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María Roxo: del trabajo sexual a la dirección de cine

Una trabajadora del sexo y una directora debutante comenzaron a rodar una película que transformaría sus vidas. Una ejerce una profesión que a menudo se ve con desagrado o través de la lente rosada del exotismo. La otra ejerce un papel intelectual de alto estatus en una sociedad liberal. María murió antes de que se terminara la película.

 

Foto de Filipe Ruffato.

Graham Douglas

 

Ha habido muchas películas sobre el trabajo sexual, como ficción o como documental, pero probablemente ninguna codirigida por la misma trabajadora sexual.

Renata Ferraz dirigió el documental “Rua dos anjos” (título en inglés “Rising sun blues”), y para ella fue importante no apuntar con la cámara a la protagonista como si fuera un objeto de estudio, literalmente un objeto sexual en su caso. Sentía que tenía que ser una asociación en la que la protagonista no fuera una persona marginal sin valor, sino alguien que había aprendido diferentes habilidades profesionales, y quería compartir esas habilidades con las suyas como cineasta.

Esta extraordinaria película es un verdadero drama en proceso, ya que no estaba guionizada, y las dos mujeres se enzarzaron en una danza de poder y autoexpresión como directoras.

Ganó premios en su estreno en Ann Arbor (MI), y en IndieLisboa obtuvo el mayor número de votos del público en la Competición Nacional.

Renata es luso-brasileña y éste es su primer largometraje como directora. Fue actriz de teatro durante 20 años y, tras salir de Brasil, pasó por las artes del vídeo al cine.

Foto de Samara Azevedo.

Interpretó el papel de una trabajadora sexual en 2016, y fue invitada a representar un papel similar en la serie de la televisión portuguesa llamada Luz vermelha (Luz roja, 2019).

Refiriéndose a “Rua dos anjos” Renata dice que «La vida de María me recuerda la fragilidad del ser humano, cómo la vida puede cambiar de un momento a otro».

¿Cómo llegó a hacer esta película?

Siempre quise hacer un documental en el que el sujeto de la película fuera también su codirector, para intercambiar técnicas entre la profesión del sujeto y la mía como cineasta. Y me interesaba hacerlo con una trabajadora del sexo porque había interpretado este papel como Sheila en la película “I was in Lisbon and I thought of you”, dirigida por José Barahona en 2016, (entrevista con el director en The Prisma).

Me sentí extraña habiendo interpretado este papel, sin saber lo que era ser una trabajadora del sexo, y empecé a buscar contactos para hacer una película. Pasaron dos años hasta que conocí a María en Lisboa, pero estuve buscando en Holanda, Alemania y Brasil. Encontré personas a través de activistas o de diversas asociaciones que apoyan a las trabajadoras del sexo, pero luego, en el último momento, desaparecían.

Foto de Filipe Ruffato.

Hablé con Paula Lee, una brasileña que había escrito un libro sobre sus experiencias en el trabajo sexual en Portugal, en el que describía las técnicas del trabajo, que ella, como niña sin saber absolutamente nada, tuvo que aprender.

Pero ella había dejado atrás este mundo y no quería involucrarse.

El cine es una profesión respetada, mientras que el trabajo sexual ni siquiera está reconocido oficialmente en muchos lugares. Conocí a María a través de una asociación para personas sin hogar en Lisboa en 2016. Mi plan cambió porque ella siempre había soñado con hacer una película sobre su vida y no sólo sobre las técnicas del trabajo sexual, que yo había imaginado.

Ella hace una afirmación muy fuerte cuando dice que la imaginación nunca puede llegar a la realidad.

Sí, lo dijo la primera vez que nos vimos. Estaba un poco confundida sobre la dirección que íbamos a tomar porque quería hacer una película con María y no una serie de entrevistas sobre ella como tema. Fue difícil, para ella también, porque no conocía a esta persona que venía de un mundo diferente, pero establecimos una relación de confianza.

¿Cómo era su relación con los miembros de la familia de ella?

Tenía dos hijos, el hijo cuyo nacimiento se describe en la película, y una hija menor, pero no estaba segura de si quería que apareciera en la película, y nunca tuve tiempo de averiguarlo.

Foto de Filipe Ruffato.

María tenía buenas relaciones con la mayoría de los miembros de la familia.

¿Cómo era la vida de María en la capital de Mozambique, Lourenço Marques, como se llamaba entonces?

Era luso-mozambiqueña, creció en el seno de una familia portuguesa durante la época colonial, tomó clases de ballet y estudió medicina.

Se casó, pero luego ocurrió el episodio de la película. Era una de las alumnas de Zeca Afonso, que estaba en contra del régimen de Salazar, y después de algunas manifestaciones, fueron expulsadas de la universidad y castigadas con el reclutamiento en el ejército colonial. En su caso como enfermera, debido a sus estudios de medicina, y fue allí donde dio morfina a los soldados heridos y comenzó a tomarla ella misma como una forma de olvidar los horrores que había presenciado. En aquella época sólo tenía 19 años y estaba embarazada.

Llegó a Portugal después de la revolución de 1974.

Ella y su familia fueron a Sudáfrica después de la revolución antes de venir a Portugal.

Foto de Samara Azevedo.

¿Cuándo empezó a trabajar en el sector del sexo?

Había bailado mucho, así que en Portugal le gustaba hacer strip-tease, pero estuvo aquí unos 10 años antes de empezar a trabajar en el sexo.

En ese tiempo ya era toxicómana y entonces se metió en el negocio para poder pagar las drogas.

Ambas se arriesgaron a revelar detalles muy personales sobre ustedes mismas, y María parecía una gran observadora de sus reacciones y una gran comunicadora emocional. A veces era casi como ver trabajar a un terapeuta. Cuando usted le preguntó  si estaba contenta con la codirección, ella dijo le contestó: «Es mi historia, así que siento que todo está dirigido por mí».

Era importante que la protagonista se situara también como creadora, y en el caso de María lo era realmente sin pretenderlo

Fue todo un reto, pero creo que la película que hicimos fue mucho más interesante de lo que había imaginado. El mayor conflicto no fue entre nosotras, sino dentro de mí como cineasta: Tenía que tener en cuenta el tipo de película que quería, mientras que María disfrutaba experimentando con la filmación.

Foto de Samara Azevedo.

Tenía que asegurarme de que al final saliera una película. Al tener yo formación en técnicas cinematográficas, tenía más poder que María, que no dejaba de aprender, pero era una mujer con una gran experiencia de vida. Cuando me tocó a mí ser entrevistada, lo intentamos 3 o 4 veces porque sentía que mi vida respecto a la suya parecía un juego de niños.

Dependía mucho de los operadores de cámara en ese momento, Filipe y Samara. Samara nunca había utilizado una cámara, pero necesitaba más mujeres en el estudio. Pensó que el proyecto era una completa locura, pero al final la mitad de las imágenes de la película fueron filmadas por ella.

Yo estaba tan nerviosa que me resultaba muy difícil revelar algo personal. Nada de lo que decimos en la película fue creado, pero la parte más real fue la interacción entre estas dos mujeres en la que había conflicto pero también afecto e intimidad en desarrollo.

Parecía un drama que ocurría en tiempo real.

Una película es una construcción, y algunas de las escenas en las que María me enseña sobre el trabajo sexual tuvieron que ser ensayadas, pero cuando hablamos de nuestras historias personales es algo espontáneo.

Foto de Samara Azevedo.

Hacer esta película fue una experiencia transformadora para María y una transformación radical de mi vida en los años siguientes.

Tras la muerte de María, pasé cuatro meses completamente sola en el Alentejo para asimilar lo que habíamos hecho.

Y ahora, cuando dirijo una película, pienso en lo que María me enseñó.

¿Cómo llegó María a ese mundo miserable? La imagen del edificio abandonado en el que trabajaba, sembrado de basura y de preservativos y jeringuillas usadas, era como Cracolandia en Sao Paulo.

Cuando pienso en la vida de María me recuerda la fragilidad del ser humano, cómo la vida puede cambiar de un momento a otro.

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin)Fotos suministradas por la entrevistada y autorizadas para su publicación.

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