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Inmigrante latinoamericano, trabajo e identidad

El capitalismo le ha “asignado” a los migrantes la condición de mano de obra barata, lo cual es justificado ideológicamente por los estereotipos y el racismo.

 

Claudio Chipana

 

Sin romper con los estereotipos y las ideologías racistas no es posible avanzar hacia una verdadera integración e inclusión en particular de las minorías étnicas o nacionales, algo crucial para una sociedad multicultural y diversa.

El estereotipo de cualquier grupo social o étnico responde en el mejor de los casos a una identidad poco comprendida y en el peor de los casos a una forma abierta o velada de racismo. El estereotipo es un mecanismo ideológico que fija ciertos rasgos raciales o culturales y responde a formas de control y de poder que buscan perpetuar las relaciones de subordinación y marginación.

Para una visión estereotipada a una etnicidad o nacionalidad le correspondería  una determinada  función laboral, o sea,  tendría un  “lugar” en la sociedad predeterminado por factores étnicos  y culturales.

Es un hecho reconocido por las estadísticas que muchos de los latinoamericanos que llegan a Londres, independientemente de su calificación profesional y de su estatus migratorio, para no citar el caso de los indocumentados, mayormente se dedican a la labor de limpieza y de servicios.

¿Se podría decir que la labor de limpieza para los latinoamericanos es una característica de su “identidad”?

En verdad, muchos miembros de esta comunidad se ven empujados a realizar esta labor que muchos no desean por razones que tienen que ver con motivaciones y causas de carácter estructural.

¿Por qué muchos no son capaces de efectuar la profesión y poner en práctica las calificaciones que han obtenido en su lugar de origen?

No hay una esencia “latinoamericana” o “sudamericana” que explique que los inmigrantes latinos o los miembros de otras minorías tengan que asumir “ciertas” labores sociales. Muchos inmigrantes y latinos son limpiadores, más allá de las circunstancias individuales y a circunstancias como la barrera del idioma, en última instancia, debido a la división internacional del trabajo impuesto a los países pobres por los países ricos.

Este orden genera la división entre naciones desarrolladas y “subdesarrolladas”. Muchos latinos han huido de las crisis en sus respectivos países.

La vulnerabilidad del inmigrante en su país de origen se replica en su condición de trabajador migrante. Los prejuicios raciales y los estereotipos sólo ahondan esta vulnerabilidad. Además, el modelo capitalista de producción crea una contradicción insalvable entre el trabajo intelectual y el manual.

Concomitante con esta división esta la demonización de la clase trabajadora y a los trabajadores migrantes en particular por parte de la ideología dominante y que es consolidada por los aparatos ideológicos entre ellos los mediáticos.

Las condiciones desfavorables de los trabajadores migrantes en términos de salarios y derechos laborales se explican por estas condiciones.

El capitalismo le ha “asignado” a los migrantes la condición de mano de obra barata, lo cual es justificado ideológicamente por los estereotipos y el racismo. El migrante latino no es limpiador por ser latino, es limpiador por ser un migrante pobre de un país pobre y porque es víctima del racismo y de los estereotipos.

(Fotos: Pixabay)

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