Globo, Mundo, Reino Unido

Palestina e Israel: la historia que quieren ignorar

Los grandes medios han optado por omitir por completo la extensa hoja de lucha pacífica y de resistencia no violenta por parte del pueblo palestino.  Y Mientras tanto, se dramatizan y engrandecen los casos de actos violentos aún más si estos son para algunos “inexplicables y fortuitos”, como los horribles ataques de Hamas.

 

José R. Oro

 

El 7 de octubre de 2023 Hamás mató a 1.200 israelíes. Desde entonces, Israel ha matado una cantidad indeterminada, no menos de 19 mil palestinos, la mayoría de ellos civiles y más de un tercio niños, mediante campañas de bombardeos indiscriminados y otros ataques masivos, como castigo colectivo por crímenes que no cometieron.

Pero el conflicto palestino-israelí no comenzó ese día y la voluntad de los grupos armados palestinos de utilizar la violencia no es el único obstáculo para la paz. En el centro de esta tragedia intratable está la incapacidad de una potencia colonial y ocupante (y sus facilitadores) de aceptar el rechazo de un pueblo a su subyugación y su determinación de luchar contra ella.

Cualquiera que sea la forma que haya adoptado esta resistencia– e incluye una larga historia de no violencia y desobediencia civil, así como de lucha armada–, Israel ha respondido con un uso desproporcionado de la fuerza y sin tener en cuenta el costo humano.

Los medios de comunicación occidentales se han centrado con demasiada frecuencia en la lucha armada palestina, desde Septiembre Negro hasta la presencia armada de la OLP en el Líbano, los atentados suicidas de finales de los años 1990 y principios de los 2000, la Segunda Intifada y los más recientes ataques con misiles de Hamás contra Israel.

A menudo se ignora que, desde el principio, la resistencia no violenta ha sido la forma fundamental de la lucha de los palestinos por la libertad. Los medios pro capitalistas y pro sionistas los presentan a la opinión pública mundial (con mucho más énfasis en los EEUU.) como gente violenta y bestial, con la que negociaciones políticas y diplomáticas están excluidas y que, de todas maneras, no cumpliría lo acordado.  En 1972, el Consejo Nacional Palestino decidió que el lugar de la lucha por la autodeterminación palestina debería incluir Cisjordania y la Franja de Gaza. Al año siguiente surgió, en los territorios ocupados, el Frente Nacional Palestino (FNP), una organización incluyente, clandestina y autónoma.

Sus principales tareas incluían coordinar huelgas y manifestaciones no violentas en toda Cisjordania y la Franja de Gaza para protestar contra el dominio israelí y reafirmar las demandas palestinas de auto representación.

Israel respondió con demoliciones de casas, toques de queda, deportaciones y detenciones administrativas (encarcelamiento sin juicio ni cargos), formas de castigo colectivo que se convirtieron en características cotidianas de la ocupación militar. Después de ocupar Cisjordania y la Franja de Gaza en 1967, Israel prohibió cualquier símbolo abierto del nacionalismo palestino, incluidas banderas y mapas.

En 1976, las elecciones municipales en Cisjordania fueron ganadas por candidatos nacionalistas a la alcaldía, contra oponentes que habían sido seleccionados por la administración militar israelí. Los nuevos alcaldes establecieron el Comité Nacional de Orientación (CN)) en 1978, cuyos principales objetivos eran protestar contra los Acuerdos de Camp David entre Egipto e Israel, y  contra cualquier acuerdo sobre Palestina donde los palestinos no estuvieran representados.

Por su parte, Israel creó organismos que buscaban controlar a los palestinos en los territorios ocupados. En respuesta, los palestinos volvieron a exigir la autodeterminación. Una vez más, la protesta se expresó mediante huelgas y manifestaciones coordinadas y no violentas.

En unos pocos años, Israel prohibió el CON, arrestó o deportó a organizadores claves y puso bajo arresto domiciliario a la mayoría de los alcaldes nacionalistas que no habían deportado. En 1980, extremistas israelíes atacaron a los alcaldes de Ramallah y Nablus con coches bomba, hiriendo gravemente a ambos.

A principios de la década de 1980, todas las facciones de la Organización de Liberación de Palestina habían establecido estructuras de base en toda Cisjordania y la Franja de Gaza. Las organizaciones de voluntarios incluían sindicatos, grupos de estudiantes y grupos de mujeres. Israel atacó a los representantes de estas instituciones (colocando a muchos de ellos bajo “detención administrativa”) e  intimidó y humilló a de manera rutinaria a sus participantes.

Israel también atacó a los defensores palestinos de la resistencia no violenta. En 1983, por ejemplo, Mubarak Awad, a veces conocido como “el Gandhi palestino”, creó el Centro Palestino para el Estudio de la No Violencia. Escribió el plan de doce páginas para la resistencia pasiva en los territorios. En 1988, Israel deportó a Awad acusado de incitar a un levantamiento civil.

Cuando estalló la Primera Intifada en diciembre de 1987, la decisión colectiva de abstenerse del uso de la violencia (aparte del lanzamiento de piedras) fue estratégica. En las primeras semanas de agitación masiva coordinada y desobediencia civil, se organizó una serie de comités populares locales en toda Cisjordania y la Franja de Gaza que sustentarían y fortalecerían la Intifada.

Dicho comités eran responsables de varias tareas y de las actividades diarias de la Intifada: huelgas, manifestaciones, boicots de productos israelíes y el impago de impuestos.

En respuesta, el ejército israelí enfrentó a manifestantes desarmados con munición real, encarceló o deportó a los organizadores, impuso toques de queda, cortó el suministro de agua, electricidad y combustible, demolió casas, cerró escuelas durante meses y universidades durante tres años.

Cuando Israel y la OLP firmaron la Declaración de Principios que inició el Proceso de Oslo en septiembre de 1993, Israel había matado a más de mil 70 palestinos (casi todos desarmados) y encarcelado a más de 120 mil (según cifras de B’Tselem). Ninguna familia se libró del castigo colectivo. Durante la Intifada murieron 47 civiles israelíes.

En 2005, la sociedad civil palestina llamó a una campaña de boicot, desinversión y sanciones (BDS) contra Israel hasta que cumpliera con el derecho internacional y los principios universales de derechos humanos.

El movimiento no violento ha ganado un número considerable de seguidores internacionales. El parlamento israelí aprobó una ley draconiana en 2011 que castigaría a cualquier israelí que boicoteara cualquiera de sus instituciones o empresas económicas.

En marzo de 2018, los palestinos de la Franja de Gaza iniciaron la Gran Marcha del Retorno para exigir el fin del bloqueo israelí y el derecho de retorno de los refugiados. Las protestas fueron en gran medida no violentas, pero el ejército israelí ordenó que se disparara a cualquiera– incluidos manifestantes desarmados, transeúntes, periodistas y personal médico– que se acercara a unos cientos de metros de la barrera de separación entre Israel y Gaza. Según cifras de la ONU, hasta el 22 de marzo de 2019 Israel había matado a 195 palestinos (incluidos 41 niños) y herido a aproximadamente 29 mil personas.

Aunque rara vez aparecen en los titulares internacionales, la historia palestina está llena de episodios de resistencia no violenta a la ocupación militar de Israel. La respuesta de Israel ha sido habitualmente desproporcionada y la abrumadora mayoría de los heridos o muertos han estado de un lado, el lado que no importa a los gobiernos occidentales. Entre 2009 y septiembre de 2023, Israel mató a 6.407 palestinos e hirió a 152.560, frente a 308 israelíes ultimados y 6.307 heridos por palestinos (según cifras de la ONU). Durante 2021, las acciones provocadoras de Israel habrían pasado inadvertidas para la comunidad internacional si no fuera porque el pueblo palestino adoptó una postura colectiva, utilizando todas las formas de resistencia, desde Sheikh Jarrah, en Jerusalén Este, hasta Gaza.

Todo el episodio, que acabó desembocando en una guerra israelí contra Gaza en mayo, comenzó con un intento rutinario israelí de limpiar étnicamente a los palestinos de varios barrios de Jerusalén Este, como Sheikh Jarrah y Silwan.

La resistencia popular no violenta en Sheikh Jarrah se enfrentó a la extrema violencia israelí, en la que participaron colonos armados, la policía israelí y las fuerzas de ocupación, lo que provocó que al menos 178 manifestantes palestinos resultaran heridos el 7 de mayo. Los palestinos de todos los territorios ocupados comenzaron a movilizarse en solidaridad con sus hermanos de Al Quds (Jerusalén en árabe), lo que provocó otra devastadora guerra israelí contra la Franja de Gaza el 10 de mayo. La masacre del 2021 se saldó con la muerte de más de 250 palestinos, miles de heridos y una destrucción masiva. PL

(Fotos: Pixabay)

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