En Foco, Opinión

Desigualdad,  democracia erosionada y populismo

La recuperación del Covid-19 ocurre de forma mensurable y visible en muchos países, pero los de bajo ingresos ni siquiera ha vuelto a los niveles de 2019, según ese análisis elaborado desde 1990 por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

 

Elizabeth Borrego

 

Las naciones más pobres están estancadas y, en muchas de ellas, las condiciones se deterioran, alertó durante la presentación del informe, Achim Steiner, administrador de esa agencia de la ONU.

Los países deberían unir sus fuerzas para centrarse en las principales amenazas del siglo XXI, consideró el experto al incluir entre los desafíos al cambio climático, otra eventual pandemia junto a la aparición de la economía digital y la inteligencia artificial. En lugar de ello, advirtió, hay una división cada vez mayor y una frustración y polarización crecientes. A nivel regional, América Latina y el Caribe alcanzó un índice ligeramente mejor, aunque sin superar los niveles prepandemia, lo que confirma un deterioro en el acceso a la salud, la educación y la calidad de vida.

Para la directora del PNUD en esa área geográfica, Michelle Muschett, la tendencia confirma la falta de resiliencia.

“Nuestra capacidad de recuperarnos del “shock” que hemos sufrido en términos de desarrollo humano, no es lo suficientemente resiliente como para retornar al lugar en el que nos encontrábamos en el 2019″, detalló durante una conferencia virtual de prensa.

Respuesta a la crisis

El PNUD considera que el actual contexto genera una creciente de frustración, polarización y el surgimiento del populismo como una respuesta que está dividiendo cada vez más a las sociedades. La falta de progreso radicaliza el discurso político y, esencialmente, pone a más y más personas en contra dentro de los países.

Ese comportamiento provoca una fragmentación más aguda de la cooperación entre naciones, en tanto que, a lo interno, las políticas públicas no avanzan con un impacto en la calidad de vida. Tal también amenaza a Latinoamérica y el Caribe, donde la crisis de gobernanza es, en sí misma, una crisis de desarrollo, según la titular regional del PNUD.

“Al centro de esa polarización hemos visto la igualdad de género, los derechos humanos, el concepto de democracia: se están retando avances propios en materia de desarrollo que pueden representar importantes retrocesos para países de la región”, alerta.

En ese contexto, la integración regional es crucial y necesaria no solo para poder abordar los problemas que afectan al continente, sino también para que este pueda desempeñar un papel en la transformación global.

Desigualdades expuestas

Otros datos alarmantes revelaron las desigualdades cada vez más expuestas, al tiempo que la erosión de la democracia y el florecimiento del populismo amenazan la estabilidad de muchos Estados.

Para el director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano, Pedro Conceição, las cifras confirman que los más pobres y vulnerables de la humanidad se están quedando atrás, lo que revierte una tendencia de 20 años. Al mismo tiempo, las desigualdades de género aumentaron dramáticamente durante la pandemia. El informe califica como paradójico que el 90% de la población mundial respalde la democracia mientras que más de la mitad de los encuestados expresaron su apoyo a dirigentes bajo cuyo liderazgo se corre el riesgo de que los cimientos de la democracia se vean socavados.

La publicación pide en ese escenario más gasto en bienes públicos mundiales que beneficien a todas las personas, entre otras cosas para estabilizar el clima y el planeta.

Insta a aprovechar las nuevas tecnologías para mejorar el desarrollo humano, y el sistema financiero mundial para beneficiar a países de bajos ingresos.

Aún falta más recuperación

La región de América Latina y el Caribe registró una fuerte caída del IDH de 2020 a 2021 con una recuperación más lenta de lo previsto.

Aunque en 2022 ese avance aumentó, la zona mantuvo un nivel más bajo del esperado, según la tendencia antes de la pandemia. Según la directora regional, al igual que en el nivel global, la polarización y la proliferación de conflictos son algunos de los principales desafíos para esa área geográfica. Los procesos electorales en el continente presentan una complejidad adicional, en tanto que la transición desestime las ganancias que se hayan podido alcanzar.

En un año con procesos electorales como nunca antes visto en el planeta, en América Latina seis países tendrán comicios presidenciales y muchos otros municipales.

Entendemos que debe haber una continuidad, dijo a una pregunta de Prensa Latina la representante regional al advertir la responsabilidad del PNUD como proveedor de apoyo electoral.

No obstante, entre otros aspectos positivos, el área se consolida como la primera región más democrática en desarrollo y tal vez la única que puede impulsar su desarrollo a través de ese logro, de acuerdo con Muschett.

Se trata de una zona con amplia biodiversidad y con una población activa y multicultural. Esto, en lugar de ser causa de desigualdades, constituye el potencial de convertirte en un potente motor si la incorporamos, agregó. La región muestra mejores resultados con respecto a los índices globales en aspectos como la expectativa de vida, con un valor de 73,9 años, y el componente de años de escolaridad esperados y años medios de escolaridad.

No obstante, el informe considera a la región rezagada en el ingreso per cápita, al tiempo que llama a invertir en protección social y resiliencia para que los impactos no repercutan tan fuertemente en las personas. PL

(Fotos: Pixabay)

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