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Cecile Allegra (II): Viólenlos todos

“Cuando violas a los hombres, eliminas a la clase política”. Lo que está ocurriendo en Libia es probablemente uno de los peores crímenes contra la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial. Sus anteriores películas, apenas conocidas en el mundo anglosajón, exponen la hipocresía de la Europa fortaleza, desesperada por frenar la inmigración y ocultar la verdadera situación.

«Under the Skin». Foto de Cecile Allegra y Delphine Deloget.

Graham Douglas

Sus dos películas anteriores tratan sobre la creciente “industria” del tráfico de personas que se trasladó del desierto del Sinaí “Under the skin”, 2014) a Libia, donde comenzó antes de la caída de Gadafi en 2013. Sólo en los campos del Sinaí han muerto 12.000 personas.

Cecile cambió el título de su película sobre Libia –“Libya unspeakable crime (Libia crimen incalificable)- porque le pareció “indulgente”. “Rape them all”, es la orden que dan los torturadores cuando cometen el crimen, es bárbara, es violenta, es exactamente lo que es este crimen nunca investigado: un agujero negro”.

En “Rape them all” los testigos cuentan que los presos que hacen cola para comer son obligados a penetrarse uno tras otro, sobre un trozo de madera, fijado a una pared. Se les dice: “queremos ver sangre, o no comeréis”.

Las heridas requieren cirugía, las enfermedades se transmiten. La mayoría de las víctimas son jóvenes africanos, sin intención de venir a Europa, que fueron secuestrados por los traficantes como “mercancía” valiosa para vender.

«Under the Skin». Foto de Cecile Allegra y Delphine Deloget.

Los activistas con sede en Túnez recogen los testimonios de los supervivientes de la tortura y realizan un arriesgado viaje a Libia.

Van acompañados por Celine Bardet, abogada internacional, que trabajó en las violaciones masivas de Bosnia.

Cecile habla con The Prisma sobre las cuestiones que se plantean en estas películas sobre el tráfico de inmigrantes: la implacable cortina de silencio que se mantiene y los fallos del periodismo.

Los torturadores se apoyan en la cultura de la vergüenza. Fátima dijo: “Para nosotros no es como para los occidentales”

El silencio es clave para cometer violaciones masivas. Hay movimientos para el cambio dentro de la cultura, pero esta es una situación de guerra.

Si los líderes occidentales no abordan la violación utilizada como arma de guerra, no podrán construir un proceso de paz.

Túnez tiene un gran problema con la violación sistemática de presos políticos en las cárceles, que han abordado a través de la Comisión de la Verdad y la Dignidad.

Las violaciones masivas son una herramienta para los que están en el poder. Fue utilizada por los italianos cuando colonizaron Libia en 1911. En el momento en que se estrenó la película, recibimos llamadas del Líbano, diciendo que ocurrió en los campos de Sabra y Shatila en 1982, pero nadie habló de ello.

Samir ©Cinétévé. Foto de Thomas Bremond. Libia

Cuando se viola a los hombres, se elimina la clase política, porque quien es violado sabe quién lo hizo, y siempre tendrá miedo de ser expuesto: un hombre que ha sido violado se convierte en un “subhombre”.

¿Obligar a los presos negros a violar a los árabes humilla a ambos grupos étnicos?

Es un uso muy específico de la violación física más allá de la violación con instrumentos. Es un “valor añadido humillante”, que contribuye a aniquilar el “honor” de un hombre.

“Libia no es sólo un pozo de petróleo, somos personas”, ¿cómo ven las víctimas a los gobiernos occidentales?

Como enemigos. Constantemente me decían algo que debería hacernos reflexionar: “Imagina que vives en un país atravesado por drones, invadido por 20.000 turcos, mercenarios sirios y fuerzas especiales de todo el mundo… ¿crees que podemos lograr un proceso de paz en estas condiciones?”

¿Qué eficacia tiene la CPI?

Es más probable que estos casos extremadamente delicados sean llevados por pequeñas ONG con abogados internacionales que trabajen gratuitamente. Ningún país occidental tiene un interés real en abordar este crimen.

«Under the Skin». Foto de Cecile Allegra y Delphine Deloget.

Y es difícil de clasificar como Crimen contra la Humanidad: tiene nuevos elementos.

Los migrantes proceden de diversos países, los secuestradores y traficantes de otros países, los torturadores incluyen a los trabajadores por cuenta propia del desierto.

¿Un fracaso de las organizaciones internacionales?

Absolutamente.

Somos cómplices de un crimen masivo, que envía a miles de jóvenes inocentes de toda África a lugares donde encuentran la muerte. No se les puede llamar migrantes, son supervivientes de los derechos humanos.

El racismo afecta a miles de tawarga en Libia, descendientes de esclavos. ¿Han ayudado sus películas?

Los tawarga no eran conscientes de que formaban parte de un problema de racismo global. Probablemente, hay una intención de erradicar a los tawargas de Libia, pero nadie investiga. A raíz de esta película, algunos de ellos consiguieron protección de organizaciones internacionales.

“Under the skin”muestra cómo se trata a los inmigrantes como mercancía con la que se comercia. Este “comerciante” habla de las “buenas inversiones” que hizo comprando tiendas y hoteles, mientras dice que no tiene otra opción. ¿Cómo consiguió entrevistarlo?

Tardamos meses en ponernos en contacto con este jefe de traficantes.

Tunis Hosni Lahmar ©Cinétévé. Foto de Thomas Bremond. Libia.

Estaba claro que no era el único implicado. Los jóvenes que huían de Eritrea le eran vendidos directamente por los policías eritreos.

Dijo que el gobierno francés no interferiría porque había una venta de aviones Rafale en marcha.

Estaba muy bien informado y era perfectamente consciente de que formaba parte del problema global.

Se presentaron pruebas ante la ONU de que algunos dignatarios eritreos estaban vendiendo a su gente directamente a los traficantes. Si esto se demuestra, sería el primer caso de subcontratación de un sistema de represión a otro país.

¿Se tortura a la gente mientras su familia habla por teléfono móvil, para presionarla a pagar?

Es simplemente un negocio. En el Sinaí, el traficante me dijo claramente: “Para que dos familias paguen, tengo que matar a una persona… una de cada tres tiene que morir o no recuperaré mi dinero”.

Como el tráfico de esclavos en los siglos XVII o XIX…

Este es un momento histórico importante, en el que se revisa nuestra historia colonial, pero acabamos de rebautizar la esclavitud: el tráfico se ha transferido a grupos privados y a milicias, que siempre trabajan en función de los intereses económicos de los países europeos o africanos.

Tripoli Ali II ©Cinétévé. Foto de Thomas Bremond. Libia

Llamamos «mafias» a los traficantes, pero armamos a los guardacostas libios para que devuelvan a esos migrantes y así poder apoyar al que tiene el control del petróleo. Hay 20.000 mercenarios en Libia, y una enorme variedad de fuerzas especiales. Me encontré con coreanos, no bajo el control de la ONU, fuerzas especiales, caminando abiertamente. Libia ha sido invadida por potencias extranjeras, pero no para ayudar a los cientos de miles de personas traficadas y encarceladas allí por las milicias.

Esos jóvenes, como se vio en “Songs for the living” (Canciones para los vivos), siempre se preguntan: «¿Por qué me hicieron esto?». La mayoría de ellos nunca decidieron a dónde querían ir, a cualquier lugar para escapar de las condiciones de su propio país. Y luego son secuestrados y deportados.

Los medios de comunicación han fallado…

He sido periodista durante mucho tiempo, soy cineasta, ahora soy militante de los derechos humanos. ¿Por qué? Porque los medios de comunicación no son lo suficientemente poderosos para este tipo de historias. Nadie quiere escuchar. Hemos entrado en una era en la que los medios de comunicación están más cerca que nunca de las instituciones judiciales. Si consigues entrar en Libia, y sales con pruebas, puedes ser enviado a La Haya. Cuando ves un campo de concentración no puedes decir simplemente: «He ido allí y he hecho mi trabajo».

«Under the Skin». Foto de Cecile Allegra y Delphine Deloget.

He hecho cosas peligrosas y desafiantes, pero no tuvieron ninguna repercusión, así que no puede venir de mí, sólo puedo ser el vehículo.

¿Cómo llegó a Libia?

No puedo responder sin poner en peligro la vida de las personas que me ayudaron. Se necesita mucho tiempo para establecer los contactos y, por suerte, no formo parte de la industria de la información, así que puedo esperar durante meses. Libia fue lo más difícil que he hecho, me llevó tres años y me arruinó.

Los que hacían los arreglos me colgaban el teléfono cuando entendían lo que realmente buscaba. Hablaban de violaciones cometidas por libios a migrantes, pero no cuando las víctimas eran también libias.

Yo había estado en muchas zonas de guerra, y siempre se necesitan psicoterapeutas. Así que pensé en hablar de sus traumas psicológicos. La sofrología es una técnica de respiración que permite dormir mejor y reduce otros síntomas del TEPT. Traduje un breve libro sobre ella al árabe y lo envié a Libia, y obtuve una respuesta inmediata. Los hombres venían y sabían que iban a hablar.

(Traducido por Monica del Pilar Uribe Marín) – Fotos autorizadas por la entrevistada para su publicación en The Prisma

Lea también Parte 1: Controles migratorios de la UE: Complicidad en crimen contra la humanidad

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