Derechos Humanos, Globo, Política

La austeridad abre el camino al fascismo

La gente, víctima del desempleo y la inseguridad social por falta de vivienda, salud y educación, es como un náufrago que se agarra a la primera rama de árbol que encuentra: ese líder político que adopta un discurso salvacionista, menosprecia las instituciones democráticas, prefiere la ley de la fuerza a la fuerza de la ley e invoca a Dios como su aliado.

 

Walking the Gauntlet. Foto de Gerry Lauzon /Flickr. Creative Commons License.

Frei Betto

 

Lo cierto es que mientras mayor es la inestabilidad económica, la inseguridad social y la sensación de fragilidad, más tiende el electorado a preferir candidatos tipo “Rambo”. Entre el orden y la libertad, opta por el primero. Y entre la seguridad y la democracia, lo mismo.

Basta conocer la historia de Alemania entre las décadas de 1920 y 1930 para comprobar que la inseguridad social (en una nación muy culta) hizo soplar el viento a favor del ascenso de Hitler.

En Israel, la nueva política derechista de Benjamín Netanyahu, empeñada en reducir el poder del Judicial, se apoya en la supuesta amenaza palestina y en constantes ataques a los campamentos de Cisjordania. En Francia, las olas de protesta contra la nueva ley de seguridad social y ahora el asesinato por un policía del joven Nael, de 17 años, benefician políticamente a Marie Le Pen, una líder de extrema derecha.

En Brasil fueron las manifestaciones de 2013 y la crisis económica las que posibilitaron la elección de Bolsonaro en 2018. Los proyectos autoritarios se apoyan en las instrucciones de los medicamentos líquidos: “Agite antes de usar”.

Clara Mattei, profesora de Economía, autora de “Capital order: how economists invented austerity and paved the way to fascism” (El orden del capital: cómo los economistas inventaron la austeridad y le allanaron el camino al fascismo) defiende la tesis de que la austeridad le abre paso al fascismo.

La autora cita los ejemplos de Mussolini, Trump y la actual primera ministra italiana, Giorgia Meloni, como efectos de la austeridad económica.

Dice: “Para que funcione el capitalismo, la mayoría de las personas debe estar desempoderada y precarizada, y depender del mercado. Eso es lo que hace la austeridad. Les quita recursos a los asalariados, que son la mayoría, y se los entrega a una minoría cuya riqueza proviene de patrimonios y rentas.”

Fighting austerity. Foto de MOD /Flickr. Creative Commons License.

Y añade: “Debemos dejar de idealizar el capitalismo como un sistema que puede reformarse y que posee la flexibilidad necesaria para incorporar nuestras necesidades, y darnos cuentas de que el capitalismo tiene límites rígidos. Es un sistema que solo crece y produce para generar ganancias, y eso requiere austeridad. No fueron solo recortes de gastos; fueron, en primer lugar, recortes de gastos sociales, impuestos regresivos. Entonces se produjo un incremento de los impuestos al consumo, como vemos todavía hoy en todo el mundo: más impuestos a las personas naturales y menos a los ricos y los grupos corporativos, o al patrimonio”.

Ese “pobretariado” (sin trabajo y asustado) prefiere la ley de la fuerza a la fuerza de la ley. Y esa política necrófila se ve beneficiada por las redes digitales, que tienden a aislar a las personas y a instigarlas a consumir, y que exacerban la violencia.

El adolescente de 16 años responsable de la masacre en una escuela de Aracruz (ES) en noviembre de 2022 le declaró a la policía que había aprendido en internet a usar las armas. Siete meses después, en Río, la empleada doméstica Isabella da Silva Oliveira, de 19 años, también admitió que aprendió en internet a manejar las armas para asesinar a su patrón, Lilson Braga, de 66 años.

Anti-austerity March. Foto de  Leo London /Flickr. Creative Commons License.

Esa cultura de odio y resentimiento, tan propagada por la extrema derecha, solo puede combatirse con políticas sociales que reduzcan la desigualdad social, condenen enérgicamente todo tipo de prejuicio y promuevan la educación política de las clases populares, incluida la descolonización del mensaje bíblico. PL

(Fotos: Pixabay)

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