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El salón de exilio congoleño en Río de Janeiro

Utilizando el motivo de los siete cortes de pelo, una nueva película da voz a las historias de los inmigrantes afrobrasileños y a las desigualdades similares en los dos continentes. El trasfondo es la explotación neocolonialista por parte de las empresas multinacionales, y la privatización de Petrobras también estaba en esa agenda. Al igual que Europa, Brasil es racista, «pero no encerramos a los refugiados».

 

Graham Douglas

 

La historia de la esclavitud en lo que se convirtió en EE.UU., y el racismo subsiguiente son bien conocidos, pero se calcula que el 40% de los esclavos africanos fueron llevados a Brasil, y sólo el 5% a EE.UU.

Luciana Bezerra, Gustavo Melo y Pedro Rossi son los directores de “7 Cortes de pelo en el Congo», que se presentó recientemente en el festival de cine DocLisboa. Con la productora Isabel Joffily realizaron este documental sobre una barbería congoleña en Río de Janeiro en la que el propietario Pablo Mupapa hace mucho más que cortar el pelo.

La película comenzó hace 12 años, cuando Pedro estaba en Angola y la vecina RDC (República Democrática del Congo) atravesaba una crisis política. Al volver a Río conoció a Pablo, y su anterior guión cinematográfico dio paso a una nueva visión de la historia afrobrasileña.

Brasil se asemeja a países como la RDC y Angola, tanto por la influencia neocolonial de las empresas multinacionales con sede en el Norte, como por los enormes grados de desigualdad, y sin embargo apenas se enseña en las escuelas la historia extranjera de Brasil.

Documentos filtrados han sugerido que el enorme caso de corrupción de la Operación Autolavado se utilizó como herramienta de influencia estadounidense en Brasil.

La película fue premiada en el Festival Olhar de Cinema y en el Festival Internacional de Cine de Río de Janeiro. Se proyectará durante la Semana de la Conciencia Negra este mes. He hablado con Pedro Rossi por Zoom para The Prisma.

¿Cómo conoció a Pablo Mupapa?

Fui a Angola en 2010 como profesor, y de nuevo en 2012, cuando empecé a escribir un guión para una película de ficción, llamada Río Luanda, sobre dos hermanos que se separaron por las guerras de ese país que duraron desde 1975 hasta 2002, y que se encontraron después en Brasil. Cuando volví a Brasil, quise entender mejor a las comunidades de inmigrantes angoleños y un amigo me habló del salón de Pablo en una favela de Río, donde hay muchos inmigrantes congoleños. La gente los llama angoleños, porque piensan que todos los africanos son iguales y que su cultura es similar más allá de las fronteras políticas de África.

Dejamos de lado nuestro guión original y nos centramos en el salón, porque Pablo y la gente que fue allí nos enseñaron mucho sobre África y sobre nuestro propio país.

Me sorprendió porque Brasil no es un destino importante para los refugiados e inmigrantes africanos, y una favela es un lugar peligroso por los conflictos entre las bandas de traficantes y con la policía. Era como si estos chicos hubieran dejado una guerra en África para venir a otra en Río.

La vida ya es dura para los negros, pero para un tipo sin comunidad y que habla francés o lingala es aún más dura.

Pablo lleva 30 años allí, piensa mucho en política, es carismático, y la gente viene a verle porque es muy duro y puede ayudarles a afrontar los problemas que tienen como emigrantes. Su peluquería es como un consulado no oficial, al que acuden congoleños, angoleños y nigerianos en busca de un corte de pelo barato y consejos.

La película trata de esta pequeña peluquería,      no del barrio, y al principio la hicimos de manera que el espectador empieza a preguntarse si está en el Congo o en Brasil. Porque en Brasil existen los dos mundos, están las zonas ricas donde todo es como Europa o Estados Unidos con hoteles y restaurantes; y están las favelas que son como los lugares más pobres de África, y a veces están muy cerca unas de otras. Puedes sentirte como si estuvieras en París pero en 5 minutos puedes ir andando a Kinshasa.

¿Por qué se tardó 10 años en hacer la película?

Rodamos la última parte en la que Pablo habla y canta, hace 12 años, durante una crisis política en la RDC. Joseph Kabila había amañado las elecciones anteriores, y esta era la primera vez que había una oportunidad de tener elecciones democráticas justas en 20 años, y los congoleños se manifestaban en muchos países del mundo por ello.

No pudimos terminar la película entonces y quedó como una deuda que teníamos con Pablo. Nos conocimos en Nós do Morro (Nosotros los de la favela), un grupo que empezó en 1986, y que se hizo famoso tras asociarse con la Royal Shakespeare Company y participar en la película “Ciudad de Dios”.

Festival de Cine de Río 2022 – 13 de octubre de 2022 – Durante la noche de Premiére en Estação Net Gávea. Foto: André Horta. En la imagen: Equipo de la película «7 Cortes de Cabelo no Congo.

Trabajan con personas en situación de marginalidad, y este es el único lugar que podría proporcionar financiación, pero han sufrido desde que Bolsonaro fue elegido. La película tiene tres directores y un productor, y funciona como una cooperativa, no está dirigida por una sola persona. Pero con 15.000 euros es difícil, sólo pudimos pagar una locación, y rodamos el resto de la película en tres días. Pero esta limitación nos centró en el salón. Y la pandemia detuvo el rodaje de todo el mundo; en el momento álgido morían 3.500 personas al día en Brasil, y parte del equipo se contagió de Covid. Fue una época muy tensa en las favelas.

¿Qué espera conseguir con la realización de la película?

Es arte, pero también es una declaración política sobre el imperialismo moderno en el hemisferio sur, donde hay una guerra asimétrica a causa de las industrias extractivas que benefician a los países desarrollados del norte.

Tanto Brasil como la RDC llevan años en una crisis política crónica. Cuando hablamos de Congo podría ser Brasil o muchos lugares del hemisferio sur,

Bolsonaro fue llevado al poder por personas que querían vender Petrobras, la empresa petrolera estatal de Brasil, lo que era totalmente contrario a la política del Partido de los Trabajadores (PT) liderado por Lula. La causa contra Lula por corrupción fue una excusa para sacarlo de las últimas elecciones, que ganó Bolsonaro.

El Tribunal Supremo anuló su condena después de casi dos años porque hubo muchas negociaciones secretas por parte de la fiscalía, y luego el juez Sergio Moro, fue nombrado Ministro de Justicia (¡!) por Bolsonaro.

Ahora que BR Distribuidora, que formaba parte de Petrobras, ha sido vendida, Brasil ya no refina su petróleo, el 80% es ahora refinado fuera del país obteniendo beneficios para las empresas extranjeras.

Y Petrobras, cuyo logotipo aparecía a menudo en los créditos de las películas brasileñas, ya no apoya a cineastas como nosotros ni a grupos como Nós do Morro.

Cuando proyectamos la película en los cines de aquí, la mitad de los espectadores eran negros, lo que es muy poco habitual porque las entradas de cine son caras, pero al final aplaudieron. Aquí hay una gran división racial, los restaurantes suelen tener todos los clientes blancos y todo el personal negro.

África está profundamente conectada con Brasil debido a la esclavitud, y la mayoría de los esclavos procedían de la región del Congo, Angola y Nigeria, por lo que mostrar la verdadera África es importante para construir la cultura brasileña. En nuestras escuelas se enseña muy poco sobre África, y la política de los colonizadores fue suprimirla sistemáticamente, por lo que nuestra película tiene un aspecto arqueológico al dar a conocer esta historia al público.

También esperamos promover la película en espacios alternativos, donde el público pueda discutirla, y hemos firmado un contrato de streaming para la televisión de pago con Canal Brasil.

¿Por qué vinieron los congoleños a Brasil, con la distancia y una lengua diferente?

Pablo es una excepción, pero la mayoría vino en 2012-2013, cuando el país estaba en crisis con la guerra en el este, y Brasil entonces todavía tenía un gobierno del PT y había buenas políticas para los inmigrantes, teníamos gente de Angola, Venezuela y Haití, y los migrantes podían estudiar en las universidades de aquí. Todo eso ha sido destruido por Bolsonaro, y desde que se hizo la película en 2021 algunas de las personas que aparecen en ella se han ido a otros países. Brasil es racista, pero es menos racista que Europa, incluso ahora seguimos teniendo una política de fronteras abiertas, no encerramos a la gente por ser refugiados. Si puedes entrar en Europa o en Estados Unidos tienes más oportunidades que aquí, pero cuando la gente lleva mucho tiempo aquí y ha formado una familia, se asienta.

Pablo canta un rap anticolonialista, ¿hay una tradición de protesta política en la música congoleña?

Con el nuevo gobierno congoleño las cosas pueden cambiar, pero los gobiernos poscoloniales han reprimido la disidencia y el activismo político. E incluso en las conversaciones ordinarias, la gente habla más de sus opiniones políticas cuando está en el extranjero, porque te arriesgas a ser arrestado en la RDC por expresar opiniones contrarias al gobierno.

(Traducido por Monica del  Pilar Uribe Marin) – Imágenes suministradas por el entrevistado y autorizadas para su publiación.

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