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Se acerca el invierno Covid

“Se acerca el invierno”. Más que una referencia de moda a Juego de Tronos, es una observación, al menos en Europa, sobre cómo el cambio de estación puede afectar a nuestra experiencia con el coronavirus.

 

Steve Latham

 

Se espera que haya una ‘segunda ola’, o al menos la continuación de la primera. Esto podría provocar nuevos bloqueos, que podrían ser, si no nacionales, locales, como ya ha ocurrido.

Mi esposa y yo tuvimos que pensar muy bien, por ejemplo, el hecho de viajar hacia el norte para visitar a mis ancianos padres, ya que varias ciudades regionales respondieron al aumento de las infecciones imponiendo nuevas restricciones.

Nos hemos acostumbrado a reunirnos en el exterior: reuniones para tomar el café solo dos personas, pequeños picnics en los parques (cumpliendo siempre con las reglas de distanciamiento social).

Pero, ¿todavía querremos hacerlo cuando llegue el frío? No hemos experimentado la Covid con frío.

El confinamiento comenzó en primavera, coincidió en Gran Bretaña con una inusual ola de calor, y nuestro verano también ha sido extraordinariamente cálido. Es fácil salir fuera y relacionarse con la sociedad.

Por supuesto, no se trata solo de socializar. Las olas de frío suelen ocurrir al mismo tiempo que los problemas habituales de salud del invierno, como la gripe y los resfriados graves.

La tensión en el NHS sería enorme. Por ejemplo, debido a nuestros hemisferios planetarios, ya es invierno en el sur.

En Sudáfrica, por ejemplo, se ha informado de que los pacientes de Covid han estado en tiendas de campaña, en medio de temperaturas de congelación. ¿Tenemos mejores recursos para un repunte similar de los casos?

Pero, volviendo a las relaciones sociales: si la gente quiere hacer algo mal, encuentran una manera de hacerlo. Basta con ver el número de personas que asisten a raves ilegales: un triunfo de la voluntad humana, si no del sentido común.

Y recordemos cómo, fuera de los bloques de oficinas, cuando todavía los teníamos, los fumadores se congregaban en la nieve, apiñados juntos, usando solo sus chaquetas, por ese chute de nicotina.

Y, quizás algo más loable, durante la represión de la religión bajo la Unión Soviética, los cristianos solían reunirse durante el invierno, a medianoche, en medio de los bosques, solo para orar de forma libre.

Mi esposa considera que habrá un aumento en el mercado de la ropa de invierno, porque todavía no podremos tener varios huéspedes en nuestras casas; pero la gente todavía querrá reunirse, incluso en invierno.

Así como el mercado de la ropa de estar por casa aumentó durante el confinamiento: siempre hay novedosas oportunidades de hacer dinero para los visionarios. Pero mi hijo estará bien.

Cuando vivió en Canadá, compró un abrigo de invierno barato. Sorprendía lo ligero que era, sin embargo, lo mantuvo caliente con temperaturas bajo cero: y mucho más barato que Canada Goose.

En Occidente, nuestra percepción de la crisis, de los problemas, ha sido a muy corto plazo: algo temporal que hay que superar, que no socava nuestro estilo de vida habitual.

Slavoj Zizek acaba de escribir “The Will Not to Know” (“La voluntad de no saber”), una sorprendente pieza estoica sobre la necesidad de enfrentar la realidad.

Con la Covid-19 y el cambio climático estamos entrando en una nueva medida de tiempo, una nueva época. Es a largo plazo. Tenemos que reconocerlo y acostumbrarnos a ello.

(Traducido por Iris María Gabás Blanco – Email:  irisbg7@gmail.com) Fotos: Pixabay

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