En Foco, Opinión

Ucrania, ¿el cementerio de los sueños de Putin?

La influyente afirmación de Fukuyama de que la historia -impulsada por el conflicto de ideologías- terminó con el fin de la URSS y el compromiso de Gorbachov de dejar de interferir en los asuntos de los países de Europa del Este, fue revisada por su autor en 2018. Adaptó su análisis para decir, en cambio, que la identidad es la cuestión clave de cara al futuro.

 

War Ukraine. Foto Ministro de Defensa de Ucrania / Flickr. Creative Commons License.

Graham Douglas

 

Pero tanto si se trata de la política identitaria cerrada de la Yihad, como si se trata del McMundo que intenta borrar la identidad y convertir a los ciudadanos en consumidores, la paz no ha llegado al planeta Tierra, y la democracia sufre en todas partes.

En todo caso, el fascismo, decía Madeleine Albright, (sí, la misma Albright que pensaba que 500.000 niños iraquíes muertos era un costo aceptable de las sanciones de EEUU a Irak) no era una filosofía, sino sólo una metodología para lograr el poder y mantenerlo. Y sobre esa base, Putin es el fascista.

Putin, este monstruo de la laguna negra de la historia europea, está tan desconectado de la realidad que afirma que Ucrania está gobernada por una banda de drogadictos y neonazis. Frente a Zelensky, el moderno hombre de familia -una especie de marido de ensueño recién salido de un anuncio de cocinas pero también genial y heroico- Putin no resulta muy mediático.

1989-91 fue el fin del imperio ruso, simplemente ocurrió sin una gran guerra en ese momento. Los países cuyos imperios terminaron con las dos guerras mundiales, el austro-húngaro, el otomano y luego el británico, o el portugués y el francés poco después, han tenido mucho tiempo para llorar sus pérdidas y adaptarse.

Vladimir Putin. Foto: Pixabay

Rusia no lo ha hecho, si es que existe tal cosa como el luto por un imperio: parece ahogada en la fase de negación, pasando ahora a la ira, y puede acabar con una tercera guerra mundial.

También es una cuestión de generaciones, mientras que algunos rusos mayores pueden añorar las certezas del pasado y creer las palabras del presidente porque es el presidente, los más jóvenes quieren el nuevo mundo de la libertad de consumo, y están escandalizados por esta guerra. Pero incluso los más mayores se escandalizan de que Rusia declare la guerra a un país hermano.

Está muy claro que Estados Unidos ha sido el mayor agresor que la URSS o Rusia desde 1945, además de ser el único país que ha utilizado armas nucleares. Han atacado a 36 países en tres continentes desde entonces, sin contar los golpes de Estado que se han gestado en América Latina y -con ayuda británica- en Irán en 1953.

En cambio, la URSS o Rusia ha invadido a sus vecinos Afganistán, Hungría y Checoslovaquia, y recientemente ha apoyado la campaña asesina de Assad contra su propio pueblo en Siria. Pero a pesar de las afirmaciones de algunos en la izquierda, el imperialismo estadounidense no justifica la invasión de Ucrania.

Volodymyr Zelensky. Foto: President.gov.ua. Creative Commons License Attribution 4.0 International.

El Instituto Carnegie de Moscú señala que Rusia estaba dispuesta a construir una organización de seguridad con base en Europa -incluso consideró su ingreso en la OTAN en 1990 y de nuevo en 2000 y ofreció en 2001 ayuda a las tropas estadounidenses en Afganistán.

Estados Unidos es la verdadera amenaza para Rusia, no Europa, a pesar de la retórica de Putin, porque los misiles pueden lanzarse desde las bases de la UE sin necesidad de pertenecer a la OTAN ni de tener fuerzas terrestres en las fronteras de Rusia. Y Estados Unidos tiene bases en todo el mundo, 750 en 80 países, lo que contrasta claramente con las 21 que tiene Rusia, todas en países vecinos, con la excepción de Siria y Yibuti.

No es difícil ver qué país está más interesado en el dominio del mundo. El informe del Instituto Carnegie también analiza la política militar rusa y señala que en lugar de exportar su visión del mundo militarmente como lo hacía la URSS, ahora se parece más a una empresa mercenaria que exporta su influencia a nichos en los que hay un mercado para la seguridad, y de esta forma limitada, tiene un alcance global creciente.

El hecho de que Rusia no entrara en la OTAN fue «uno de los peores errores de la historia política», según el ex asesor del Kremlin Sergei Karaganov. Cómo ocurrió y quién cometió el error parece menos claro, dependiendo de a quién se le pregunte.

Stop war. Foto de Ivan / Flickr. Creative Commons License.

Pero lo que está claro es que se perdió la oportunidad de crear una nueva estructura de seguridad para Eurasia y, desde 2014 y la invasión rusa de Crimea, la situación es cada vez más inestable. Y la invasión de Ucrania ha tenido el efecto de llevar a más países, entre ellos Suecia y Finlandia, hacia la OTAN, un fracaso para Putin.

¿Quién puede detenerlo? Probablemente sólo los propios rusos, ya sean los políticos, los generales del ejército o el pueblo.

Especialmente quizás las madres que no sabían que sus hijos habían sido enviados a Ucrania. ¿Es la hora de las Madres de la Plaza Roja? El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer. Pero, volviendo a lo de la historia, este es un período de cambio que requiere políticos con imaginación y generosidad para navegar por él -no parásitos y mentirosos como los que juegan a dirigir un gobierno en el Reino Unido mientras reciben dinero ruso, o las variedades de cleptócratas que se agrupan alrededor de Putin. Ni los de la izquierda que parecen no haberse dado cuenta de que la Rusia de hoy no es la URSS que tanto admiraban, la URSS que sometió a Europa del Este a la bota estalinista.

Y al final, no tiene sentido ser el presidente de un cementerio.

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin)Fotos: Pixabay

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