Globo, Mundo, Reino Unido

La clave es buscar las causas del Covid-19

El mundo estudia y atiende los síntomas y manifestaciones del virus, pero no indaga en sus causas y naturaleza. El mundo se enfocó en la respuesta médica y en reiniciar la economía, pero si no se conocen las fuentes de esta crisis habrá más pandemias y más graves.

 

Cira Rodríguez César

 

Según datos del informe de Naciones Unidas, que parten de una búsqueda de infecciones emergentes en humanos entre 1934 e inicios de los 2000, hay una tendencia al alza cada vez mayor de ese tipo de dolencias.

El 75% de esas enfermedades tuvieron como fuente animales salvajes y llegaron a las personas usando como puentes animales domésticos, especialmente pollos, cerdos y otros tipos de ganado. Entre las más frecuentes se cita a la enfermedad de la vaca loca, la influenza aviar, el VIH-SIDA y la gripe española, que se originó probablemente en aves y usó como puente pollos y cerdos y mató más personas que la Primera Guerra Mundial.

Con esos referentes se afirma que el motor impulsor de la emergencia de esos padecimientos es el comportamiento humano, entre otros factores, por la alta demanda de proteína de origen animal: carne vacuna, huevos, peces, pollos.

Ante el desmedido consumo de esos productos hay un incremento de la ganadería a escala industrial, porque las pequeñas granjas no son suficientes para satisfacer las elevadas solicitudes del mercado.

Ello conduce a instalaciones con gran hacinamiento de animales de un mismo tipo genético y técnicas rápidas de crecimiento.

Sobre lo anterior, Delia Grace, epidemióloga y veterinaria, profesora del Instituto de Recursos Naturales de la Universidad de Greenwich en Londres, advierte que se está creando un hervidero de problemas, con animales hacinados y estresados, porque cuando están estresados en esas condiciones su sistema inmunológico se debilita. Además, en muchos países no son adecuadas ni suficientes las medidas de bioseguridad por estar en contacto con otros animales (roedores) o personas enfermas.

“Si hay un derrame de patógenos a humanos, el llamado spillover, puede crearse un problema alrededor del mundo”, precisa.

En su opinión lo que vive hoy la humanidad es una enorme presión en los ecosistemas, impulsada por el aumento en la población, con un indetenible incremento de industrias extractivas en sitios como la Amazonía y África central, y acompañada por otras construcciones como las carreteras.

Tales condiciones favorecen el movimiento, los contactos y la salida de animales silvestres y exóticos, que en muchos casos son para satisfacer las apetencias de minorías élites.

Por otro lado está el impacto del cambio climático, muy asociado a la expansión de enfermedades emergentes conocidas o no, y con cambios en sus patrones.

Sobre todo ello habla Delia Grace, autora principal del informe “Previniendo la próxima pandemia: las zoonosis y cómo romper la cadena de transmisión”, de la Organización de Naciones Unidas que analiza los factores que están causando la emergencia de enfermedades, cómo los gobiernos deben aplicar una estrategia clave y por qué, si no se adoptan medidas, la próxima pandemia podría presentarse peor que la actual.

Miembro del Instituto Internacional de Investigaciones Pecuarias, con sede en Kenia, Grace advierte sobre la necesidad de ampliar las investigaciones, sobre la base de tres décadas de estudio de las llamadas zoonosis, las enfermedades humanas que tienen origen en animales.

Considera que si bien hay una respuesta a la actual crisis epidemiológica generada por el SARS-Cov2, se ha limitado a tratar a los pacientes y suministrarles medicamentos para evitar complicaciones y curar la enfermedad.

También cree que las acciones se han encaminado a intentar rehabilitar al paciente para que vuelva a caminar y trabajar, pero si no se descubre de dónde viene el problema, los síntomas y el padecimiento pueden repetirse.

El ecólogo estadounidense Thomas Gillespie coincide con el criterio de que si no se atacan las causas de las pandemias, vendrán otras mucho más graves que la actual de la Covid-19.

Recuerda que la epidemia del SARS mató a cerca del 30% de las personas infectadas, pero no se transmitía fácilmente, a diferencia del SARS-Cov2 si se esparce fácilmente aunque en comparación no es tan letal. (PL)

(Fotos: Pixabay)

 

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