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Decadencia, arte e ideología

La «Decadencia» suele ser un término usado por la gente de derecha para castigar a los individuos y a las sociedades con las que no están de acuerdo, y cuyo estilo de vida desaprueban.

 

Steve Latham

 

Con frecuencia se dice que las artes están en declive, representadas por tendencias paradójicas: falta de originalidad y repetición del pasado, pero combinadas con la búsqueda constante de la novedad.

Moralmente, una vida de lujo egoísta y auto-indulgencia conllevan a la desviación sexual y a la falta de preocupación por la familia y al desinterés por las dificultades de los pobres.

Por tanto, una cultura decadente será aquella que oprima a los pobres con el fin de alimentar sus propios placeres y abundancia material.

Tal vez podemos ver signos de ésto en nuestro momento artístico y cultural contemporáneo postmodernista. Puesto que la fe en la modernidad languidece, los artistas han regresado al pasado, reciclando formas más antiguas.

En lugar de lo auténticamente nuevo, lo que vemos es la promoción del kitsch y arreglos superficiales que hacen caso omiso de los problemas más profundos de la creatividad.

La gracia de Jeff Koons, y el arte conceptual de Damian Hirst, son ejemplos de esta preocupación por la búsqueda inmediata de impacto y de impresión.

Sin embargo, aunque fundada en la preocupación por los pobres y el deseo de una verdadera creatividad, las acusaciones de decadencia también se dirigen con frecuencia a las minorías, como la «causa» de la decadencia.

Los que más tarde resultaron ser indicadores de nuevos desarrollos culturales, a menudo han sido atacados como signos de gusto decadente.

Podemos ver esto en la discriminación por parte del Partido Nazi contra el arte moderno, identificándolo con la contaminación «judía» de su supuesto ideal racial ario «puro».

Extrañamente, la noción de «decadencia» es también uno de los pilares de algunos ideólogos de extrema izquierda. Karl Marx también afirmó que las sociedades pueden llegara ser decadentes.

Cuando las relaciones de producción, la organización de clases y de su representación ideológica se queden por detrás de las fuerzas de producción, entonces la clase dominante no podrá mantener tampoco el ritmo de la cultura.

La sociedad y las artes se cansan, se agotan y no desarrollan ni crean realmente nuevas formas, en lugar de eso, repiten las formas antiguas, aún así han durado más que las condiciones sociales que les dieron origen.

En términos casi idénticos, la extrema derecha e izquierda ofrecen una categoría para describir el agotamiento cultural de la civilización occidental.

Para los de izquierda, esta nomenclatura no es popular porque no parece lo suficientemente optimista acerca de las posibilidades de un cambio revolucionario.

Por el momento, sólo es la pequeña Corriente Internacional Comunista la que conserva el concepto de decadencia, como si fuera de alguna forma analíticamente útil.

El libro de Richard Gilman (1971), acerca de la decadencia, también criticó el uso del epíteto. Él creía que la explosión de las artes y la cultura, los estilos de vida y las sexualidades eran en esa época hechos positivos.

Él percibió las acusaciones de ‘decadencia’ simplemente como intentos para controlar a la gente y prohibir su propia auto-expresión. Del mismo modo, el estudio posmodernista neo-marxista de Frederic Jameson deconstruye nociones de decadencia. Según él, no tiene en absoluto ningún uso científico en la investigación de la cultura contemporánea.

En lugar de eso, él también ve el discurso de la decadencia como una herramienta ideológica para impedir cualquier apertura a los estilos de vida alternativos.

Pero tal vez, su rechazo revele que también ellos son simplemente apologistas de la decadencia de nuestra cultura.

(Traducido por Marisol Plata Fortiz) – Photps: Pixabay

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