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El momento de la posglobalización

Estamos en medio de un movimiento sísmico en la política internacional. La era de la globalización parece estar a punto de terminar.

 

Steve Latham

 

Las naciones de la tierra se están escondiendo tras paredes de hierro. Ahora que la cooperación planetaria es más que necesaria, es muy deficiente.

Las crisis gemelas del cambio climático y el Covid-19 están llamando la atención sobre nuestra necesidad de acción colectiva, para proteger a la misma raza humana.

Pero en este mismo momento, nuestros líderes y nosotros mismos nos retiramos a nuestros velos protectores, tapándonos los oídos con los dedos y cantando ‘La, la, la, la, la’.

Inicialmente, hubo llamadas de sirena asociadas ligeramente con la izquierda, aunque críticas con los nostrum ‘produccionistas’ heredados del desarrollo económico a cualquier precio.

Estas fueron las protestas a nivel mundial del milenio, en gran parte entre los jóvenes: los movimientos antiglobalización tal como Occupy y, más recientemente, Climate Extinction y Black Lives Matter.

Sin embargo, vemos una retórica reflejada en la derecha. Algunos pensadores como Alan de Benoit, por ejemplo, han popularizado la palabra francesa “mundialización”.

Black Lives Matter

Si bien su significado literal es idéntico al de “globalización”, su significado político es, no obstante, totalmente opuesto, a pesar de que despliega gran parte de la misma retórica anticapitalista.

Este discurso encarna una revalorización de lo particular, lo étnico y lo nacional, contra la tendencia a la nivelación a la baja que se percibe de la cultura capitalista fabricada en masa.

En este caso, en lugar de valorar la presencia de otras culturas en Europa, por ejemplo, esta adhesión es atacada como una ideología multicultural. La ‘multiculturalidad’ se ve como una imposición extranjera, que devalúa las culturas supuestamente indígenas, ‘blancas’ y nativistas de Europa; por lo tanto, es un arma lingüística de la extrema derecha racista.

La paradoja dialéctica es que ambas son igualmente expresiones de reacción contra las depredaciones del capitalismo internacional: contra las personas y contra el planeta, la economía y la ecología.

Lamentablemente, también se da el caso de que es la derecha la que ha demostrado tener más éxito en permitir que sus ideas filosóficas penetren en las instituciones políticas.

El papel de Steve Bannon en la elección del presidente Trump es un caso importante. Pero también lo es el dominio de los regímenes populistas en Europa, como en Hungría y Polonia.

De nuevo, la paradoja es que, tanto para la izquierda como para la derecha, la tentación de utilizar el poder político para defender su control autoritario parece irresistible, como en China, Cuba y Venezuela, por ejemplo.

Este vocabulario de antiglobalización/mundialización, que defiende las fronteras locales y nacionales, es intercambiable en ambos extremos políticos, ya que la amenaza a la democracia se extiende a nivel mundial.

Vemos esto de nuevo en la peregrinación de Frank Furedi de comunista revolucionario a apólogo neoconservador libertario.

Su nuevo libro, “Why borders matter: why humanity must relearn the art of drawing boundaries”, ha sido publicado casualmente durante la pandemia de Covid, de manera fortuita, para su publicidad de ventas.

Aunque Furedi defiende ampliamente la recuperación de fronteras y distinciones, tanto cultural como políticamente, esta última es muy relevante.

Su página web, Spiked-Online (sucesora de la revista Living Marxismo, aunque ahora a merced de la derecha radical), es de suma importancia a la hora de pedir controles de inmigración y distintivos ingleses nacionales.

¿Cómo construimos un nuevo internacionalismo para abordar las crisis actuales?

(Traducido por Iris María Gabás Blanco – Email: irisbg7@gmail.com) Fotos: Pixabay

 

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