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‘Medusa’, un grito contra Bolsonaro

Las iglesias fundamentalistas son grandes partidarias de la política de derechas en Brasil. Promueven una ideología de pureza moral y física que es profundamente racista y sexista, proporcionando un sentido de comunidad. Y en una sociedad fragmentada saben cómo comercializar su «producto» a todo tipo de grupos.

 

Entrevista: Graham Douglas

Fotos: Bruno Mello

 

El mensaje fundamentalista funciona ofreciendo un sentido de comunidad, pero sus técnicas son manipuladoras, canalizando el apoyo político y animando a sus miembros a desconfiar de la «gente del mundo», incluso dentro de sus propias familias. Las iglesias brasileñas también están llegando a África, junto con el Islam fundamentalista, como ha informado The Prisma.

La película Medusa, de Anita da Silveira, mezcla géneros entre el cómic, el terror y la fantasía, y cuenta con protagonistas femeninas.

Pero para ella: «el verdadero horror en Medusa era la parte más realista, las cosas que dice el ministro de la iglesia». Estas declaraciones son relativamente benignas si se comparan con el informe de un pastor evangélico que fue detenido por intolerancia homofóbica y racista.

La imagen de la mujer ideal que propagan estas iglesias parece estar influida por un modelo estadounidense. El programa playero Baywatch, de los años 90, se emitió durante 13 temporadas en Brasil, más que en Estados Unidos, y presentaba a una arquetípica socorrista rubia con grandes pechos.

Anita da Silveira

En Brasil, sólo el 8% de la población vive cerca de un cine, pero se está planeando una proyección pública lo más amplia posible en escuelas y universidades.

Hablé con la directora para The Prisma, después de ver su película en el festival de cine IndieLisboa, donde ganó el Premio Especial del Jurado de TVCine. También ganó tres premios en el festival de Río.

¿Cómo llegó a hacer la película?

Alrededor de 2015, leí sobre un grupo de chicas en el estado de Sao Paulo que atacaron a una chica que consideraban promiscua y le cortaron el pelo y la cara para estropear su aspecto. Luego encontré informes similares en toda América Latina de ataques de chicas a una que consideraban que publicaba fotos provocativas de sí misma en Instagram, y me recordó el mito de Medusa, que fue castigada por las mujeres. Mi anterior película también trataba de las iglesias evangélicas, en el estado de Río de Janeiro donde son muy fuertes, y esta es la base de Bolsonaro. Y me enteré de los grupos de vigilantes de muchachos en toda América Latina que formaban ‘ejércitos de dios’. Todo lo que dice el ministro en la película está basado en grabaciones reales, y las canciones están inspiradas en las de las iglesias, pero cambié la letra para añadir algo de humor.

También me fijé en el mundo de los influencers de ultraderecha.

Estas personas venden maquillaje, y algunas tienen 2 millones de seguidores, pero también están promoviendo una idea de cómo debe comportarse una mujer. No están defendiendo el tipo de pureza que está en contra del uso de cosméticos; es como la mujer de los años 50 que siempre tenía que estar guapa y sonriente, bien vestida, con un maquillaje perfecto. Idealmente con la piel muy blanca, el pelo rubio y los ojos azules.

La cirugía estética se impone en Brasil

La sociedad brasileña está obsesionada con el aspecto físico, la forma física y el mantenerse joven: hay clínicas de bótox en algunos centros comerciales. La cirugía plástica también es muy barata, y se ha detenido a gente por hacer cirugía estética sin licencia.

Las iglesias evangélicas son populares entre los negros

La película muestra un ambiente de clase media, pero en Brasil se pueden encontrar iglesias evangélicas para todas las clases y culturas, las hay incluso más pequeñas para los gays, y la SK8 para los patinadores. Los ricos van a la iglesia vestidos con ropa y joyas caras. No tienen la autoridad del Papa para seguir, y cualquiera puede fundar una iglesia.

¿Qué hay de la Iglesia católica: las mujeres no tienen que parecerse a la Virgen María?

Las iglesias evangélicas están ahí porque ofrecen algo diferente, no son sólo servicios, sino muchas actividades de grupo y ayudan a la gente a ir a la universidad. Hay mucha migración interna en Brasil, así que ayuda mucho al sentido de comunidad si puedes llegar a un nuevo lugar e ir a la misma iglesia a la que pertenecías antes.

Uno de sus lemas es «no confíes en la gente del mundo»: tu verdadera familia es la iglesia. Conozco a alguien que se negó a convertirse con otros miembros de la familia, y ahora no le hablan, es una persona mundana, ya no forma parte de la familia.

Los grupos de Whatsapp de las iglesias más extremistas recomiendan a quién votar. Te dicen que no te fíes de otros medios de comunicación, así que la gente recibe todas las noticias a través de los medios eclesiásticos, y las iglesias más grandes son bastante conservadoras. Participan directamente en los bloques del parlamento.

Ganan mucho dinero con las sesiones de curación y las colectas, y cuanto más das, más popular te vuelves. Se hace cola para donar y todo el mundo sabe cuánto has dado. Influyen en la gente para que dé dinero a la iglesia en lugar de recibir tratamiento médico. Ha habido casos en los que personas que podrían haberse curado han muerto.

Los grupos de mujeres se ponen del lado de los hombres contra otras mujeres

El tema de la película es el control: como mujer que crece en una sociedad sexista, se nos enseña a controlar tanto nuestro cuerpo, cómo lucir, cuándo perder la virginidad, y como alivio empezamos a controlar a nuestras amigas y formamos grupos para controlar a otras mujeres.

Estos grupos de chicas no son realmente amigos porque siempre se están mirando y juzgando. Pero era importante dar a la película un final de hermandad. Cuando se enfrentan a una amenaza, se mantienen unidas contra la moral patriarcal y la iglesia: ella se niega a casarse con el chico que ha asumido que todo lo que tiene que hacer es declararle el amor y darle un anillo.

La película termina sólo con un grito. No es verbal. ¿Qué hay de una respuesta política?

El grito es la reacción de Medusa antes de que le corten la cabeza, es un grito de rabia, no de miedo, y desde muchos estudios feministas es un grito de rabia contra toda la represión que han sufrido las mujeres al crecer y vivir en una sociedad machista. Es una película política, están gritando su rabia contenida, y corriendo por las calles; y me gusta jugar con la idea de que las mujeres son histéricas, odio que un hombre me diga que todas las mujeres están locas.

(Traducido por Mónica del Pilar Uribe Marín)Fotos de Bruno Mello, suministradas por la entrevistada y autorizadas para su publicación)

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