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Concha Buika: “Hay momentos en que toca obsesionarse un poco con tu idea de la vida”

La llamo pues hemos acordado una la entrevista telefónica. Me contesta desde su casa en Miami con la naturalidad de una amiga de hace mucho tiempo.

Karina Le Gallo

Me habla del sol radiante y del gusto que siente de ‘parar’ un poco en su propia casa después de estar de gira alrededor del mundo, pues se ha estado presentando en Asia, África, Europa y Norte America.

Concha Buika es artista de la libertad, una libertad que empieza al no querer que se le ponga un estilo. Por eso su música incluye jazz, copla, flamenco, electro, funk, latina… Todo eso es su universo y ella no le pone barreras. Para poder tocar frente a las cantidades de personas que acuden a sus conciertos y hacerlo pese a su gran timidez Concha debe olvidarse de si misma: “No puedo tener voluntad frente a algo tan grande como la música. Me olvido de mí y me dedico a los demás, y eso es tremendo.”

Crecer como ser humano y como cantante le exigió debatirse entre el amor a su madre y ser obediente, y la lucha por sus ideas propias, por reconocerse y respetarse como individuo.

El resultado fue bueno pues cuando canta se advierte que ha luchado siempre por lo que siente y expresa, y que la fe en sí misma es su mejor arma. De allí su estilo único, de allí que cante y componga desde el alma, dando siempre la bienvenida a todas las influencias.

Su primer disco salio en 2005. Luego llegaron cuatro más. Desde entonces su público y sus colaboraciones han ido creciendo.

Apareció en la película de Almodóvar “La piel que habito”, pero es la música donde siente que puede ser sincera porque “a la música, no se le puede engañar. Si tratas de esconder lo que eres a algo tan grande como la música, se nota.” Y me afirma que el día que no se sienta capaz de esa honestidad se bajará inmediatamente del escenario.

Concha, como los grandes artistas, se libera de los formulismos: Ella dice lo que piensa, vive como siente, canta como se le ocurre…

Durante la entrevista, antes de contestar, hace una pausa para pensar cuidadosamente la respuesta, la cual viene luego con precisión y rapidez y cargada de sus verdades profundas y de su tono humorístico.

Ella no se toma a sí misma demasiado en serio, se ríe a carcajadas, te hace reír y sabe agradecer las cosas positivas que le pasan, el amor de las personas queridas, y hasta el mismo desamor porque le sirve para amarse más a sí misma…

Es autodidacta y se construye a fuerza de fe en la vida y en si misma. Dice que hay que “seguir adelante pese a las dudas; eso es tener fe.”

En el escenario ella es un medio, deja la música entrar hasta donde tenga que entrar, pasar por donde tenga que pasar y encontrar recuerdos, sentimientos, emociones pero sin detenerse en ellos porque sigue a las notas que le dan seguridad.

Y siempre sigue su instinto, pues – dice mientras suelta una carcajada – “Debo más a mi ignorancia que a mi saber.”

Quizás sea ahí uno de esos regalos que hace a “la tribu”, tal como ella acostumbra llamar a los que acuden a los conciertos y compran sus discos: el regalo de vivir la alquimia de la música!

Ella la vive desde lo más profundo de ella y la comparte.

“Saber compartir el desamor, las rabias y dolores, todas esas vivencias internas, con otras personas, es algo que tiene muchísima fuerza.”

Y dice: “Uno se pasa la vida siguiendo las locuras de otros, cuando te tomas una coca cola sigues la locura de ese a quien se le ocurrió hacer esa bebida y comercializarla…

Pero, ¿cuándo trabajamos para nuestras propias locuras?” Se ríe y reconoce que su mayor droga es la música, y su mayor regocijo un buen jamón serrano con vino y amigos.

“No hay mayor éxtasis que la euforia de la composición o el placer de escuchar una obra terminada,” dice. Tiene ya cinco discos grabados y tantas colaboraciones con grandes músicos como Chucho Valdés (con quien grabo “El último trago”, un homenaje a Chavela Vargas), Bebo Valdés, Javier Limón, Montse Cortes, Antonio Carde, Horacio “el negro” Hernández, Iván “melón” Davis…

También se halla involucrada en la escritura, el cine, la composición, las grabaciones de temas suyos y ajenos, un proyecto electrónico y la interpretación.

A sus cuarenta años se siente muy afortunada por todo lo que está viviendo. E igualmente se siente muy llena de energía, de fuerza, de ganas de hacer muchas cosas. “Hay momentos – explica – que toca obsesionarse un poco con tu idea de vida.”

(Fotos: Pixabay)

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