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Rua dos Anjos: Secreto y autorrevelación

La intención de Renata de realizar un documental en el que conociera la experiencia del trabajo sexual le llevó a situaciones difíciles. El anuncio de sexo gratuito a cambio de una fotografía no obtuvo ningún comprador; en cambio, Maria y Renata sí aceptaron el reto de revelar asuntos personales en una película, y el público respondió con simpatía.

 

Foto de Samara Azevedo.

Graham Douglas

 

El secreto era una cuestión social importante. Su intento de reclutar hombres dispuestos a intercambiar una foto de sus rostros en lugar de dinero en efectivo como pago por un servicio sexual obtuvo muchas respuestas.

Los hombres casados se arriesgarían a entrar en conflicto con su mujer, además de avergonzar a su familia, y si los amigos del colegio de sus hijos se enteraban de alguna manera, sería un gran escándalo con el riesgo de que los servicios sociales investigaran. Pero ninguna persona aceptó la oferta, casada o no.

En cambio, Renata aceptó que María le enseñara las técnicas del trabajo sexual, qué servicios ofrecer y cómo seducir y excitar a un cliente, a cambio de aprender las técnicas de la cámara de cine. Este proceso fue intenso, y en un momento de la película María retó a Renata a revelar algo realmente personal y serio que casi nadie más conocía.

Por otra parte, Renata quedó gratamente sorprendida por la apertura del público a la hora de hacer preguntas perspicaces y comprensivas.

Las relaciones entre el amor, el sexo y el dinero, así como las cuestiones personales de personas que tal vez habían sido clientes y sentían que habían traicionado a sus parejas, rondan las preguntas. Ver la película en una sala de cine ofrece una intimidad colectiva en la que uno podría imaginar que la película fuera seguida de un taller sobre cuestiones sociales y personales.

Foto de Filipe Ruffato.

¿Cuánto tiempo duró el rodaje y el montaje?

María murió un año después de conocernos, a causa de un cáncer que se había descubierto demasiado tarde para tratarlo.

Las dos vivíamos en Lisboa, y nos reuníamos unas dos veces por semana, y nos hicimos buenos amigas.

El rodaje duró dos meses, después de varios meses de preparación del guión, y María me había enseñado algunas fotos de su vida anterior y una autobiografía de 90 páginas. Cuatro meses después, ingresó en el hospital y murió allí dos meses más tarde.

¿Fue difícil conseguir financiación?

La película salió adelante gracias al tiempo y al trabajo de las personas que la hicieron. Unas cinco personas reunimos 1.000 euros y la Escuela Superior de Teatro y Cine (ESTC) nos cedió el espacio y el estudio, alquilamos el equipo, y el coste de la posproducción fue de 18.000 euros. Mucha gente dijo que sería imposible hacer una película así. La productora Kintop fue fundamental, porque el concepto era totalmente descabellado, pero consiguieron financiación del ICA (Instituto do Cinema e Audiovisual), y José Barahona y Carolina Dias (Refinaria Filmes) aceptaron ser coproductores.

Usted también colocó un anuncio para que los hombres intercambiaran trabajo sexual por el uso de su rostro en la película, pero tuvieron 400 respuestas y nadie aceptó.

Pensé que era necesario que experimentara el trabajo sexual para poder hacer una película sobre él. María estaba familiarizada con el trabajo en la calle, pero no a través de anuncios online, así que acordamos que pondría un anuncio con esta oferta y veríamos qué tipo de respuestas obteníamos.

Foto de Filipe Ruffato.

Todos los documentales que habíamos visto estaban hechos por hombres con un punto de vista masculino, y las preguntas que hacían a las trabajadoras del sexo eran siempre las mismas: ¿Cómo empezaste? ¿Te gusta? ¿Lo sabe tu familia? ¿Quieres dejar este tipo de vida?

Estábamos pensando en otras formas de retratar el trabajo sexual y fue entonces cuando surgió la idea de mostrar a los clientes.

Sugerí que intentáramos que apareciera un cliente. No importaba si el trabajo que iba a realizar era de dominación o el servicio habitual, pero queríamos que un cliente mostrara su cara en la película, sólo su cara.

¿No hubo actores porno?

No, encontramos tipos que querían tener sexo conmigo, pero cuando entendieron que tenían que mostrar su cara se negaron. Estaban muy contentos de mostrar el resto de sus cuerpos en la película, incluyendo fotos del pene, pero no de revelar sus rostros como clientes de una trabajadora sexual.

Fue un gran reto para usted arriesgarse a eso.

Durante el rodaje no pensé en ello, y el estreno fue en Ann Arbor, en Estados Unidos, pero cuando se iba a proyectar en Lisboa, empecé a sentirme realmente nerviosa por lo mucho que estaba exponiendo mi identidad. Si un hombre aceptaba la oferta, la idea me hacía temblar. Y María quería conseguir un actor, pero le dije que ese no era el tipo de película que quería hacer. Aquí la sociedad es bastante conservadora, quizá en Alemania o en otro país hubiéramos encontrado hombres que estuvieran de acuerdo.

Foto de Samara Azevedo.

¿Algo que añadir?

Quizá decir que hay muchas capas y matices en el proyecto y en la relación que tuve con María. La gente se pregunta cómo alguien como María, de 62 años, que había sido heroinómana y vivía en la calle, podía pensar en hacer una película, sin la formación que yo había tenido. Pero yo no soy la típica directora de cine, en primer lugar por ser mujer. Es importante tener estos debates, sobre quién está autorizado a hacer películas, cuánta formación necesita la gente. Me interesa ver lo que el mundo intelectual pensará de la película. Los medios de comunicación están interesados, y el público ciertamente: fue sorprendente lo mucho que afectó al público, algunas personas lloraban. No me lo esperaba en Portugal, porque la gente es más reservada, y la prostitución sigue siendo bastante tabú. En Ann Arbor la gente se me acercó por la calle. Me recordó a Brasil, donde la gente es más franca. Pero los cientos de personas que vieron la película en Lisboa parecían afectados por diferentes capas de la película. Algunos hombres que habían estado en las guerras coloniales en África, mujeres que la veían desde un punto de vista feminista, etc.

Maria aportó una energía muy cálida y acogedora a la película, y creo que eso llegó al público.

¿Hombres y mujeres?

Ambos, esto fue una de las cosas más agradables de la reacción. Me sorprendió la cantidad de hombres de todas las edades que se acercaron para comentar o hacer preguntas.

Foto de Filipe Ruffato.

Uno de ellos, en el turno de preguntas y respuestas, era un hombre mayor que hizo preguntas muy delicadas sobre las guerras coloniales y sobre las mujeres.

Y hombres más jóvenes que se pusieron en contacto conmigo por Internet, diciendo que la película les había tocado emocionalmente.

¿Puede ser que algunos de ellos hubieran sido clientes?

Sí, muy posiblemente, les hizo reflexionar, toca muchos temas. La gente se vio afectada emocionalmente por María. Lo personal es político.

¿Qué quería María de la película, personalmente? Evidentemente, no dinero.

Un mes después de terminar el rodaje, le pregunté: «¿Por qué no desapareciste como todos los demás? ¿Por qué te quedaste hasta el final? Me contestó: «Desaparecer es fácil. Me quedé porque me gustabas».

Después de la vida que había llevado, hacer una película no parecía un reto, sino un espacio seguro de empoderamiento, calidez y felicidad.

Esperábamos poder viajar por todo el mundo para proyectar la película si era un éxito. Una de las cosas que más lamento es no haber podido ir juntas a Ann Arbor, por ejemplo». También soñaba con volver a Mozambique.

Nunca sabremos qué efecto tuvo en su vida la realización de la película, pero ella tenía la misión de contar la historia de su vida, y cuando aparecí pude ayudarla a hacerlo, además de hacer realidad mi idea de compartir habilidades y experiencias.

Foto de Filipe Ruffato.

Ella solía decir que la imaginación nunca puede alcanzar la realidad, y nunca sabremos si la película que imaginamos y creamos logró eso para ella o no.

¿Está trabajando en un nuevo proyecto?

Quiero seguir con la idea de una codirección con alguien que no sea del cine, y la próxima película será sobre cantantes femeninas.

Siempre he tenido dificultades para cantar, así que será un reto.

Por el momento, sigo muy involucrada con Rua dos Anjos, porque vengo de un entorno teatral y no del cine. La película nos legitimó a María y a mí como directores de cine, aunque María no pueda estar hoy aquí con nosotros.

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin)Fotos suministradas por la entrevistada y autorizadas para su publicación.

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