Las Leyes de Abolición se siguieron refundiendo y volviéndome a aplicar justo hasta a principios de 1900. Los efectos aún siguen con nosotros.
Los esclavos afro-caribeños son el mayor grupo sin haber sido compensando por el sufrimiento y el abuso al que se les ha sometido durante 400 años (1450-1850).
Para algunos, esta podría parecer una fecha generosa y para otros una fecha subestimada. Las Leyes de Abolición se siguieron refundiendo y volviéndome a aplicar justo hasta a principios de 1900. Los efectos aún siguen con nosotros. Algunos piensan que la disculpa es inadecuada y de hecho, lo es. Sin embargo no es una pérdida de tiempo. Psicológicamente es un pequeño gran paso hacia un favor mayor, la compensación.
Esto es precisamente lo que temen los gobiernos occidentales, y no es del todo descabellado. Es verdad que no son culpables por la atrocidad original pero sí son responsables por cómo han, y están, gestionando los efectos.
Esto incluye inversiones monetarias acumuladas y por tanto, inversiones de capital acumuladas también, a través de bancos y otras empresas rentables. De hecho sí existe culpabilidad, por no reconocer dicha responsabilidad y por no reaccionar ante esto. Esta situación ha de reconocerse.
En este artículo, quiero sugerir que mientras que los gobiernos pueden estar temblando en sus botas burocráticas ante la idea de una cifra estimada de 7,5 trillones de libras a deber por parte del Reino Unido (lo suficiente como para llevar a la economía a la bancarrota) y encontrar todo tipo de excusas obstinadas para distraer y dilatar el fatídico momento de la disculpa y la compensación.
Es verdad que existen dificultades ante la definición de quién debería recibir la compensación, aunque esto no impide que se tomen medidas.
Por tanto, quizá sea más fácil para las ONGs y fundaciones de beneficiencia iniciar el camino hacia la aplicación de compensaciones mediante un enfoque orientado a los efectos a día de hoy, los cuales son principalmente educacionales y sanitarios.
No es sorprendente que ambos estés relacionados. Aquellos que cuentan con una mejor educación tienen una mejor economía y tienen menos estrés, una dieta más saludable y pueden tomar unas decisiones basadas en una mejor información. La gente prudente tiene una mayor esperanza de vida y de esta manera, elección y estilo de vida están estrechamente conectados.
JP Morgan, la institución financiera, por ejemplo, en 2005 lideró un proyecto educativo de 5.000.000 $ para jóvenes negros como una forma de compensación por los 1.000 esclavos hechos prisioneros en 1850 como una garantía por préstamos.
Esto sienta un precedente para futuras reclamaciones. Esto puede parecer una mueca en los efectos de la esclavitud pero es un comienzo constructivo.
Psicológicamente, pequeños pasos se convierten en pasos realizables y llevan a cambios a largo plazo en las actitudes y las acciones. Detrás de todo esto yace una simple dinámica. Las acciones determinan las actitudes y las actitudes determinan las acciones.
Las acciones prosociales (siempre y cuando sean voluntarias) llevan a actitudes prosociales y viceversa.
El comportarse como un chulo de playa, usando como prueba a sus muchos chiquillos, y las actitudes que se encuentran ancladas debilitan la responsabilidad de la familia y por tanto todas las disfunciones que emanan de esto. La esclavitud estableció esta falta de estructura, pero no es necesario quedarse con esto. Existen definiciones alternativas de la realidad. Estas alternativas deben ser promovidas por la financiación por parte del gobierno de ONGs y fundaciones benéficas.
(Traducción de Carmen Bergillos Sánchez – Email: carmen.bergillos) – Fotos: Pixabay