En Foco, Los nuestros, Multicultura, Opinión

Un trovador con humor y amor

Sin ser universitario ni estudiar música en una academia, se convirtió en que el ‘Juglar Mayor de la Trova Cubana’ y en el Rey del ‘Doble Sentido’. Y legó a la cultura de su tierra natal y cubana 31 composiciones divertidas y amorosas.

 

María de Lourdes Legrá

 

Faustino Oramas, El Guayabero, nació en Holguín (Cuba) el 4 de junio de 1911, aunque algunos familiares afirman que nació 4 años antes.

Fue un trovador  que Recorrió los poblados del oriente de Cuba, llegó a escenarios españoles de la mano del músico Santiago Auserón, Juan Perro, (líder del famoso grupo ibérico de rock Radio Futura) y tuvo la alegría de que una de sus más famosas piezas, “Tumbaíto”,  fuera interpretada por la famosa actriz y cantante Libertad Lamarque. Tal como hicieron otros trovadores y soneros en la primera mitad del siglo XX, Oramas visitó hasta los más recónditos poblados del país y muchas veces actuó a cambio de un plato de comida o un sitio para pasar la noche.

En uno de esos periplos, en 1955, llegó al caserío Guayabero, en el que una aventura con una lugareña le inspiró para componer el tema del cual salió el sobrenombre por el que le conocemos hoy: “En Guayabero, mamá, me quieren dar”.

Poco a poco fueron tejiéndose las leyendas alrededor del músico vestido con traje y pecho adornado con distintas medallas, algunas de ellas concedidas y otras obsequiadas.

Sobre él, el dramaturgo Amado del Pino contó que “siempre insistió en que sus coplas eran ingenuas, que éramos los oyentes o bailadores los mal pensados que las teñíamos de erotismo o picardía”.

“Es decir, parecía claro que el llamado “doble sentido” funcionaba como una forma de hacer sutil la presencia sexual o transgresora, dada con una gracia que la ponía a salvo de los censores a la vez que abría la puerta al regocijo de los cómplices admiradores de la danza de Marieta o de cualquiera de esas deliciosas criaturas y situaciones”, agregó.

En el documental de la compañía discográfica Egrem para rendirle homenaje en el aniversario 110 de su natalicio, el pianista Frank Fernández cuenta que El Guayabero manejaba el humor cubano como Ñico Saquito, y podía llevar a la mente cualquier picaresca (picaresque) donde estuviese incluida una mala palabra, que quien debía incluirla era el oyente, porque jamás él la decía.

Fernández subrayó que era, además, un cronista de la música popular, de su entorno y un genial narrador de la buena música cubana, dedicada fundamentalmente al entretenimiento y a la diversión.

Mientras, el guitarrista Pancho Amat elogió en El Guayabero su capacidad de independencia rítmica para tocar el tres cubano y, a la misma vez, cantar esas letras llenas de picardía  algo muy complicado de lograr.

Las creaciones de Faustino Oramas  (quien falleció el 27 de marzo de 2007) trascendieron las fronteras nacionales; por ejemplo, “Tumbaíto”, su primer son montuno, se convirtió en una de las piezas cubanas más exitosas de la década de 1940 y a inicios de 1946 la cantante argentina Libertad Lamarque la grabó y la hizo muy popular a nivel del planeta. Además fue el primer músico en recibir el Premio Nacional del Humor, y en 1980 fundó el grupo Los Guayaberos, que aún se mantiene en activo y es muestra de la música tradicional cubana.

Por eso hoy el tres continúa marcando el ritmo de temas de El Guayabero tan cubanos como “Mañana me voy a Sibanicú”, “Cómo vengo este año”, “La yuca de Casimiro”, “Mi son retozón” y “A mí me gusta que baile Marieta”. PL

(Fotos: Pixabay)

Share it / Compartir:

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*