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Inmigrantes en tiempos de Covid: los inmigrantes no han sido protegidos

Llegó a Londres desde México hace 16 años y, como muchos inmigrantes, ha tenido que vivir la pandemia lejos de su tierra. Mabel Encinas, quien ya ha hablado sobre cómo le afectó el virus, ahora comparte sus pensamientos sobre el impacto que ha tenido el coronavirus en poblaciones minoritarias y vulnerables.

 

Mabel Encinas

Nathan Raia

 

Considera encontrarse entre los privilegiados porque todavía tiene un trabajo a tiempo completo (es profesora de Educación Primaria en la Universidad Metropolitana de Londres,  y da clases a nivel de licenciatura, maestría y doctorado) y puede hacerlo a distancia.

Sabe que no todas las personas corren con la misma suerte o viven en situación similar. De hecho, piensa que los inmigrantes se encuentran entre los grupos más vulnerables, no solo por el tipo de trabajos que realizan y que estuvieron en demanda durante la cuarentena.

Además, para ellos no hubo suficiente apoyo en cuanto a Equipos de Protección Personal (EPP). Por ejemplo, no solo aquellos que trabajan en el servicio de salud necesitan protección, sino también los que trabajan en supermercados o en limpieza o en cualquier otro trabajo requerido  durante la pandemia y que no contaba con la protección adecuada.

Por lo tanto, a ella le preocupa que esta pandemia esté afectando a las personas más vulnerables, aquellas que tienen condiciones médicas previas.

En su propia familia en México, por ejemplo, muchos de ellos vieron su salario reducido ya que, para evitar despidos debido a la falta de un programa de licencia, se les pagó la mitad de su sueldo para que no perdiesen sus trabajos.

Además, dos de sus sobrinas que viven en el extranjero tuvieron coronavirus y estuvieron muy enfermas. Las preocupaciones de Mabel fueron muchas, puesto que ellas tenían otras condiciones de salud, pero, por fortuna, se recuperaron y ahora están bien. Su sobrino también enfermó, aunque con síntomas leves.

De acuerdo con Mabel, las personas en primera línea, aquellos que tenían que utilizar el transporte público, sobre todo al principio, fueron de los más desprotegidos, especialmente cuando se rumoreaba que los tapabocas no eran útiles en absoluto.

Durante las horas punta era normal ver gente en el metro a solo diez centímetros de distancia entre sí, lo que facilitaba el contagio.

Es por todas estas razones que Mabel piensa que no se ha protegido a los inmigrantes. No obstante, otro factor que los ha puesto en riesgo es la pobreza. Hay informes como el análisis Marmot  y muchos otros, que han demostrado que las personas que viven en situaciones de pobreza y que han tenido una infancia difícil son más vulnerables, incluso siendo adultos, y su futuro les es arrebatado.

Es el caso de las personas que han llegado como refugiados o como inmigrantes por motivos económicos, a quienes se les menosprecia  en este país, pero que también tienen derechos, podrían ser más vulnerables en su estructura debido a lo que vivieron en el pasado, en su infancia.

Mabel, al haber estado tan preocupada por su propia familia, entiende los miedos que la pandemia ha traído a los inmigrantes. De hecho, como inmigrante, siempre tienes un pie en tu país de origen y otro en tu país de llegada, “porque ahora eres parte de dos países distintos, independientemente de tu estatus”. Además, cuando se tiene una combinación de pobreza con discriminación cultural, así como, por ejemplo, discriminación de género, estos factores afectan a las personas y, de acuerdo con Mabel, esta pandemia ha hecho que estas otras “pandemias” que tienen lugar en todo el mundo sean más visibles.

A pesar de todo, Mabel siempre encuentra un lado positivo, y tras hablar con miembros de la comunidad latinoamericana sobre sus experiencias durante la pandemia, a pesar de ser un reto, por ejemplo, les pareció muy agradable poder comer con sus hijos y pasar más tiempo con ellos, a pesar de que el trabajo pueda ser más desafiante.

También, lo bueno es que, por alguna razón, la gente tiene un poco más de tiempo para pensar. Como se sienta por horas frente al ordenador, de repente se le ocurren ideas: algo sobre lo cual ella quiere reflexionar o escribir, el principio de un nuevo poema.

Con el tiempo, ha reflexionado sobre el tipo de vida que queremos como sociedad y diversas aspiraciones, que muy a menudo se dejan de lado porque no tenemos tiempo para pensar en lo que realmente queremos.

En resumen, considera piensa que la rutina diaria que tenemos ahora es realmente muy difícil pero, al mismo tiempo, la que teníamos antes no es muy acogedora.

Cree que un equilibrio entre el trabajo y que la vida personal se ha fracturado en la sociedad. “¿Podemos encontrar algo que brinde a las personas una mejor calidad de vida?”.

(Traducido por Claudia Lillo Email: lillo@usal.es) – Fotos: Pixabay

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