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Usar el periodismo para cambiar la narrativa migratoria

La estigmatización de los inmigrantes se da incluso en la prensa británica, donde la palabra más utilizada para describirles es «ilegal». Por ello la periodista afrobrasileña Juliana da Penha, quien ha vivido bajo la sombra de esa retórica, tanto en su vida personal como profesional, decidió crear un nuevo espacio mediático donde se pudieran contar diferentes tipos de historias. Y fundó Migrant Women Press.

 

Juliana da Penha

Mizy Judah Clifton

 

Para consternación de su madre, de niña Juliana satisfacía su creciente curiosidad por el mundo faltando a la escuela para tomar autobuses por los distintos barrios de su São Paulo natal. Le bastaba con mirar.

A pesar de que los políticos se jactan de que Brasil es un paraíso cosmopolita post-racial, São Paulo cuenta una historia bastante diferente de dos (o tres, o cuatro, o cinco) ciudades, y aunque gran parte de su pobreza sigue concentrándose en los distritos periféricos, la famosa imagen del fotógrafo Tuca Viera en 2004 de la favela Paraisopolis, situada codo con codo con el complejo cerrado de Morumbi, sigue siendo un poderoso testimonio de la brecha entre ricos y pobres.

Al ver cosas que se suponía que no debía ver, surgió la pregunta de «por qué». Esa pregunta -sencilla, audaz y no siempre tan fácil de responder- plantó la primera semilla del interés de Juliana por el periodismo. Su primer trabajo fue en una revista brasileña de hip-hop, donde encontró su voz escribiendo sobre las conexiones entre la música y la lucha política. Sin embargo, la conciencia de Juliana sobre las injusticias estructurales a las que se enfrenta la sociedad brasileña coexiste con un profundo aprecio por cómo hace comunidad. Cuando se trasladó a Escocia hace diez años, le sorprendió no sólo el frío, sino también lo diferentes que son (o no) las formas británicas de socializar.

Juliana halló su voz en el periodismo en Escocia, realizando vídeos cortos para una organización benéfica.

«En Brasil tenemos una forma de relacionarnos completamente distinta. Nos encanta estar con la gente. Siempre estamos juntos. Si quieres ver a unos amigos [en Brasil], simplemente les llamas y vas a su casa. Aquí hay que organizar las cosas, es muy poco probable que vayas y llames a casa de alguien sin avisar. En Brasil estas cosas son más espontáneas, no hay necesidad de organizar demasiado para estar juntos. Es algo que echo mucho de menos», dice.

El marido de Juliana ya vivía en Glasgow, así que instalarse fue más fácil de lo que habría sido sin su conocimiento de primera mano de lo que cómo era todo. Pero en otros aspectos, tuvo que volver a empezar de cero. En el Reino Unido, la barrera del idioma y la falta de familiaridad con el público británico le dificultaron entrar en la industria de los medios de comunicación. Le siguieron numerosos contratiempos e innumerables propuestas rechazadas, una experiencia familiar para muchos periodistas, sobre todo los que no tienen el privilegio de contar con contactos. Pero Juliana nunca renunció a su sueño.

Foto de Migrant Voices.

«Siempre había algo [dentro de mí] que me decía que esto era algo que siempre hacía y que debía probar, así que siempre lo tenía en mente, incluso cuando hacía cosas diferentes. Nunca se fue del todo. Esta pequeña luz dentro de mí estaba ahí», explica.

Irónicamente, verse obligada a explorar nuevos caminos acabó exponiendo a Juliana precisamente a las experiencias que acabarían formando la base de sus intereses periodísticos. Trabajar para una organización benéfica en Italia que ayuda a mujeres inmigrantes a encontrar empleo fue lo primero que le ayudó a relacionar sus propios retos con problemas sociales más amplios.

Los inmigrantes altamente cualificados a menudo tienen dificultades para demostrar el peso de sus credenciales en los nuevos países, viéndose limitados a los trabajos mal pagados y menos cualificados que los trabajadores británicos a menudo se niegan a aceptar por el salario y las condiciones que se les ofrecen.

Foto de Migrant Voices.

«Empecé a darme cuenta de que esto estaba relacionado con lo que yo estaba afrontando. Empezaste a rebajar tus expectativas y a no creer que podías hacerlo mejor. Empecé a interesarme por compartir las historias de estas mujeres y, aunque no llegara lejos, sentí que tenía que escribirlas», afirma.

Pero a pesar de que la migración ocupa un lugar destacado en la agenda informativa, la oferta mediática existente apenas ofrece espacio para este tipo de escritos.

El análisis del Observatorio de la Migración de más de 40 millones de palabras utilizadas por los periódicos nacionales británicos para describir la migración entre 2010 y 2012 reveló que el descriptor más utilizado era «ilegal».

Aunque no se dispone de datos más recientes, está claro que la cobertura mediática de la inmigración se ha hecho eco de la retórica de los políticos, que consideran a los inmigrantes delincuentes hasta que se demuestre lo contrario. Y si uno de los propósitos del periodismo es contar historias inesperadas y diversas, Juliana considera que el colapso de millones de experiencias diversas en una sola narración es un fallo de toda la industria. «Como periodistas, deberíamos deconstruir esta tendencia y ofrecer diferentes perspectivas en lugar de reforzar una sola», afirma.

Así que Juliana decidió crear su propio espacio fundando Migrant Women Press en 2020.

En «Pass the Mic: Women of colour in Scotland’s news media landscape», impartió un taller sobre cómo poner en marcha su propia publicación con Christina Opoku, de The Chritical.

Producida exclusivamente por mujeres migrantes, la misión de Migrant Women Press es amplificar las voces de las mujeres migrantes, largamente ignoradas, investigando cómo las intersecciones de raza, género, clase, nacionalidad y discapacidad influyen en sus experiencias.

Juliana tiene muy claros los retos a los que se enfrentan los medios de comunicación independientes, que a menudo funcionan con recursos limitados y dependen de la buena voluntad de los voluntarios.

Sin embargo, en la medida en que estas plataformas están libres de intereses creados y de los caprichos de los accionistas, también cree que son precisamente -y quizás sólo- estos contextos los que tienen posibilidades de producir este tipo de periodismo.

«No nos veo haciéndolo de otra manera», dice. «No veo que tuviéramos espacio en la corriente dominante para escribir y publicar los artículos que tenemos».

Presentación de Migrant Women Press en la Women Integration Network de Glasgow.

Al igual que Juliana admite que al principio le costó encontrar una salida adecuada para su periodismo, las mujeres que escriben para Migrant Women Press también le dicen que no han podido colocar su trabajo en otro sitio.

Cuando comenzó el proyecto, hace cuatro años, quedó sorprendida por el interés que despertaba.

«Me hizo darme cuenta de que no era sólo una idea mía. Pero, al mismo tiempo, hay que hacerlo de forma sostenible, porque hay muchos proyectos periodísticos independientes que empezaron sin esta sostenibilidad y desaparecieron», dice.

(Traducido por Mónica del Pilar Uribe Marín)Fotos suministradas por la entrevistado y autorizadas para su publicación

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