Desde las Elecciones Generales en julio 13, el muy ajustado resultado entre los bloques de las derechas y las izquierdas provocó un giro de 180 grados al panorama político y, posiblemente a su propia trayectoria histórica, construida tras la muerte del dictador Franco, con el establecimiento de la Democracia y la aprobación de la Constitución del 78.
Miguel Angel Ferrís
El mismo Partido Socialista que pactó la transición del franquismo a una monarquía parlamentaria sin depurar las instituciones del Estado y que ha mantenido casi 45 años un nuevo régimen bipartidista de común acuerdo con el Partido Popular – PP (católicos conservadores), se deshace de sus compromisos.
Lo hace para asegurarse su continuidad en el gobierno y evitar de paso el triunfo de la ultraderecha. Para ello rompe los compromisos con la gente del PP y con importantes grupos de presión económicos nacionales y acuerda una Coalición, en la que participan la totalidad de la que se ha denominado “mayoría democrática del país”.
Polarización política y Lawfare
El giro -basado en la renovación del Pacto de progreso con la Coalición Sumar y los apoyos estables de los nacionalistas e independentistas de Catalunya y Euskadi- deja en evidencia a la alianza entre la derecha y la ultraderecha (Vox), que ya gobierna en diferentes regiones. La posible aprobación de una “Ley de amnistía” en el Parlamento, que pretende reconciliar a los partidos soberanistas con el Estado español y tender puentes para un futuro compartido, ha lanzado a los grupos violentos y ultracatólicos ante las sedes del Partido Socialista y de las instituciones.
Por otra parte, como en cualquier manual del Lawfare al uso, el Poder Judicial ha querido bloquear la decisión de los poderes ejecutivo y legislativo, mientras que la “infantería mediática” mantiene su foco de atención, antes en las protestas callejeras y los discursos de odio que en los debates parlamentarios y las argumentaciones políticas y constitucionales.
Finalmente, sectores nostálgicos del Ejército, tanto en activo como en la reserva, han hecho llamamientos al mismo para sublevarse contra el gobierno, lo que podría ser objeto de una investigación oficial.
Izquierdas y el nuevo gobierno progresista
La aparición de la nueva Plataforma electoral llamada Sumar, convertida ahora en Grupo Parlamentario, ha pactado con el PSOE un gobierno sin la presencia de Podemos, el partido salido del Movimiento del 15M, que recogió la indignación de las calles y plazas del país, tras la crisis y las protestas contra el ‘austericídio’ y la corrupción política del 2011.
Una estrategia de persecución mediática y judicial sostenida durante años contra dicho partido -incluyendo el espionaje desde las cloacas del Estado-, y por otra, la actitud excluyente y deslegitimadora de la líder de Sumar, Yolanda Díaz, han provocado la separación definitiva del principal actor político de la izquierda en el gobierno anterior, de la alianza plural de las izquierdas.
Prácticamente todos los grupos políticos se han tenido que reubicar en su propio espacio electoral y en nuevos bloques de alianzas. Y lo ha hecho especialmente en el actual escenario de amenazas de inestabilidad gubernamental desde las derechas extremas, y de la próxima convocatoria de elecciones en las nacionalidades históricas con lengua y cultura diferenciadas, es decir Galícia, Euskadi y Catalunya.
La credibilidad de la nueva Coalición de partidos de izquierda (acusada de hacerle el juego a las políticas moderadas del PSOE), la actitud de continua confrontación por parte de la dirección de Podemos y el juego de equilibrios que sostienen el acuerdo de las formaciones nacionalistas de izquierda y centro-derecha con el gobierno, son los factores a tener en cuenta. Esto es porque pueden decidir la continuidad del nuevo gobierno español que se ha estrenado entre la presidencia temporal de la Unión Europea y las mayores protestas de las derechas desde hace un decenio.
Retos de futuro y ascenso autoritario en Europa
Las últimas declaraciones de Pedro Sánchez, a la vez presidente español y secretario general de la Internacional Socialista, condenando los bombardeos de Israel y los asesinatos impunes de la población civil en Palestina, han supuesto un cambio importante en materia de política internacional.
Quizás lo ha hecho con el objetivo de reforzar la imagen de su alianza con los partidos de izquierdas incluidos en Sumar y borrar, de paso, los agravios de su cambio inexplicable de postura ante el conflicto del Sáhara, en favor de Marruecos.
Con un ministro de Interior, el juez conservador Marlaska, responsable político de la masacre de decenas de inmigrantes en la valla que separa Melilla de Marruecos y de la política de ‘devoluciones en caliente’ contrarias a la legislación europea, la firma del Pacto Europeo de Migración y Asilo (PEMA) aumentarán las tensiones en la Coalición progresista.
Esta se debatirá entre las movilizaciones crecientes de los movimientos antirracistas y pro legalización de los inmigrantes Sin Papeles (más de medio millón en España) y un escenario probable de predominio del relato securitario y xenófobo en los medios de comunicación en la larga pre-campaña de las Europeas a celebrar en junio de 2024.
Nadie sabe lo que puede pasar en España en un contexto político e internacional tan cambiante, aunque el nuevo gobierno puede respirar mayor tranquilidad debido a los buenos datos de crecimiento económico y disminución de parados que le otorgan los analistas internacionales. Los pactos ideológicos con las izquierdas y de largo recorrido con los nacionalistas y soberanistas pueden consolidar un Estado que más allá del sistema de territorios autónomos descentralizados, se conforme en la práctica como un Estado plurinacional con una monarquía vestigio de un pasado pero tabú para las derechas.
(Fotos: Pixabay)
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