A pesar de su edad, Lula (74) es ídolo de la juventud y se espera que reciba el voto de más del 60% de ese grupo. Esa posición de privilegio está dada por ser el portador de la esperanza, porque los jóvenes creen en su palabra, como en otras latitudes la juventud cree en Pepe Mujica, una década mayor que Lula, pero tan joven como él.
La juventud apoya a Lula, mientras que para la mayoría Bolsonaro no es solo reaccionario, totalitario e intolerante, una persona aferrada a formas anacrónicas de vida y conducta. Tienen razón, es al igual que Trump, un intento de “regresivismo” en la Historia.
Para los jóvenes el actual gobierno de Brasil representa un presente y un futuro sin perspectivas. Están conscientes de su poder en las elecciones de octubre, pues además de solidez y reciedumbre electoral, poseen la capacidad de influir políticamente en su entorno, en las demás generaciones.
Muchos analistas calculan que los jóvenes pueden tener un peso importante en el sufragio de este 2022 y sus resultados, a medida que tratan de imprimir su presencia en las redes sociales y en el contexto de amigos y familiares.
A lo anterior se une que, desde diferentes sectores de la sociedad, se estimula al público adolescente a obtener el título de elector, mediante el uso del derecho ciudadano a votar. Esto es importante, teniendo en cuenta que los jóvenes pueden ejercer esa prerrogativa en comicios nacionales a partir de los 16 años, una disposición prevista en la Constitución de 1988, que inscribió el voto obligatorio a partir de los 18.
Insatisfechos con el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, los jóvenes prometen acudir a las urnas en octubre como nunca aconteció en la historia de Brasil, para ser protagonistas de las elecciones.
Pese a los intentos por colocar en el tablero electoral una llamada tercera vía de candidatos, la elección está claramente polarizada: o triunfa Lula o triunfa el fascismo corporizado en Bolsonaro.
Las encuestas corroboran cada vez más tal centralización entre dos actitudes políticas de extremos ideológicos, con poco espacio para una tercera propuesta. El expresidente Lula da Silva exhibe más del 45% de la preferencia, seguido de Bolsonaro, quien rebasa bastante el 30%.
Los partidos políticos, artistas, influencers y movimientos populares realizaron acciones para alentar a los jóvenes a obtener el título de elector y que pudieran votar por primera vez, mediante campañas como “mi primer voto para quitar a Bolsonaro”.
La jurista Allanis Dimitria de Oliveira insiste en que “la juventud brasileña siente los efectos de las crisis económica, social, política, ambiental y sanitaria, agravada aún más en el Gobierno de Bolsonaro”.
Todos son conscientes de que en los últimos cuatro años ha habido un empeoramiento en las condiciones de vida por la aplicación de “una agenda política ultra neoliberal, conservadora y neofascista que atraviesa nuestras vidas. ¡Sobrevivir es cada vez más difícil! Somos una generación sin perspectiva”.
La frase de orden entre los jóvenes es “¡Fora Bolsonaro!” y por lo menos el 67% de los jóvenes desaprueba la actual administración. En las próximas elecciones el voto joven puede ser el decisivo. PL
(Fotos: Pixabay y PxHere)