Globo, Mundo, Reino Unido

Desigualdad como causa del hambre y la hambruna

Más de 42 millones de habitantes de América Latina y el Caribe padecen hambre. Se trata del 6,5% de su población total de 662 millones. Las persistentes desigualdades agudizan la inseguridad alimentaria de las poblaciones en situación de pobreza.

 

Sergio Ferrari

 

El hambre hoy es mayor que durante la etapa pre-Covid 19, con el agravante de que 248 millones sufren inseguridad alimentaria y una de cada cinco personas no logra consumir una dieta realmente equilibrada y saludable. En la actualidad, a nivel mundial, casi una persona de cada diez padece hambre.

Esta constatación es preocupante: si bien entre 2021 y 2022 se lograron algunos progresos en el continente en cuanto a la reducción del hambre y la inseguridad alimentaria, esos avances están lejos de las metas del Objetivo número 2 de Desarrollo Sostenible para 2030: eliminarlo defnitivamente.

Esta es la conclusión del informe América Latina y el Caribe – Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición-2023 elaborado por varias agencias de las Naciones Unidas: FAO (alimentación y agricultura), UNICEF (niñez), FIDA (desarrollo agrícola), OPS/OMS (salud) y el Programa Mundial de Alimentos, publicado la primera semana de noviembre.

La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) jugó un papel central en la elaboración de dicho informe y su denominado “indicador de prevalencia de la subalimentación” (es decir termómetro del hambre) se deriva de datos nacionales sobre el suministro de alimentos y su consumo, así como de las necesidades de energía de la población, teniéndose en cuenta edad, sexo y niveles de actividad física.

Este indicador se diseñó para identificar un estado crónico de privación de energía, es decir, sin consideración de los efectos efímeros de las crisis temporales.

Entre 2021 y 2022 en Sudamérica, el número de personas con hambre disminuyó 3.5 millones. Sin embargo, el número de subalimentadas aumentó seis millones con respecto a la cifra pre-pandemia. En 2022, en América Central más de nueve millones padecieron hambre. En tanto en el Caribe, siete millones 200 mil sufrieron esa realidad extrema. Fueron 700 mil más que en 2021 y Haití registró la incidencia más alta. Casi una persona haitiana de dos sufre hoy a causa de ese flagelo.

El informe de la ONU señala que la inseguridad alimentaria-tanto moderada como grave- en la región fue muy superior a la estimación media mundial, la cual abarca el 29,6% de su población total. En efecto, en 2022 el 37% de los habitantes de América Latina y el Caribe se vio afectado por dicha condición. En cifras absolutas, 248 millones de personas se vieron obligadas a reducir la calidad o cantidad de sus alimentos (inseguridad alimentaria moderada) y, en el caso más extremo, pasaron varios días sin comer, lo que puso en grave riesgo su salud y bienestar (inseguridad alimentaria grave). En 2022 en Sudamérica, el 36,4% de su población padeció esta condición. En Mesoamérica, el 34,5% y en el Caribe, el 60,6%.

Por otra parte, la inseguridad alimentaria en cualquiera de sus dos expresiones sigue afectando más a las mujeres que a los hombres e incidiendo un 8% más en las zonas rurales que en las áreas urbanas. PL

(Fotos: Pixabay)

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