Globo, Latinoamerica, Reino Unido

América Latina en un mundo post-Covid: El trabajo durante la pandemia

Mientras evaluamos lo que se necesita para construir una América Latina más rica después de la pandemia, nuestra serie continúa centrándose en el mundo del trabajo. Los cierres más largos y duros del mundo en las primeras oleadas destruyeron los medios de vida. Los trabajadores informales fueron los más afectados, mientras que el aumento de la economía colaborativa está planteando nuevos desafíos que deberán ser abordados una vez que la pandemia haya terminado. 

 

Bolivia. Foto de Patricio Crooker World Bank / Flickr.  Creative Commons License.

Nicolas Forsans*

 

El continente siempre ha sido muy vulnerable a los choques externos. A lo largo del siglo XX, América Latina no logró industrializarse en etapas de fabricación que permitieran aumentar la productividad.

En su lugar, la región siguió una senda de desarrollo basada en la extracción de recursos naturales para los mercados de exportación, lo que la hizo muy dependiente de los precios de las materias primas y de la demanda de turismo. El fin del auge de las materias primas en 2013 supuso un crecimiento económico mucho más lento, con una media del 2,1%, justo por encima de la tasa de crecimiento de la población.

Así, tras años de progreso económico y social, el nivel de vida se estancó. En lugar de cerrar la brecha con el mundo occidental, la región estaba retrocediendo más. Y fue entonces cuando el Covid llegó, deprimiendo aún más los precios de los productos básicos y suprimiendo la demanda de turismo.

Trabajadores informales, los más afectados

Las medidas de contención del virus, como los cierres, tuvieron un impacto sustancial en los ingresos, especialmente en la economía informal, donde los ingresos se redujeron hasta un 80% y la pobreza aumentó un 50%.

Foto de Galo Naranjo / Flickr. Creative Commons License.

La incidencia de la informalidad es una característica antigua y preocupante de todas las economías latinoamericanas, que afecta a 140 millones de trabajadores en la región, uno de cada dos.

La economía informal se refiere a «toda actividad económica realizada por trabajadores o unidades económicas que, en la ley o en la práctica, no están cubiertos o están insuficientemente cubiertos por acuerdos formales».

La economía informal atrae a los trabajadores de las zonas con alto crecimiento demográfico o donde el sector formal no puede ofrecer suficientes oportunidades de empleo. La excesiva regulación, la corrupción y la escasa capacidad de las instituciones para ofrecer educación, formación e infraestructuras fomentan el trabajo informal.

La informalidad está muy extendida entre las mujeres jóvenes, los negros y los trabajadores jóvenes que viven en la pobreza, con una relación negativa entre los niveles de educación y la informalidad: el 67% de los trabajadores con educación primaria trabajan en el sector informal, pero esa proporción se reduce al 39% de los que tienen educación secundaria y al 25% para la educación terciaria.

La informalidad también está muy extendida en la agricultura (donde el 80% del empleo es informal) y los servicios (aproximadamente uno de cada dos empleos), en las pequeñas empresas con menos de 5 empleados y en las zonas con altos niveles de desempleo y pobreza.

Para la mayoría de los trabajadores informales, el trabajo informal es una estrategia de supervivencia. No está sujeto a impuestos, ni está cubierto por la legislación laboral o la protección social y genera niveles de ingresos más bajos en relación con el trabajo formal.

A pesar de trabajar más horas, los trabajadores en condiciones informales reciben una remuneración media que equivale a la mitad de la que reciben los que tienen sus derechos asegurados.

El Labor Observatory of Latin America señala que la informalidad, la pobreza y la exclusión social «se retroalimentan en un círculo vicioso de desigualdad y privación».  Los trabajos informales no pueden realizarse desde casa, especialmente en las zonas urbanas, por lo que, por su propia naturaleza, la informalidad deja a los trabajadores extremadamente vulnerables a los choques externos, como una pandemia.

Con redes de seguridad insuficientes o inexistentes para los trabajadores informales, las pérdidas de ingresos pueden conducir rápidamente a la pobreza, creando poderosos incentivos para romper los bloqueos y priorizar la supervivencia económica sobre la salud. Las trabajadoras domésticas, así como los trabajadores migrantes, son especialmente vulnerables.

En su Panorama Laboral 2021, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) constató que esta pandemia había sido mucho más perversa para los trabajadores informales que cualquier otra crisis anterior de la que haya sido testigo América Latina en las últimas tres décadas.

Foto de Pedro Szekely / Flickr. Creative Commons License.

Esto se debe a que, cuando el Covid golpeó, tanto el empleo formal como el informal experimentaron «contracciones muy fuertes», pero inusualmente es el sector informal el que se llevó la peor parte. En Argentina, México y Paraguay, el 75% de los puestos de trabajo perdidos en 2020 se produjo en el sector informal, el 70% en Costa Rica y Perú y el 50% en Brasil. Los cierres y las prohibiciones de movilidad asociadas provocaron una disminución de la informalidad en 2020 con respecto al año anterior: -10,7% en Argentina, -8,1% en Perú.

La OIT/OLI estima que el 80% de los trabajadores domésticos en América Latina trabajan de manera informal, y alrededor del 20% de ellos perdieron sus medios de vida en los primeros nueve meses de 2020.

El mayor nivel de trabajo informal en los sectores de la economía que no se consideran «esenciales» y que, por tanto, no pueden funcionar durante los paros, ayuda a explicar por qué los empleos informales se contrajeron más que los formales. También es más fácil poner fin a las relaciones salariales informales cuando las empresas no pueden funcionar durante períodos prolongados.

Nuevos retos

Por otro lado, esta pandemia ha intensificado las tendencias hacia una mayor digitalización, generando tanto nuevas oportunidades como desafíos en los mercados laborales de la región.

Las nuevas tecnologías han facilitado el «trabajo desde casa», permitiendo a las empresas seguir operando durante los paros y a los trabajadores más formados de la región (predominantemente blancos) mantener su empleo, salvaguardando sus ingresos.

Pero como las actividades de reparto se consideraban esenciales y contribuían a evitar la propagación del virus, los trabajadores de las plataformas digitales no sólo siguieron operando, sino que vieron aumentar la demanda de sus servicios. Este tipo de trabajo fue para muchos una alternativa al desempleo y a la consecuente pérdida de ingresos, como lo demuestra el caso de los migrantes venezolanos en Colombia que se volcaron a la economía gig a pesar de tener más probabilidades de poseer títulos universitarios que la mano de obra del país receptor: con una tasa de desempleo en Colombia que alcanzará el 16% en 2020, las oportunidades de empleo para todos los trabajadores tienden a ser escasas.

Pero estas plataformas plantean numerosos retos dado que la descripción del trabajo, la seguridad de los ingresos y las condiciones laborales son establecidas unilateralmente por dichas plataformas.

No se proporciona protección social ni otras prestaciones, ya que este tipo de trabajo se realiza fuera del ámbito de la legislación laboral vigente.

La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia y la vulnerabilidad en la que se encuentran muchos trabajadores de plataformas.

La construcción de un continente más próspero que ofrezca oportunidades para todos requerirá una regulación adecuada de las plataformas digitales para garantizar que tanto los viejos como los nuevos tipos de relaciones laborales respeten los derechos fundamentales en el trabajo.

* Nicolás Forsans: Profesor de Gestión y Director del MBA en la Universidad de Essex, Reino Unido. Codirector del Centre for Latin American & Caribbean Studies y miembro de numerosas sociedades y grupos de reflexión latinoamericanos, Nicolás investiga los retos económicos y sociales de la región en general, y de Colombia en particular.

(Traducido por Mónica del Pilar Uribe Marin)Fotos: Pixabay

La Serie:

América Latina en un mundo post-Covid: Evaluando los daños de la pandemia.

América Latina en un mundo post-Covid: Daños económicos, un cuadro deprimente.

América Latina en un mundo post-Covid: El trabajo durante la pandemia.

América Latina en un mundo post-Covid: El costo de las desigualdades.

Share it / Compartir:

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*