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El maíz que no quiere México

Se calcula que México le compra a Estados Unidos 15 millones de toneladas de maíz transgénico. Aun así su producción es menor en comparación con las demás variedades presentes en la rica y variada dieta nacional.

 

Es al revés en Estados Unidos: es el más exportado y ya casi toda su producción es transgénica.

Pero México lo rechaza por considerar que no es saludable para el ser humano. Ese pensamiento es lógico teniendo en cuenta que allí se originó el maíz, cultivado desde hace más de 10 mil años y cuya existencia es más antigua incluso que la papa, oriunda de Perú.

Los productores estadounidense presionan a la Secretaría de Agricultura de su país para que obligue a México a aceptarla y, por eso  a finales de noviembre pasado hizo una visita oficial su titular, Tom Vilsack, pero no logró doblegar la posición del Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Tampoco lo pudieron las empresas petroleras para que use el fracking (extracción de gas de esquisto mediante fracturación hidráulica).

Esas presiones con el maíz amarillo se recrudecen ahora ante la próxima Cumbre del Norte dentro del T-Mec, el 9 y 10 de enero con el presidente estadounidense, Joe Biden, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.

Sin embargo, López Obrador no cede, aunque no cerró las puertas a un tipo de arreglo que no perjudique o deteriores las relaciones comerciales.

López Obrador  sugirió que las autoridades sanitarias de ambos países realicen un estudio sobre el contenido del maíz amarillo estadunidense, que puede ser transgénico, para saber si es dañino a la salud del ser humano.

México se encargará de que sea un análisis confiable, sin trampas, por la masividad de su consumo entre sus 127 millones de habitantes, para los cuales la producción nacional del grano no es suficiente, a pesar de sus enormes cosechas. El mandatario mexicano planteó que la idea es que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) adelanten esa investigación y determinen científicamente los efectos de ese producto.

El tema surgió ante un nuevo amago de la Casa Blanca de acudir al Tratado de Libre Comercio si no logra una solución favorable a la prohibición mexicana, no oficial hasta 2025, pero activa en la práctica. (PL)

(Fotos: Pixabay)

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