Sindicatos, Trabajadores

Los trabajadores ocultos: dinero = tiempo = libertad

El sindicato Unison lleva dirigiendo desde enero de 2010 un programa piloto de dos años financiado conjuntamente por el Departamento de Empresas, Innovación y Aptitudes (BIS) del gobierno.

 

Graham Douglas

 

El programa está diseñado especialmente para ayudar a personas cuyo trabajo en el sector público ha sido subcontratado a empresas privadas, de modo que mejoren su paga y conozcan sus derechos laborales. Poco antes de la “Jornada mundial por el trabajo decente” el 7 de octubre, hablamos con Unison para averiguar qué se está logrando. Se llama “Programa para Trabajadores Ocultos” y al hablar con sus organizadores, Diana Veitch y Susan Cueva, y con algunos de los trabajadores de la limpieza de dos universidades londinenses, queda claro que subirles el salario del mínimo actual de 5,3 libras al salario mínimo digno de Londres de 8,30 libras por hora es más que una simple mejora de su poder adquisitivo.

Esto supone un gran cambio que les permite cruzar el margen que separa la supervivencia de la posibilidad de elegir cómo usar su tiempo y reflexionar sobre sus perspectivas a largo plazo.

No sólo los salarios

Unison considera importante este esquema piloto debido a la privatización acelerada del trabajo de baja remuneración en el sector público hacia las manos de contratistas privados.

Más del 25% de los trabajadores del sector público están ya subcontratados para trabajar para empresas privatizadas, con menor protección de su salario y de sus condiciones.

En conjunto, sólo el 10% de ellos son miembros de un sindicato, siendo menor la cifra entre los trabajadores inmigrantes. Si a esto se añade el hecho de que muchos trabajadores de baja remuneración en los sectores de la limpieza, el catering, la seguridad, el mantenimiento y la asistencia son inmigrantes de fuera de Europa o de miembros recientes de la Unión Europea (los países del A8) que tienen dificultades con el inglés y no saben nada sobre sus derechos, las oportunidades de explotación son obvias.

Además de la paga, existen otros asuntos importantes que, juntos, conspiran para mantenerlos prisioneros en un nivel de mera supervivencia en lo que a calidad de vida se refiere.

Muchos trabajadores de la limpieza trabajan un turno de dos horas de 6 a 8 de la mañana y luego tienen que costearse el desplazamiento a otro lugar de trabajo, o incluso esperar un contrato diferente más adelante en una parte diferente del mismo lugar. De este modo pueden pasar ocupados hasta 14 horas al día y recibir remuneración quizás solamente por 8, al nivel del salario mínimo.

Un problema importante mencionado por los trabajadores de la limpieza concierne a los supervisores que trabajan para empresas contratistas, que con frecuencia dan preferencia a personas de su mismo país en el momento de asignar horas de trabajo. Los supervisores también tienen que comunicar el número de horas trabajadas y si no anotan las horas extra solicitadas éstas no son remuneradas.

Diana indica que los permisos de vacaciones son un asunto importante para los trabajadores que vienen de otro continente, ya que necesitan al menos 3 semanas en un mismo bloque para poder pasar tiempo con sus familias y amigos, algo que a menudo no se les permite hacer.

Además, las empresas contratistas no ofrecen subsidio por enfermedad.

El abuso verbal por parte de los supervisores supone también un problema difícil de tratar, ya que requiere declaraciones de testigos. Otro problema importante es tener más trabajo que hacer en el mismo tiempo. Como afirma Samantha *, trabajadora de la limpieza en una universidad, “Sólo tenemos contratos de 2 horas al día, aunque trabajemos 8, y aunque ahora cobramos el salario mínimo digno nos han aumentado mucho la carga de trabajo. En lugar de haber un limpiador por cada planta tenemos que trabajar en todas las plantas y cuando hay que hacer limpieza a fondo al final del trimestre el trabajo es más duro y no nos dan paga extra. El mayor problema es que los supervisores tienden a dar más horas a los de su país. En invierno, cuando teníamos que trabajar en la calle, no recibimos todos ropa de invierno, como debió haber sido”.

Ramón*, trabajador de la limpieza en otra universidad, en la que Unison continúa haciendo campaña por el salario mínimo digno, se enfrenta a problemas y tensiones similares entre razas, afirmando en cambio que las personas negras lo tienen más fácil porque los supervisores tienen miedo de ser acusados de racismo.

Pero como indica Luis José Antonio*, “los supervisores están en la misma situación que nosotros, no tienen mucha educación o un buen nivel de inglés”.

¿Cómo ha abordado entonces estos conflictos el sindicato?

Solidaridad laboral en acción

Los trabajadores de la limpieza reconocen que una de las contribuciones más útiles de Unison ha sido la organización de cursos para explicar sus derechos laborales y dar consejos sobre cómo dirigirse al personal de supervisión cuando hace falta debatir problemas.

Como dice Samantha, “Cuando estamos todos juntos podemos progresar sin ser agresivos”.

Susan describió cómo los cursos fueron organizados en colaboración con miembros de filiales locales y han llevado a un cambio considerable en las relaciones laborales. Mientras antes los limpiadores pasaban desapercibidos entre los trabajadores en plantilla, ahora se saludan unos a otros, acuden juntos a reuniones y se apoyan entre sí.

Esta solidaridad se extiende incluso más allá del lugar de trabajo, de modo que los trabajadores de la limpieza que se han afiliado al sindicato a veces traen a amigos que trabajan en otras empresas en busca de consejos sobre a qué sindicato deberían afiliarse.

Susan afirma que “el proyecto ha roto la división entre trabajadores en plantilla y trabajadores subcontratados. Trabajamos con las filiales locales para asegurarnos de que comprenden los problemas de los trabajadores subcontratados y una vez creados los vínculos se preocupan realmente unos por otros”.

Cambiando las perspectivas de vida

Para los directores de empresa, tiempo = dinero = beneficios, y para quienes trabajan en los trabajos peor remunerados, dinero = tiempo = libertad.

Como ha descubierto José Antonio, una diferencia importante que ha supuesto el salario mínimo digno es el tiempo que le deja para asistir a clases de inglés. “Aquí en Londres, si no hablas inglés tus oportunidades son limitadas. Queremos mejorar nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos”.

Susan explicó que las reuniones de Unison han demostrado que “aunque los trabajadores de baja remuneración se encuentran en una situación vulnerable, ellos no son personas vulnerables, sino que tienen aptitudes y experiencia vital que contribuir, por ejemplo en oratoria y organización”.

Sólo puede esperarse algo bueno cuando la gente desarrolla al máximo su potencial.

El sindicato organiza una manifestación este sábado, 7 de octubre, de 12:30 a 13:30, como parte de su campaña por el salario mínimo digno en la Universidad de South Bank.

Más información sobre la manifestación y la “Jornada mundial por el trabajo decente”: www.unison.org.uk/hiddenworkforce, www.wddw.org y www.wddw.org/-Espanol

*NOTA: Los nombres de los trabajadores de la limpieza han sido modificados por razones de seguridad.

(Traducido por Vicente Rosselló – v.rosselloh@yahoo.com) Fotos: Pixabay

 

 

 

 

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