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Racismo en la fotografía

Las representaciones visuales sobre la raza están teñidas de actitudes racistas y “Decolonising the camera” analiza esto a través de una serie de casos de estudio.

 

Foto suministrada por Anti-Slavery

Sean Sheehan

 

En 1945, la revista Life —una publicación de gran formato (36cm x 26cm) y de enorme influencia— produjo seis páginas de fotografías mostrando los horrores que enfrentaron las fuerzas aliadas cuando entraron por primera vez en los campos de concentración alemanes.
Fueron una revelación para los americanos, pero solo porque los medios aliados habían decidido no hacer público lo que se sabía desde hacía tiempo sobre las atrocidades nazis.

La revista había ocluido el antisemitismo generalizado que anteriormente había llevado a países de Europa y Latinoamérica a negarse a autorizar cualquier inmigración de judíos a gran escala.

Las sugerencias de algunos diplomáticos de que las víctimas del nazismo se establecieran en partes de África fueron alimentadas por las teorías de la eugenesia que defendían a los arios como una raza superior.

Lo que el autor Mark Sealy llama hábilmente como la “gestión de la raza” de la revista no llamó la atención sobre la etnia de las víctimas fotografiadas y el racismo que había justificado los campos de concentración.

No es de sorprender en un momento en que Estado Unidos segregó sus propias fuerzas armadas y cuyo mando superior insistió en la exclusión de los soldados de las colonias francesa y africana  del desfile en Paris que celebraba la liberación de Francia.

De las 1400

0 fotografías en la revista Life en los primeros 18 meses de la guerra, solo diez mostraron hombres de color en uniforme y ninguna donde ellos llevaran armas.

En el capítulo “Violence of the Image”, las fotografías de los archivos son examinadas para ver cómo los colonizadores representaban a los colonizados.

En el libro se produce un paradigma de la “violencia cultural” en el trabajo: una foto enviada a Inglaterra como tarjeta de Navidad colonial de una plantación en Nigeria en 1923. Tres filas de trabajadores africanos posan con sus pechos al descubierto pintados con una letra para deletrear un mensaje de Feliz Navidad.

En un banco, frente a ellos, se sientan cuatros europeos vestidos de blanco con algunos niños pequeños de raza negra. A medida que Sealy observa, el hombre que lleva la letra X es mucho más alto que los otros y el espectador es atraído por su signo.

Bergen-Belsen Häftlinge, 1945. This photo by H. L. Clyn Hughes «created by the United Kingdom Government is in the public domain (…) because It is a photograph taken prior to 1 June 1957″.

Esto sirve como una línea divisoria en la imagen, que significa que hay algo fuera de lugar, y que, en retrospectiva, se ajusta a Malcolm X y razón para cambiar de apellido.

También se publicó en el libro una de las fotografías tomadas por el misionero Seeley Harris en la compaña contra el gobierno obsceno del rey Leopoldo II en el Congo.

Esta muestra a un hombre, Nsala, sentado frente a los restos de su hija que ha sido devorada por una tribu caníbal al servicio del rey Leopoldo. Sealy también señala que el momento humanitario de la foto ignora el papel de los misioneros en la promoción de la supremacía blanca.

Las críticas forenses del libro hacen que la lectura sea vital para comprender el racismo cultural y el papel de la fotografía en esto. Los estudios de casos son históricos, pero la moral señala la urgencia de ver cómo otros son vistos y presentados hoy día.

“Decolonising the camera” de Mark Sealy es publicado por  Lawrence & Wishart

(Traducción de Lidia Pintos Medina) – Fotos suministradas por la editorial

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