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Un conservador simpático

“The recognitions”, de William Gaddis, existe desde 1955, pero -a lo que no ayuda el hecho de tener casi mil páginas- sigue siendo una novela que en su mayor parte no se lee.

 

Sean Sheehan

 

Al igual que «Ulises», parte de la razón por la que ha adquirido fama de difícil es que los lectores navegan por los primeros capítulos, pero luego se rinden gradualmente a lo que se considera una densidad de lenguaje y una trama serpenteante

Así como la novela de Joyce puede disfrutarse hasta el final con la ayuda de anotaciones, “The recognitions” (Los reconocimientos) puede leerse en su totalidad con la ayuda de la guía del lector de Stephen Moore. Sin embargo, la ayuda, no es necesaria con los primeros capítulos ambientados en los años veinte sobre el reverendo Gwynn y la muerte de su esposa a causa de una apendicitis y un falso médico.

El hijo de Gwynn, Wyatt, se cría con la ayuda de una tía ultrarreligiosa, pero él se desentiende de su fundamentalismo y se dedica a pintar falsificaciones de viejos maestros, encontrando y reconociendo la originalidad a través de la imitación.

Existe la tentación de hojear y saltarse secciones de la novela, y los resúmenes en línea de Moore son útiles para retomar el hilo y terminar lo que es un aspirante al libro de cabecera por excelencia.

La curiosidad sobre el autor le llevará a “The letters of William Gaddis” (Las cartas de William Gaddis), que revelan a un hombre singular cuyos años de juventud estuvieron dedicados a una obsesión por viajar, primero por su país y luego por México, América Central y Europa, financiada en parte con el dinero que su madre le pedía constantemente.

Cuando regresa a Nueva York, en 1951 ingresa en una biblioteca y lee sobre «falsificaciones, imitaciones, imposturas y fraudes», que se convertirán en el tema de su novela. Cuatro años más tarde, aparentemente ajeno a lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki, envía una copia a Robert Oppenheimer, elogiando al físico por un discurso que pronunció (disponible aquí) en un acto universitario.

Gaddis, citando a Oppenheimer, dice que su novela muestra «la integridad de lo íntimo, de lo detallado, del verdadero arte, la integridad de la artesanía y la preservación de lo familiar, de lo humorístico y de lo bello».

Estas palabras (por extraña que sea la estética de la mente del máximo fabricante de bombas) permiten entender “The recognitions” como la obra de un conservador desilusionado y atónito por vivir en un mundo caído.

La riqueza de alusiones literarias y culturales de la novela encarna la idea del arte como resistencia a una cultura de la mercancía en la que la producción, como dice uno de sus personajes, se diseña «pensando sólo en su desgaste y sustitución, y en que esa sustitución sea sustituida».

Cuando se encuentra una pieza rota de cerámica de una colonia romana del norte de África, su valor de uso, como algo hecho para durar, trasciende su valor de cambio y la «tiranía de la empresa comercial». En una carta a un amigo editor y a su esposa, se pregunta «¿por qué soy siempre el Mejor Escritor Desconocido de América?».

“The recognitions”, de William Gaddis, está publicado por New York Review of Books y también lo está “The letters of William Gaddis.

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marin) – Fotos: Pixabay

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