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La gran desconexión

Warren Buffet, el gurú de las inversiones de Estados Unidos, aparentemente ha retirado todas sus inversiones en aerolíneas. Además, Virgin Atlantic de Richard Branson está retirando todos sus vuelos del aeropuerto de Gatwick.

 

Steve Latham

 

¿Qué augura esto para el futuro de los viajes aéreos? Si bien puede ser bueno para el cambio climático restringir a uno de los mayores contribuyentes, también plantea dilemas para nuestro mundo.

Un comentarista de televisión se preguntó si estaríamos dispuestos a entrar en un tubo de aluminio, durante varias horas, con reciclaje de aire, junto a otras personas, exhalando sus infecciones, sin antídoto ni vacuna. ¿Esto significará el final de los viajes aéreos baratos? A medida que las aerolíneas se adapten al distanciamiento social, el número de pasajeros por vuelo disminuirá inevitablemente; y también lo harán los costos.

A medida que nos acostumbremos a las videoconferencias en línea para el trabajo, también habrá menos necesidad de que los ejecutivos vuelen por todo el mundo para reunirse.

Además, disminuirá la popularidad de la industria de vacaciones masivas, sin mencionar la inmigración a largo plazo.

En el siglo diecinueve, su se emigraba, usted estaba esencialmente despidiéndose de toda su familia y amigos.

A finales del siglo XX, se hizo posible viajar de ida y vuelta, cada año o dos, para que pudiéramos mantener nuestra conexión con el “volver a casa”. Pero esto ya no es posible.

¿Elegirán los inmigrantes regresar a “su hogar”, donde las instalaciones de empleo o salud pueden ser peores, pero los lazos familiares son fuertes, o permanecer en los países occidentales por el bien de sus hijos? La composición étnica de nuestras grandes ciudades puede cambiar como resultado, ya que menos personas pueden viajar, debido a la cuarentena y a otras restricciones de protección por la salud.

Ciertamente, la predicción de John Kasarda y Greg Lindsay, en su libro de 2012 “Aerotropolis”, de un planeta en red basado en ciudades centrales de aeropuertos, está siendo refutada rápidamente.

Dentro de los países, también la viabilidad de las grandes ciudades puede estar en juego. Para protegerse contra las infecciones se puede reducir el trabajo en grandes oficinas, ya que las personas se han acostumbrado a trabajar en casa.

Pero entonces, hay un efecto colateral, ya que los restaurantes y cafés, que sirven a estos empleados de oficina, probablemente se volverán económicamente insolventes.

¿Quizás esto signifique el fin de la cultura de cafés al aire libre al estilo continental, a la que Gran Bretaña se ha acostumbrado?

Aquí, el Covid-19 puede estar simplemente acelerando, o acentuando, una tendencia que ya está en proceso: el mudarse de las ciudades a los pueblos más pequeños.

Los millennials llevan mucho tiempo mudándose de Londres a lugares como Margate, Folkestone o Broadstairs; construyendo mini réplicas de cafeterías o panaderías artesanales que fueron pioneras en Hackney.

La tendencia se refleja en la forma en que las personas mayores venden sus casas en Londres -compradas a bajo precio cuando se establecieron aquí-, obtienen ganancias y compran en algún lugar del país que sea más llevadero.

Mientras tanto, durante el encierro, con humanos fuera de las calles, hemos visto a la vida silvestre volver a ocupar los centros urbanos: cabras salvajes en Gales y jabalíes en Francia.

Es un ejemplo de lo que el geógrafo urbano, Edward Soja, identificó de manera premonitoria, por otras razones, como la “exurbanización” de la Post-Metrópolis, en su libro homónimo.

La única certeza es la incertidumbre, ya que los futurólogos pronostican sobre la que alguna vez fuera nuestra estable cultura global.

(Traducido por Mónica del Pilar Uribe Marín)Fotos: Pixabay

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