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Todo sabe a fracaso

El imperio británico, tan seguro cuando Nona Baker, una joven inglesa, zarpa a Malaya en la década de 1930, se encuentra en ruinas cuando regresa a casa en 1945.

 

Sean Sheehan

 

Su historia de aquellos años turbulentos, “Pai Naa”, que refleja los perfiles de la guerra, el imperio y la colonización, es un relato sincero, una odisea política con un regreso a casa ambivalente.

Ella abandona Inglaterra para unirse a su exitoso hermano, Vin, quien controla la mayor mina de estaño en Malaya.

Él dirige a 8000 trabajadores, cuya migración desde el sur de India y China se incentiva como mano de obra barata.

Vin adora su trabajo, desde la acogida de los kudús del Sultán de Pahang, hasta la supresión de libertad sindical.

La Segunda Guerra Mundial y la invasión japonesa lo cambia todo, pero Vin está convencido de que Singapur, situada en la punta de la península, nunca caerá. Los japoneses serían derrotados en cuestión de semanas, meses como mucho, y así entonces, sugiere que ambos, hermano y hermana se escondan en la selva hasta que se restablezca la normalidad.

Después de 16 meses, en peligro de ser descubiertos, buscan protección en un campamento de la resistencia comunista.

La vida se vuelve surrealista a medida que Nona edita una edición en inglés de un periódico ilícito y canta La Internacional en las rutinas matutinas.

Los comunistas les han salvado la vida, pero Vin encuentra cada vez más difícil hacer frente al colapso de su mundo. Se establece un intercambio de papeles a medida que Nona se vuelve más fuerte e ingeniosa, mientras que Vin se hunde en la desesperación.

Junto a las minas de estaño, la otra explicación de la presencia británica en Malaya fueron los beneficios lucrativos producidos por las plantaciones de caucho. El equivalente colonial de Vin en este sector fue Boris Hembry y él cuenta su historia en “Malayan spymaster”.

Es una visión fascinante y reveladora de las cuestiones prácticas de administrar una colonia y ganar mucho dinero para los inversores que se apoderan de los dividendos en Londres.

Hembry, viviendo la humillante derrota de los japoneses en 1942, se ofrece como voluntario para unirse a unos pocos que trabajan detrás de las líneas enemigas.

Fue algo temerario para los aspirantes aventureros, doblemente para Hembry, que estaba casado con una menor. Los sucesos están grabados con sobriedad y tras escapar por poco con vida, busca inexplicablemente otra misión que le devuelva a la Malaya ocupada por los japoneses.

Hembry, aparece como valiente, obstinado moralmente erguido, deplorando los saqueos por parte de los oficiales británicos, y uno puede respetar su política a pesar de una evidente ceguera a la ética del imperio.

Como Vin, nunca se cuestiona el derecho de Gran Bretaña de ocupar otro país y dirigirlo como una empresa privada.

La mayoría de los jóvenes colonizadores que abandonaron Gran Bretaña para trabajar en las plantaciones de caucho de Malaya tenían pocas convicciones políticas, tal y como deja claro “A Company of planters”.

Las memorias de John Dodd, a través de cartas escritas a su mejor amigo y a su padre, es tanto un documento social como los otros dos libros. Lo principal de Dodd fuera del trabajo son burdeles y bares, la vida sexual de Hembry es apagada en comparación y él es lo suficientemente honesto para hacer constar este aspecto estéril del colonialismo.

“Pai Naa”, “Malayan spymaster” y “A company of planters” son publicados por Monsoon Books.

(Traducción de Lidia Pintos Medina)

 

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