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Migrantes venezolanos, Covid y la verdad

Tras años de manipular el fenómeno de la crisis migratoria de venezolanos para atacar a la Revolución bolivariana y obtener beneficios financieros con este supuesto propósito, bastó el azote de la pandemia del nuevo coronavirus para que se desmoronara el engaño.

 

Yadira Cruz Valera

 

Apenas llegó la pandemia de Covid-19 a Latinoamérica, miles de venezolanos comenzaron a ingresar por las fronteras de Colombia y Brasil, hasta sobrepasar actualmente la cifra de 60 mil, según reportes oficiales. Desgarradores testimonios relatan quienes llegan, no sólo sobre la travesía sin dinero o recursos que deben enfrentar por miles de kilómetros hasta llegar a la frontera, sino además de cómo fueron tratados, expulsados de sus viviendas y trabajos.

Entre los casos más conocidos se encuentran el de dos jóvenes que casi a término de embarazo fueron sacadas de las casas por los arrendadores, la policía colombiana no les dejaba pasar y se vieron forzadas a atravesar trochas y campos hasta llegar a la frontera.

Una de ellas dio a luz con apenas siete meses, la otra contó a la prensa que ni siquiera sabía el tiempo de embarazo porque nunca le habían atendido.

Desde hace cerca de tres meses miles de connacionales regresan al país, a todos se les realiza de forma obligatoria la prueba rápida de despistaje por la Covid-19, dependiendo del resultado se les hace el PCR y si éste resulta positivo, la persona es atendida en el Centros de Diagnóstico Integral instalados exclusivamente ello.

Tras esos procesos de control los migrantes que retornan son llevados hasta sus casas y tratados de igual manera que cualquier ciudadano, aun cuando muchos de ellos son los mismos que antes renegaban de sus raíces y de su gente.

Más del 80% de los casos positivos de la enfermedad se presenta actualmente en quienes han regresado, en su mayoría de Colombia.

En las últimas semanas el Ejecutivo reiteró la alerta sobre la existencia de varios brotes en el territorio nacional, derivados -en gran medida- del contacto con individuos contagios que ingresaron de forma ilegal al país tras violar el cordón sanitario y de seguridad desplegado en las fronteras terrestres con Colombia y Brasil.

Ante esta situación, se crearon las Zonas Estratégicas de Defensa Integral Temporales Especiales, inicialmente en demarcaciones de los occidentales estados fronterizos de Zulia y Táchira, para garantizar una mayor contención en todos los pasos ilegales a fin de contrarrestar el paso de personas de forma irregular.

Aún en medio de tan complejo panorama epidemiológico, el Gobierno bolivariano continúa recibiendo a quienes deciden regresar huyendo de la xenofobia, el desempleo y las pésimas condiciones de vida, en su mayoría retornan con las esperanzas rotas en busca al menos de un apoyo familiar.

Más bien se inventan nuevas estratagemas, la más reciente fue denunciada por el canciller Jorge Arreaza cuando acusó a la Acnur de usar a los migrantes venezolanos para satisfacer los intereses de Estados Unidos y la Unión Europea.

Sin embargo poco o nada hablan de esta migración invertida las grandes transnacionales de la información, los organismos internacionales o los gobiernos que meses atrás manipulaban el tema con el fin, entre otros, de justificar una agresión armada contra Venezuela.

Lo cierto es que la “crisis migratoria” de los venezolanos se ha manejado entre mentiras, manipulaciones y engaños para una vez más silenciar la verdad y continuar la campaña de desprestigio contra esta nación suramericana.

Lo han hecho quienes quieren al presidente Nicolas Maduro fuera del poder.

Cifras exorbitantes de emigrantes, testimonios de ciudadanos que salían huyendo de la supuesta dictadura, show mediáticos, declaraciones de funcionarios que daban fe del caos del país, dinero para ayudar a los países receptores, eso y más, llenó durante los últimos años titulares en los grandes medios y así criticar, enjuiciar y desprestigiar a la Revolución bolivariana. La salida de miles de personas hacia otros países, de América Latina esencialmente, se convirtió en el caldo de cultivo de la prensa y funcionarios de algunos gobiernos de la región para arremeter contra el presidente Nicolás Maduro y su Ejecutivo.

Si bien es cierto que miles de personas salieron del país en busca de oportunidades económicas, todo estaba condicionado principalmente por la escasez generada por la política hostil de Washington, que impide a otras naciones vender insumos a Venezuela, mientras en contubernio con la derecha congela sus activos y expolia sus empresas en el exterior.

Pero esas no fueron las razones expuestas por los medios; ante la opinión pública todos “huían de la dictadura de Maduro”, a tal punto se manipuló el tema que muchos migrantes se sumaron al coro para obtener beneficios en los países en que se radicaban y emitían las más insólitas declaraciones sobre su nación de origen.

La situación no fue sólo aprovechada para desprestigiar y atacar al Gobierno bolivariano, sino además para solicitar ayuda internacional con el supuesto fin de responder a la crisis, tan sólo la Acnur y la OIM solicitaron 1.350 millones de dólares. Y Colombia, el mayor receptor, hasta el 14 de agosto de 2019 recibió 96 millones de dólares para programas de ayuda a los migrantes venezolanos.

Pero, desde mediados de ese mismo año, miles de connacionales regresaron a Venezuela y ningún testimonio habla de haber recibido algún apoyo o ayuda económica. (PL)

(Fotos: Pixabay)

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