Desde la llegada a la Casa Blanca en enero de 2021, el actual presidente Joe Biden, impulsó, salvo ligeros ajustes, una política respecto a la isla similar a la de su antecesor Donald Trump y mantuvo invariables las 243 medidas impuestas bajo esa administración.
Danay Galletti
Entre las medidas dispuestas por el gobierno de Trump está la obligación para los cubanos de viajar a Guyana y otros países para la realización de trámites migratorios.
Tal determinación supuso un obstáculo para el traslado legal, seguro y ordenado, sumado a otras disposiciones como la Ley de Ajuste Cubano, que permite a los ciudadanos de la isla, presentes físicamente en Estados Unidos durante al menos un año, recibir la residencia permanente. Así lo entiende el historiador y profesor titular de la Universidad de la Habana, Hassan Pérez Casabona, quien afirma que dicho mecanismo “alienta la migración irregular y desordenada y el tráfico de personas, con un costo significativo de vidas. También, tiene un carácter criminal porque estimula, basado en el reencuentro de las familias, procesos migratorios que no están estipulados y defendidos de manera internacional”, indicó.
Desde el 4 de enero, la embajada estadounidense retomará el procesamiento completo de visas, con la inclusión de familiar inmediato, preferencia familiar, diversidad y visa de prometido; lo cual significaría un aumento de las personas beneficiadas.
De acuerdo con cifras oficiales, en los últimos cinco años, la embajada sólo tramitó alrededor de cuatro mil visas. Ello significa que la Casa Blanca no ha cumplido con los acuerdos migratorios suscritos con Cuba en 1994 y 1995.
En ellos se establece el compromiso de otorgar un mínimo de 20 mil visas anuales a cubanos que deseen viajar a Estados Unidos y la celebración de rondas semestrales de conversaciones para comprobar su cumplimiento.
Relaciones y acciones
Los acuerdos y memorandos firmados durante el último mandato de Barack Obama (2013-2017), permitían un entendimiento diplomático respetuoso y civilizado e involucraron a sectores de la ciencia, medio ambiente y cultura.
“Ello fue el principio de un camino que pudo ser más amplio, de no producirse el proceso de reversión y estancamiento que llegó durante la presidencia de Trump y continúa actualmente”, añade Pérez Casabona.
A su juicio, luego de las elecciones de medio término en Estados Unidos para la renovación de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 del Senado, durante esta recta final de su mandato, Biden puede retomar algunas de las acciones prometidas durante su campaña electoral.
El especialista valora el enorme potencial entre Washington y La Habana respecto a los campos académico, cultural, científico y deportivo, más allá de diferencias ideológicas y posturas contrapuestas sobre conceptos como democracia, participación popular y el carácter socialista de la Revolución Cubana.
No obstante, lo cierto es que en muy pocas ocasiones Joe Biden asumió una política propia. Por el contrario, su manera de actuar, caracterizada por la inmovilidad, contrasta con sus propias promesas de campaña, alusivas al impulso de nexos semejantes a los emprendidos por Obama.
Agenda exterior hacia la isla
En diálogo con Prensa Latina, el profesor titular e investigador del Centro de Investigaciones de la Economía Internacional de la Universidad de La Habana, Luis René Fernández Tabío, aseguró que “esa fue una de las decisiones que tiene mayor impacto en la familia, lazos bilaterales e intercambios pueblo a pueblo”. Fernández mencionó otras medidas como el restablecimiento de los vuelos a otras provincias cubanas, eliminados en 2019 y que desde agosto de 2020 solo incluían a La Habana.
Pero a su juicio Biden, en casi dos años de mandato, no ha tocado los instrumentos más sensibles y de alto impacto sobre la realidad cubana, entre ellos, las remesas. Tampoco cambiaron los mecanismos de la guerra económica.
Además, Cuba continúa en la lista de países patrocinadores del terrorismo (la incluyeron de nuevo en enero de 2021), lo cual desconoce los 19 convenios internacionales suscritos por La Habana sobre el enfrentamiento al terrorismo.
Pese a que el pasado mayo Washington comunicó una serie de iniciativas aparentemente dirigidas a revertir las acciones punitivas de Trump, en el caso de las remesas, por ejemplo, aún no existe un soporte práctico para restablecer su envío, tampoco hay nexos interbancarios y persisten las sanciones a la corporación cubana Fincimex.
Todo ello tuvo lugar en el contexto de una crisis económica nacional y mundial, pandemia Covid-19, incremento de los precios; diversos accidentes; el paso del huracán Ian en el pasado mes de septiembre y la persecución constante en las esferas de transporte, transferencias y adquisición de insumos.
En lo referente al bloqueo, Pérez Casabona se refirió a la votación de la resolución contra el bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto por Estados Unidos, presentada por Cuba en la Asamblea General de las Naciones Unidas, los días 2 y 3 de noviembre.
Por trigésima ocasión, el mundo reclamó el fin de ese cerco, en esta oportunidad, con 185 votos a favor, dos abstenciones- Ucrania y Brasil- y dos votos en contra, Estados Unidos e Israel.
A juicio del analista, los representantes de los estados participantes en el debate denunciaron de manera contundente esa política “criminal, genocida y que impide el desarrollo estratégico del país; pues no solamente nos priva de alimentos y medicinas, también resulta una espada de Damocles que incide en la cotidianidad de cada uno de nosotros”.
(Fotos: Pixabay)