados”.

Y según el Marxist Internet Archive: “Decenas de miles de comuneros y trabajadores son ejecutados sumariamente (hasta 30.000); otros 38.000 son encarcelados y 7.000 son deportados a la fuerza”.

El escritor Émile Zola describió en su libro “La débâcle” una imagen muy ilustrativa sobre “un río ardiendo” e “incendios masivos” a través del Sena. París fue engullida entre llamaradas y los Comuneros fueron brutalmente masacrados.

A pesar de la aniquilación de la Comuna, sus ideales se expandieron rápidamente a través del continente. Desde 1870 hasta el final del siglo, surgieron un gran número de partidos socialistas en Europa. Algunos de ellos fueron el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el Partido Obrero Francés (POF), y el Partido Laborista en Gran Bretaña.

El ejemplo de la Comuna de París sirvió para alentar la conciencia de clase de los trabajadores, y las crisis económicas a causa de los efectos de la industrialización capitalista produjeron una ola descomunal de desafección. Todo ello se consumó en la creación de sindicatos, que sirvieron para unir a los trabajadores en masa.

Inevitablemente, existe un vínculo entre estos partidos socialistas y la Comuna de París con la Primera Internacional, que se disolvió en 1876. Los motivos del fin del organismo se han explicado debido al enfrentamiento entre Bakunin y Marx, entre Anarquismo y Comunismo, entre el negro y el rojo.

Foto: Pixabay

No obstante, Edward Acton esboza una teoría diferente. Afirma que la causa del final de la Primera Internacional “fue debido a la reacción de los poderes europeos, inspirada por el miedo a la Comuna y a la Internacional”.

La policía en Alemania persiguió de manera incesante a los Comuneros, y se ha explicado que Gladstone, Primer Ministro británico, estuvo estudiando la posibilidad de expulsar a Marx y a sus camaradas de Inglaterra.

Las fuerzas reaccionaras se esforzaron a través de todos los medios para suprimir la inspiración creada por los Comuneros, y querían aplastar los sueños de justicia, libertad e igualdad.

Cuando Adolph Thiers aseveró que iba a “desangrar la democracia durante una generación entera”, no se trató de una vaga amenaza. Finalmente, la Comuna fue destruida, pero sus ideales sociales perduraron.

La Comuna en 2021

Aunque tuvo una excelsa relevancia durante su época, la Comuna de París raramente es recordada en Francia. Según Mathilde Larrère, “a diferencia de la Revolución de 1789, la Comuna nunca ha estado integrante en la historia nacional”.

Mientras que el 14 de julio es celebrado cada año, la Comuna de París parece haberse perdido en la neblina del tiempo.

Sin embargo, hace unos años, durante una manifestación llevada a cabo por trabajadores ferroviarios, había una pancarta en la que se podía leer el siguiente mensaje: “Nos da igual el mayo del `68, queremos 1871”.

Foto: Pixabay

Para conmemorar el 150 aniversario de la Comuna de París, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, plantará un árbol en la Plaza Louise Michel, que lleva el nombre de la famosa anarquista de la Comuna. Situada en Montmartre, esta zona se llenará de Parisinos llevando siluetas que representarán a los panaderos, zapateros y lavanderas que formaron parte del gobierno que lideró la ciudad en 1871.

Aparentemente, la premonición de Marx se cumplirá, y los Comuneros “serán celebrados para siempre como el preludio glorioso de una sociedad nueva”.

(Translated by Juanjo Andrés Cuervo: @J_AndresCuervo)

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