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La paradoja de lo inmaterial

¿Es la mente, y todo lo que contempla, una ilusión, como sostienen algunos materialistas? ¿Y, por tanto, todos los conceptos de la física, como el tiempo, una ilusión necesaria: el azar, la causalidad y mucho más?

 

Nigel Pocock

 

Este escritor es un dualista sin complejos, que ve la mente como una realidad emergente, producto de un mundo y un universo en evolución, desde organismos simples hasta seres complejos con conciencia y auténtica libertad de elección. Una mente que es consciente de su cerebro y puede «actuar en consecuencia», tomando decisiones que pueden mejorarlo o anularlo.

Es una mente que puede abordar y resolver problemas nuevos que nunca ha visto antes y aprender estrategias que le ayuden a resolverlos. Es formar parte de un proceso creativo en evolución, que aún está en curso.

La mente está ayudando a moldear el cerebro en el crecimiento de su red neuronal, y así el cerebro mejora la mente, en una dinámica positiva que depende de los valores sociales de la cultura en la que se inserta esta mente.

La realidad se compone tanto de azar ontológico (imprevisibilidad real, incluso para una mente universal) como de azar epistemológico («coincidencias» que parecen aleatorias, pero que sólo lo son debido a la ignorancia humana de todas las causas precedentes).

No cabe duda de que existe una interfaz entre estos dos conceptos de «azar», ya que ambos influyen y, en cierta medida, determinan (o limitan) el abanico de posibles resultados de cualquier acontecimiento. Así, aunque muchas cosas en el universo son altamente predecibles, ninguna predicción puede ser absolutamente segura, al menos desde una perspectiva finita.

Donald MacKay demostró claramente que la libertad humana es una forma genuina de azar ontológico en su «Teoría de la indeterminación lógica».

MacKay señaló que aunque una mente universal (o un ordenador) conociera todas las causas antecedentes para hacer una predicción, no podría presentar esta predicción a una mente sin que ésta pudiera negarse a aceptarla.

Las mentes, por tanto, son libres de rechazar las predicciones, si son conscientes de ellas. No estamos pensando en automatismos causados por daños cerebrales ni en predicciones absurdas que son intrínsecamente imposibles. Como señaló Karl Popper, las predicciones tienen que ser realistas en términos de duración y entorno físico para ser falsables de forma que permitan el crecimiento de nuevos conocimientos.

¿Qué significa esto para lo inmaterial? Significa que la mente, lejos de ser una ilusión o un engaño, como sostienen algunos materialistas, es una realidad viva. ¡Cogito ergo sum!

Como realidad viva, quiero sugerir que, para crecer fructíferamente, las mentes necesitan una cultura de valores que sea consciente de las necesidades altruistas de los demás y del mundo natural en el que viven las criaturas.

Esto significa rendición de cuentas y responsabilidad. Sólo así la dualidad mente-cerebro seguirá su camino como realidad emergente, abriéndose paso hacia una complejidad cada vez mayor, con un desarrollo creativo y novedoso en la resolución de problemas. La libertad humana significa azar ontológico, pero limitado por la libertad epistemológica de la naturaleza y de otros seres.

Hay esperanza, pero sólo si las personas deciden caminar en la luz moral y estética, y no en la oscuridad. ¡Esa es la elección!

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin)Fotos: Pixabay

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