En el mundo occidental basado en una cultura de negación de las diferencias ¿Carece de significado el concepto de ‘carácter nacional’? ¿O es la base para una estereotipación dañina? ¿Podemos aprender algo constructivo sobre las diferencias, si, en efecto, existen?
Estudios de neurogénesis y sinaptogénesis (la generación de nuevas neuronas y las conexiones entre ellas) demuestran que el cerebro cambia paralelamente al entorno social y educativo. El aprendizaje se define como cualquier aspecto que conlleve a largo plazo cambios en el comportamiento, reflejando lo que ocurre en el cerebro. Una ‘cultura’ es una colección de individuos conectados por intereses communes. Cambie a estos individuos del mismo modo y claramente el entorno social y cultural cambiará también.
Parece plausible; por lo tanto, que el ambiente cultural cambia a las personas, posiblemente más o menos de modo permanente, y con toda certeza, profundamente impactados. ‘’Úselo, o piérdalo!’ es algo básico para la salud física y neurológica, pero es también muy relevante la constante repetición que involucra a una cultura de ‘comportamiento apropiado’.
Esto plantea la cuestión: ¿Es una cultura (y derivado de ésta el ‘carácter nacional’) ‘mejor’ que otra?
Algunos aspectos de una cultura pueden ser medidos científica y empíricamente. ¿Por qué los jamaicanos de entre todos en el mundo son los mejores corriendo, a pesar de su reducida población?
Hay indudablemente una cultura de valores positivos hacia los logros deportivos, y específicamente hacia las carreras.
De manera similar, otras naciones y grupos de población exhiben espectaculares logros en campos específicos, mientras que otros no son (relativamente) exitosos. Quizás, la más simple de las medidas empíricas es la de la longevidad, ya que es aquí donde los valores se ejercitan en la población como conjunto. En este caso, la metanarrativa política y religiosa es de suma importancia, así como lo autoestima nacional, y la historia cultural y social. De hecho, es cierto que las metanarrativas, el sistema de valores incuestionable que arquea una cultura, deberían ser cuestionadas, deconstruídas y culturalmente relativizadas en una sociedad abierta.
¿Cómo puede esto funcionar en relación al ‘carácter’ y la ‘comunidad’? Scott Pech sugiere que la verdadera comunidad es un ‘lugar seguro’ donde la confianza es fomentada y alcanzada.
Pero para llegar a este escenario, un grupo debe atravesar (1) la pseudo-comunidad (un atento seguimiento a las etiquetas sociales adecuadas), (2) el caos (una etapa donde el disentimiento, el desacuerdo y los intentos de controlar a otras personas reina), (3) la empatía (una etapa donde los intentos de control son abandonados), (4) la comunidad (la escucha y la empatía empiezan a convertirse en los valores principales).
Esto es un ideal. La gente no es ideal. El individualismo, el altruismo y los instintos de supervivencia luchan unos contra otros. Desgraciadamente, la gente cae muy fácilmente en el modo de pseudo-comunidad y por lo general nunca parecen progresar más allá del caos y el control, como ideologías constantemente cerradas en un conflicto destructivo.
Quizás, ¿Lo mejor que podemos esperar es ser como el grano de mostaza, tan pequeño como para no ser detectado, pero que sin embargo está ahí, trabajando para un cambio prosocial y estructural en los cerebros, las mentes y las sociedades?
(Traducido por Benjamin Serra) – Fotos: Pixabay