En Foco, Opinión

Etiquetando identidades

Estereotipar es etiquetar a una persona o a una cultura con características particulares que pueden ser tanto ‘buenas’ como ‘malas’. En el área de educación se dice que el estudiante se convierte “en lo que denota la etiqueta”.

 

Nigel Pocok

 

Por tanto, la etiqueta se convierte en una profecía auto cumplida. Un estudiante  clasificado como un idiota, se convierte en ello.

Existen tres áreas en las cuales las investigaciones se han centrado en los estereotipos o el encasillamiento (de género, edad y racismo por color de piel). Entonces, no debería sorprendernos que en cada uno de los casos etiquetar a alguien simplemente como “negro”,  “mujer” o “viejo” reduce el desempeño.

A veces la más pequeña de las acciones es todo lo que se necesita para reducir el rendimiento, por ejemplo el marcar una casilla indicando que uno es “negro”. A las personas mayores, etiquetarlos como “senil” u “olvidadizos” puede incluso llevarlos a perder las ganas de vivir.

En cambio, etiquetar de forma positiva, como por ejemplo decir “inteligente”, “perfecto” o “astuto” implica mejoras en la salud en términos de reducir la presión sanguínea o el stress. El encasillamiento positivo tiene un efecto multiplicativo: se trasmite a diferentes áreas de la vida.

Una gran autoestima produce más actividad y por consiguiente una mejor salud física y mental; esto a su vez conduce a un estilo de vida más pro social, así mismo propiciado por el éxito conseguido a través del establecimiento de contactos y de una mejor salud física y mental.

La educación y otros objetivos más ambiguos pueden surgir de este efecto multiplicativo.

A las mujeres, la publicidad les ha impactado hasta tal punto que abandonan sus preciadas ambiciones de convertirse en científicas o matemáticas incluso siendo buenas en dichas materias durante su periodo escolar o universitario, como si se tratase de una inconsciente auto discriminación por las convenciones sociales ya establecidas en la sociedad o como se refieren a este concepto en inglés “bimboisation”.

Detrás de todas estas tendencias que inducen al fracaso se encuentran los estereotipos o el encasillamiento negativo.

Se dice que algunas personas deciden evitar este ataque a su frágil autoestima retractándose de los estereotipos negativos.

Esto, por supuesto, hace que la etiqueta que se les adjudica se convierta en realidad. Que las personas de color no son inteligentes, es un estereotipo que viene de 200 años de encasillamiento, y por  ello evitan realizar test de inteligencia y adoptan una actitud de “macho”.

Las mujeres se ven así mismas como seres emocionales e ilógicos, y de esta manera,  se auto impiden realizar carreras en las que el pensamiento lógico es fundamental. De hecho, escáneres cerebrales muestran que cuando se realiza una declaración en la que se pueden insinuar estereotipos como por ejemplo “ una mujer de color pilotaba el avión”,  el cerebro lo capta como una declaración sin sentido alguno, incomprensible, y provoca sorpresa y conmoción : “¡esto seguro que no es verdad!”

A un nivel más profundo, podemos decir que una cultura en la que las personas importan solo por su valor económico se esconde tras muchos estereotipos.

Un texto antiguo Hebreo de hace 3000 años dice que uno no debería  codiciar la propiedad del vecino, en la cual se incluye su casa, su burro y su mujer.

Cuando Cristo llegó, él prohibió el divorcio, y con tal acción, abolió el concepto de la mujer como propiedad de la cual se podía disponer a voluntad, para desconcierto y horror de los hombres que le rodeaban, incluyendo sus propios discípulos.

Y ahí está el trasfondo de la cuestión: la ambición. Los humanos ansían  el poder y la posición social, y cuando se descubrió que los hombres eran más fuertes físicamente que las mujeres, este poder se ejerció sobre ellas, tanto como los blancos lo hicieron sobre los esclavos negros africanos. La tierra, la propiedad, el legado, el capital: esto  subyace bajo las legitimaciones por estereotipos negativos y las dominaciones a las que sirven.

La persona sabia es aquella o aquel que está seguro de sí  mismo y no se siente amenazado. Se quiere a sí misma. Por ello, una familia estable, estructurada y que se ama, es la clave, pero esto es otra historia.

(Translated by Paula Pagán – Email: paula.pagan.soriano@gmail.com) – Fotos: Pixabay

 

 

Share it / Compartir:

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*